La salud mental de dos tercios de las enfermeras navarras está afectada tras su trabajo durante la pandemia de COVID-19 y un tercio muestra síntomas moderados o graves. Estos datos se desprenden del proyecto Mental-PRO-covid, realizado por un equipo multidisciplinar liderado por Cristina García-Vivar, profesora del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Pública de Navarra (UPNA). El estudio, que ha contado con la colaboración del Colegio Oficial de Enfermería de Navarra, ha sido subvencionado por el Departamento de Salud del Gobierno de Navarra en la convocatoria de proyectos de investigación en Ciencias de la Salud relacionados con la pandemia producida por el virus SASRS-COV-2 en el año 2020.
Como ya han puesto de manifiesto otros análisis, las enfermeras son, dentro de los profesionales sanitarios, uno de los colectivos cuya salud mental ha sufrido mayor impacto durante la pandemia. En concreto, este estudio revela que “un porcentaje elevado de enfermeras navarras presenta niveles preocupantes de depresión, ansiedad, insomnio y estrés postraumático, un trastorno que sufren las personas que han vivido un episodio traumático en su vida”. Esta mayor afectación puede deberse, indica la investigación, “a las características del trabajo de las enfermeras que, en comparación al de otros profesionales, se basa en mayor medida en el contacto directo y estrecho con el paciente y su familia”.
Mayor riesgo en unidades COVID y centros sociosanitarios
El estudio destaca que la primera línea de atención que desempeñan las enfermeras contribuye a convertirse en un factor de riesgo para el desarrollo de problemas de salud mental. Además, trabajar en dos ámbitos concretos incrementa significativamente ese riesgo: unidades de hospitalización de pacientes con COVID-19 y residencias geriátricas. De hecho, los resultados apuntan que las enfermeras que han ejercido durante la pandemia en este tipo de unidades tienen más probabilidades de presentar peores resultados de salud mental que sus compañeras de otros servicios.
En el estudio, titulado “Mental-PRO-covid: Impacto salud mental de las enfermeras durante la pandemia de COVID-19 en Navarra: un estudio transversal”, han tomado parte junto a Cristina García-Vivar, investigadora principal, otras tres enfermeras profesoras e investigadoras del grupo Inno-CARE de la UPNA y del Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra (IdisNA): Leticia San Martín, Paula Escalada y Nelia Soto, así como Irati Rodríguez, investigadora colaboradora que ejerce como enfermera actualmente en el Tanner Health System de Carrollton (Georgia, EEUU). Igualmente, en el proyecto han participado Ana Aríztegui, jefa del Servicio de Cuidados Asistenciales y Atención Domiciliaria de Atención Primaria; Marta Ferraz, jefa de la Unidad de Enfermería de Formación Continuada, Docencia e Investigación del Hospital Universitario de Navarra; Uxua Lazkanotegi, directora de Enfermería en los centros de Padre Menni de Pamplona y Elizondo; Isabel San Martín, enfermera de Atención Primaria; y Manuel Martín y Paula Muñoz, director médico y psicóloga de la Clínica Psiquiátrica Padre Menni, respectivamente.
Sobrecarga laboral y falta de recursos, factores condicionantes
Para llevar a cabo el estudio, en abril y mayo de 2021, se envió a través del Colegio de Enfermería un cuestionario a los 5.700 enfermeros y enfermeras colegiados en Navarra, tanto del sector público como privado, de los que 800 finalmente fueron incluidos en el proyecto. En este sentido, el equipo investigador quiere agradecer la respuesta de las enfermeras de Navarra con su participación en el estudio “en momentos tan difíciles”.
Los resultados señalan que el 68,1% presenta distintos niveles de depresión, ansiedad y estrés postraumático causados por la pandemia de COVID-19, y de estas personas, el 38,2% muestra síntomas moderados o graves. Por otra parte, el insomnio aparece en el 38,2% de las participantes en el estudio.
La investigación apunta que “factores como la sobrecarga laboral, la falta de recursos humanos, materiales y de información, junto con las altas exigencias vivenciadas por las enfermeras y la necesidad de adaptación sobrevenida durante la pandemia han podido condicionar el mayor nivel de estrés y angustia en estas profesionales”.
En este sentido, Cristina García-Vivar subraya que “el Consejo Internacional de Enfermeras ya ha alertado sobre el incremento de la tasa de abandono de la profesión por parte de las enfermeras como consecuencia de estas condiciones”. “Las enfermeras están al límite del agotamiento y los efectos a corto y medio plazo pueden ser desastrosos”, añade.
Así lo demuestran las entrevistas en profundidad realizadas a 32 enfermeras en una segunda fase de la investigación, en la que estas profesionales destacan su agotamiento y su desesperanza a la vez que reconocen muchas de ellas que en un principio eran optimistas e intentaban animar a los demás viendo la parte positiva de la situación.
Por último, atendiendo al impacto negativo en la salud mental de las enfermeras que han trabajado en la pandemia, con vistas al futuro, el equipo investigador considera necesario “poner en marcha acciones más allá del apoyo emocional que ya existe en muchos centros sanitarios navarros, que mejoren las condiciones laborales y promuevan entornos de trabajo saludables, así como la capacitación de las actuales y futuras enfermeras (estudiantes) ante nuevas emergencias sanitarias”.