Joan eduki nagusira

Sergio Cía Luvecce, estudiante del Colegio Calasanz de Pamplona, ha sido el ganador de la fase local de la 52.ª Olimpiada Matemática Española, que se disputó el pasado 15 de enero en la Universidad Pública de Navarra. El segundo puesto ha sido para David Álvarez Rosa, del Colegio Irabia-Izaga de Burlada, mientras que el tercero se lo ha llevado Martín Zozaya Albizu, del IES Iturrama BHI de Pamplona. Los tres representarán a Navarra en la fase nacional, que esta edición se celebrará en Barcelona entre el 31 de marzo y el 3 de abril.

En las pruebas, organizadas por profesores del Departamento de Matemáticas, participaron más de sesenta jóvenes. Los estudiantes tuvieron que resolver un total de seis problemas de matemáticas y de ingenio, cuyas respuestas han sido evaluadas por un jurado designado por los organizadores de la olimpiada. Durante la prueba, no se permitió el uso de calculadoras, pero sí de útiles de dibujo, como regla y compás. Esta competición está dirigida a estudiantes de Bachillerato, aunque también pueden participar alumnos de ESO que sean especialmente brillantes en matemáticas.

Por otra parte, los seis primeros clasificados de la fase nacional podrán formar parte del equipo que representará a España en la 57.ª Olimpiada Internacional de Matemáticas, que tendrá lugar en Hong Kong (China) en julio de 2016. Asimismo, tendrán la opción de formar parte de la representación española en la Olimpiada Iberoamericana de Matemáticas, que se celebrará en Chile en septiembre de 2016.

Las Olimpiadas Matemáticas son concursos entre jóvenes estudiantes cuyo objetivo primordial es estimular el estudio de las Matemáticas y el desarrollo de jóvenes talentos en esta ciencia. El concurso consta de tres fases (local o regional, nacional e internacional) con un nivel de dificultad creciente. Para la resolución de los problemas de las diferentes fases no se requieren conocimientos especiales de matemáticas. Por el contrario, se intenta que, para resolverlos, el alumno deba utilizar capacidad de raciocinio, habilidad para enfrentarse a situaciones nuevas y cierta dosis de ingenio (a veces, la mal llamada “idea feliz”).