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La actividad física vigorosa ha descendido un 32% en los estudiantes universitarios frente al 9% en las estudiantes, mientras que la actividad moderada lo ha hecho en un 39% y 25%, respectivamente. Estas son algunas de las conclusiones del estudio “Actividad física en la población universitaria durante el confinamiento por COVID-19 y su relación con la salud”, que se han presentado recientemente en el Consejo Superior de Deportes y en el que han participado cerca de 14.000 estudiantes de 16 universidades españolas. 

El objetivo de este proyecto, coordinado por la Universidad del País Vasco (UPV/EHU), ha sido conocer y evaluar cómo han adaptado los estudiantes universitarios sus hábitos de actividad física y de estilo de vida a la situación de confinamiento debida a la pandemia de COVID-19. El proyecto se desarrolla en el marco de EXERNET, una red que integra a grupos de investigación españoles en el ámbito de la actividad física y la salud. 

zoom Joven realizando ejercicios en el gimnasio

Joven realizando ejercicios en el gimnasio

En la UPNA, el grupo de investigación responsable del proyecto es ELIKOS, coordinado por Idoia Labayen Goñi, profesora del Departamento de Ciencias de la Salud e investigadora de IS-FOOD. Con motivo del inicio de este estudio, la profesora Labayen explicaba que “la reducción de oportunidades para realizar actividad física durante el confinamiento puede tener efectos adversos a corto, medio y largo plazo en la población. Es necesario conocer la adaptación en los hábitos de vida que se está produciendo en los estudiantes, en la medida en que puede impactar en su salud y su rendimiento académico actuales, pero también en el riesgo cardiovascular y de discapacidad futuros”. 

Modalidades de actividad y comparativa 

El estudio se centró en tres aspectos fundamentales: describir la actividad física de la población universitaria antes y después del confinamiento; establecer una comparación de hábitos de actividad física entre los hombres y las mujeres; e identificar las motivaciones y herramientas utilizadas por los universitarios. 

Entre las conclusiones, se ha constatado que “el tiempo que el alumnado emplea caminando se ha reducido de forma importante: un 84% de media”. Asimismo, la actividad vigorosa y moderada ha descendido más en los hombres que en las mujeres (32% frente al 9% la vigorosa y 39% frente al 25% la moderada). Por otro lado, “han aumentado de forma muy considerable las horas de sedentarismo, sobre todo por el uso de pantallas durante el tiempo de ocio”. 

Respecto a las modalidades de actividad física, las que más han aumentado durante el confinamiento han sido los ejercicios de fuerza, pilates, yoga e HIIT (entrenamiento interválico de alta intensidad), “siendo este aumento también más destacado entre las mujeres universitarias que han participado en el estudio”. 

Igualmente, fueron las mujeres quienes más buscaron información y tutoriales en redes sociales e indicaron estar más conformes con realizar actividad física en las condiciones de confinamiento. El 60% de los hombres indicó disfrutar menos del ejercicio, “lo que explica ese descenso pronunciado en todas las modalidades, especialmente en la práctica de deportes en este colectivo”, indican las conclusiones del estudio. 

En ambos sexos la mayoría de los universitarios señaló realizar actividad física durante el confinamiento por motivos de salud o de control del estrés, “lo cual indica que el mensaje de la importancia de la práctica regular de actividad/ejercicio físico para el cuidado de la salud va calando entre la población joven española”. 

Las universidades participantes en el estudio han sido, además de la UPNA, la Universidad del País Vasco (coordinadora del proyecto), Universidad de Zaragoza, Universidad de Granada, Universidad de Castilla la Mancha, Universidad de Cádiz, Universidad de León, Universidad de Sevilla, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Universidad de Les Illes Balears, Universidad Miguel Hernández de Elche, Universidad Politécnica de Madrid, Universidad de Extremadura, Universidad de Jaime I de Castellón, Universidad de Valencia, y la Universidad de Cantabria.