Joan eduki nagusira

zoom Natty Petrosino, con un bebé desnutrido en Argentina.

Natty Petrosino, con un bebé desnutrido en Argentina.

El jurado del Premio Internacional Jaime Brunet a la Promoción de los Derechos Humanos de la Universidad Pública de Navarra ha decidido conceder el galardón de 2012 a la argentina Natty Petrosino, dedicada durante más de 40 años a los pobres y marginados de su país, por “su entrega solidaria” “sin ninguna ayuda institucional ni ningún apoyo estatal”. El premio está dotado con 36.000 euros.

El nombre del galardonado se ha dado a conocer hoy lunes, 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos. El anuncio se ha realizado en un acto en el que han estado presentes el presidente del jurado, el catedrático de la Universidad Pública de Navarra Patricio Hernández Pérez, y Joel Pérez Urcelay, delegado de 4º curso de la Licenciatura de Derecho de la Universidad Pública de Navarra y miembro del jurado.

Natty Petrosino (Bahía Blanca, Argentina, 1938) realiza desde hace 45 años una importante labor humanitaria a favor de los más desprotegidos sin ningún apoyo institucional. Calificada como “la Madre Teresa argentina”, fundó una red de ayuda a pobres y enfermos, aunque ahora vive en una casa rodante con la que viaja por toda Argentina asistiendo a comunidades de indígenas y personas desfavorecidas. Su proyecto no se limita al país austral, ya que ha extendido su labor también a Nicaragua y Rusia.

El jurado del Premio Internacional Jaime Brunet 2012 ha querido reconocer, a través del galardón a Natty Petrosino, a “todas aquellas personas que están comprometidas en la defensa de los derechos humanos y a las que, desde la sencillez, sin publicidad y con humildad, entregan su vida a la ayuda de los más desprotegidos”.

Ante la falta de ayudas oficiales, el jurado subraya que Natty Petrosino realiza su labor “con la ayuda de personas que, ante el conocimiento de su trabajo, ha colaborado voluntariamente en los diversos proyectos”, lo que otorga a “la consecución de estos un mayor mérito” y “hace que tengan un carácter más libre y plural”.

Confía el jurado en que el Premio Internacional Jaime Brunet permita a Natty Petrosino “avanzar y expandir sus objetivos y programas, además de estimular los esfuerzos de otras personas en su apuesta por conseguir una sociedad más justa y plural, respetuosa siempre con los derechos fundamentales del ser humano”.


Patricio Hernández Pérez (izq.) y Joel Pérez Urceley dan a conocer el Premio Brunet 2012.De modelo y actriz a trabajar con los pobres


Natty Petrosino era, en la década de los años 60, una bella modelo y actriz de cine de clase acomodada, pero, según relata, una grave enfermedad le hizo “descubrir a Dios” y cambiar para siempre. “Tuve una operación muy complicada y casi me voy del otro lado. Ahí me di cuenta de que era perecedera y busqué un sentido para mi vida”, recordaba en una entrevista a la BBC.

Petrosino, que no pertenece a ninguna congregación religiosa o institución, porque cree en “la libertad que da no tener que pedir permiso”, abandonó una vida confortable de esposa y madre de familia con dos hijos para dedicarse íntegramente a los más desvalidos. “He renunciado a todo para vivir simplemente de la caridad”, indicaba en dicha entrevista la galardonada con el Premio Brunet 2012, que recibe donaciones y colaboraciones de todo el mundo.

Desde su ciudad natal de Bahía Blanca, a 660 kilómetros al sur de Buenos Aires, fundó una red de hogares para ayudar a pobres, enfermos y discapacitados en toda Argentina. En concreto, en 1978 puso en marcha el Hogar Peregrino San Francisco de Asís, para dar cobijo a todas aquellas personas carentes de recursos, labor que amplió en 1980 al abrir una casa de acogida (cotolengo) para varones con discapacidad.

Tras el colapso económico de 2001 en Argentina, el Hogar Peregrino San Francisco de Asís se convirtió en un centro de distribución de alimentos, las llamadas “ollas populares”.

Natty Petrosino ha ayudado en distintas catástrofes naturales, como las inundaciones de la provincia de Corrientes (Argentina) en 1998 o el paso del huracán “Mitch” en Nicaragua de ese mismo año. Entre 1993 y 1994, viajó a Rusia invitada por la embajada argentina en ese país, lo que le permitió desarrollar su tarea en Moscú, Chernóbil (Ucrania) y Kazajistán.

Luego decidió dedicarse exclusivamente a los pueblos indígenas de Argentina, como los mapuches, los huarpes y los wichis. Así, para las comunidades de aborígenes wichis de las provincias de Formosa y Chaco (norte del país), construyó dos escuelas, tres salas de primeros auxilios y más de medio centenar de casas sin subsidios oficiales. “De pronto me di cuenta de que lo que nosotros estábamos haciendo con nuestros hogares, cualquier institución lo podía hacer –explicaba Natty Petrosino sobre su dedicación en exclusiva a las comunidades aborígenes-. Mientras que donde nosotros estamos ahora no es fácil llegar. Hay que vivir debajo de un árbol y convivir con tuberculosis, lepra, desnutrición, hambre…”.

Natty Petrosino vive en una furgoneta, en la que viaja por Argentina asistiendo a comunidades indígenas olvidadas, llevando alimentos y asistencia médica a los más pobres y construyendo escuelas y hospitales. “Nosotros hemos llegado a dar de comer a 7.000 personas por día sin contar con subsidios. Para la ley terrena, nunca hemos existido. No tenemos personería jurídica, ni ningún convenio con el Estado; tampoco cuentas bancarias ni dinero guardado. Yo creo que ahí está la diferencia. Hoy tenemos, hoy lo damos. Y esperamos de la providencia para mañana”, comentaba a la BBC resaltando a los voluntarios que trabajan en cada una de sus obras sin cobrar.

La tarea de Natty Petrosino ha recibido varios reconocimientos, como su candidatura al Premio Nobel de la Paz en 2009, el premio Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Bahía Blanca y la elección como “Mujer del Año” por el Concejo Regional del Valle de Aosta (Italia).


La Fundación y el Premio Jaime Brunet


La Fundación Jaime Brunet es una fundación cultural privada, de interés social y carácter permanente, cuyos fines son el fomento del respeto a la dignidad humana, a las libertades fundamentales y a los derechos humanos, así como la erradicación de situaciones y tratos inhumanos o degradantes. La Fundación promociona actividades dirigidas a tal objeto y estudios relacionados con el respeto a tales valores.

En concreto, y entre otras actividades, convoca el premio Jaime Brunet Romero con el fin de distinguir bien un trabajo científico; bien un trabajo literario o audiovisual; bien una trayectoria de una persona o institución que haya destacado en la promoción de los derechos humanos. En total, la fundación ha concedido desde 1998 trece Premios Internacionales Jaime Brunet. El último, a la ONG Brigadas Internacionales de Paz.

Jaime Brunet Romero nació en Bayona (Francia) el 20 de julio de 1926 y falleció el 4 de enero de 1992 en San Sebastián (Guipúzcoa). Nacido en el seno de una familia de emprendedores catalanes que se había asentado en el siglo XVIII en Guipúzcoa (donde desarrollaron una importante actividad industrial), fue educado con un talante liberal y crítico con la época que le tocó vivir. Fue encaminado a la carrera de Derecho por su padre, Jaime Brunet Goitia, jefe local del partido republicano que llegó a ser teniente de alcalde del Ayuntamiento de San Sebastián, donde ya habían ocupado la alcaldía su abuelo y bisabuelo. Cursó sus estudios en la Universidad de Valladolid, en la que ejerció por un tiempo como profesor ayudante.

Su afición destacada por la lectura se acompañó por el interés de aprender idiomas, con los que pudo desenvolverse con facilidad en sus numerosos viajes, que le llevaron, a pesar de las dificultades de su tiempo, a recorrer más de treinta países. En estos viajes, según confesaba, captó y comprendió cuánta discriminación y violencia, cuánto abuso de los poderosos sobre los débiles existen aún en nuestro siglo, y con qué facilidad se conculcan diariamente los derechos más elementales de la persona humana.

En los últimos años de su vida, su sensibilidad por la situación de los derechos humanos y la defensa de la libertad del ciudadano (también ante los abusos de la Administración pública) se convirtieron en su constante preocupación. Al no tener descendencia directa, y movido por sus sentimientos que le rebelaban contra las actuaciones injustas, decidió legar su fortuna para crear a su fallecimiento la fundación que, con su nombre, se dedicara a divulgar los derechos humanos y a premiar a quienes, por su trabajo en defensa de ellos, se hicieran merecedores de este reconocimiento. De este modo, se creó la Fundación Jaime Brunet Romero, con residencia en la Universidad Pública de Navarra, según su voluntad testamentaria.