Los expertos reunidos en la Universidad Pública de Navarra con motivo del curso de verano “Proteínas, genes y datos” han defendido que, en el campo de la Genómica y la Proteómica, la investigación traslacional (aquella que traslada los conocimientos derivados de la investigación básica a la prevención y tratamiento de los problemas que se detectan en la clínica) debe ser liderada por grupos multidisciplinares (bioquímicos, biólogos, químicos, ingenieros, médicos, informáticos, estadísticos, etc.) con el objetivo de “saber analizar e interpretar toda la información que arroja el empleo de técnicas genómicas y proteómicas”.
Al mismo tiempo, han apostado por invertir en tecnología de última generación, “algo fundamental para asegurar una investigación de vanguardia que repercuta directamente en toda la sociedad navarra, no sólo a nivel biomédico, sino también en otros sectores estratégicos de la comunidad, como la agroalimentación, la nanotecnología o las energías renovables”.
Este curso ha abordado las tecnologías para analizar proteínas y genes a gran escala y sus aplicaciones en diferentes ámbitos (agroalimentación, salud, farmacia, etc.). Esther Vicente Cemboráin, profesora asociada de Bioquímica y Biología Molecular en la Facultad de Ciencias de la Salud de la UPNA y técnica en el Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra, ha dirigido este monográfico, organizado por la propia Universidad con la colaboración de Navarrabiomed-Fundación Miguel Servet y el Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra. Los dos ponentes del curso han sido Joaquín Fernández Irigoyen y Enrique Santamaría Martínez, responsables tecnológico y científico, respectivamente, de la Unidad de Proteómica de Navarrabiomed, que forma parte del consorcio internacional del Proyecto Proteoma Humano.
Información de gran importancia
Los dos ponentes han explicado a las 61 personas participantes, a lo largo de las quince horas del curso, que el empleo de técnicas genómicas y proteómicas está generando muchísima información molecular de gran importancia en sectores como la medicina, la agroalimentación y otros. La aplicación de estas tecnologías permite que continuamente se conozca la composición del genoma de multitud de seres vivos.
En el curso, se ha abordado el Proyecto Genoma Humano: la secuenciación del ADN del ser humano y cuyos resultados fueron dados a conocer en 2001. Pese a suponer uno de los mayores hitos en la historia de la ciencia y a los avances originados con este proyecto, “aún no se sabe con exactitud cuántos genes tiene el ser humano”, según los ponentes.
A ello se suma que “el empleo de tecnologías de análisis masivo de nuestro material genético nos hace replantearnos el concepto clásico de qué es un gen”, apuntan los dos expertos.
La continuación natural del Proyecto Genoma Humano ha sido el Proyecto Proteoma Humano, una iniciativa internacional iniciada en 2010, para saber elaborar un mapa de las proteínas humanas en su contexto biológico, ya que “a día de hoy, se desconoce el número de proteínas que componen las células humanas: no se sabe cuántas hay, qué función tienen y qué impacto pueden ejercer en áreas como la Biomedicina”.
En concreto, los expertos indicaron que se dispone de información sobre 35.000 proteínas humanas y se calcula que puede haber cerca de un millón de especies proteicas.
Para los investigadores Joaquín Fernández Irigoyen y Enrique Santamaría Martínez, el desarrollo de áreas como la Proteómica permitirá “conocer, cada vez mejor, qué proteínas componen nuestras células y nuestros tejidos”.
El monográfico ha concluido hoy, jueves 27 de agosto, con una visita guiada al laboratorio de Proteómica de Navarrabiomed, en el Complejo Hospitalario de Navarra.