El compostaje doméstico puede ofrecer prestaciones incluso superiores al industrial en términos de desarrollo de temperatura, reducciones de peso y volumen, y madurez y composición del compost final, siempre que se realice con las técnicas adecuadas. A esta conclusión ha llegado el investigador italiano Francesco Storino (Milán, 1979), quien ha analizado en su tesis doctoral, leída en la Universidad Pública de Navarra (UPNA), las técnicas de compostaje a escala doméstica o comunitaria, que es una herramienta sostenible para la gestión de biorresiduos. Esta investigación ha constatado la validez de esta técnica a pequeña escala para generar compost que puede ser usado como fertilizante o sustrato de cultivos.
Desde los años 90, el compostaje a pequeña escala se está mostrando como un instrumento útil para reducir la generación de residuos en origen. Sin embargo, existen pocos trabajos científicos al respecto. Por ello, Francesco Storino, tras identificar los aspectos técnicos sobre los que investigar, ha realizado varios experimentos para comprobar la diferencia entre el compostaje doméstico y el industrial, además de ensayos específicos sobre distintos aspectos del compostaje: el régimen de alimentación, la aportación de elementos cárnicos, los materiales estructurantes (aquellos añadidos para regular la humedad de la mezcla y aportar porosidad), la presencia de metales pesados, la germinación de semillas y la utilización del compost como fertilizante y sustrato de cultivo.
Ensayos sobre compostaje
En primer lugar, el investigador realizó cuatro ensayos para comparar el compostaje del mismo tipo de residuo a escala industrial (en pilas mayores de 1.300 toneladas) con el doméstico (realizado en composteras de 320 litros), con la misma frecuencia de volteo y material estructurante. Adecuando el calendario de volteo y el tamaño del material de aporte, se comprobó que el compostaje doméstico conseguía, incluso, mejores prestaciones que el industrial.
En los ensayos sobre los regímenes de alimentación de las composteras domésticas, Francesco Storino comparó distintas frecuencias y cantidades de material orgánico añadido con cada aporte. “Se observó un mayor desarrollo de la temperatura y una mayor actividad microbiana durante el compostaje con aportes de mayor tamaño”, señala Storino. Además, el investigador estudió los efectos de la aportación de alimentos cárnicos y comprobó que aumentaron la temperatura durante el proceso, mejorando así la madurez y el grado de humificación del compost, sin afectar negativamente a otros parámetros.
En otro ensayo, Storino analizó las propiedades de cuatro estructurantes (tres vegetales y uno mineral) y observó que los restos de poda triturados fueron los que garantizaron un mejor compost y desarrollo del proceso. Asimismo, demostró que estos restos no son una fuente significativa de metales pesados en el compost doméstico o comunitario. Paralelamente, confirmó que las composteras domésticas son capaces de controlar la germinación de semillas siempre que se realicen los volteos suficientes.
Con el material obtenido en los experimentos anteriores, el investigador realizó ensayos de cultivo en macetas. “Se evaluaron diferentes composts domésticos como fertilizante, en lechuga y espinaca, y como ingrediente para sustrato de cultivo de plantas como los pensamientos, y, a la luz de los resultados, el compost producido a nivel doméstico puede ser utilizado con toda seguridad como fertilizante o para elaborar sustratos de cultivos, incluso en dosis más elevadas que los composts industriales”, confirma Storino, cuya tesis doctoral, dirigida por los profesores Pedro María Aparicio Tejo (Departamento de Ciencias del Medio Natural) e Ignacio Irigoyen Iriarte (Departamento de Producción Agraria), fue calificada con sobresaliente “cum laude”.
La investigación incluyó también el seguimiento de un proyecto piloto de compostaje comunitario asistido por gallinas y realizado en Noáin en colaboración con el Ayuntamiento y treinta familias de la localidad. Además de comprobar la alta calidad del compost producido, Francesco Storino constató que el sistema consiguió reducir satisfactoriamente una cantidad considerable de residuos orgánicos municipales destinados a la recogida y tratamiento centralizado, proporcionando, además, beneficios económicos, medioambientales y sociales. “El autocompostaje en composteras de pequeñas dimensiones se ha revelado como una herramienta eficaz para la prevención de residuos orgánicos domiciliarios y, desde un punto de vista técnico, presenta un correcto desarrollo del proceso y da lugar a un compost adecuado para la utilización doméstica”, concluye el investigador.
Breve currículum
Francesco Storino estudió Ciencia y Tecnología Agraria en la Universidad de Milán (Italia). En 2009, se tituló en el Máster de Agrobiología Ambiental de la Universidad Pública de Navarra y, desde entontes, investiga en esta institución sobre compostaje de residuos orgánicos, materia sobre la que ha realizado ocho publicaciones en revistas científicas y dieciocho ponencias en congresos nacionales e internacionales. Es, además, miembro de la Red Estatal de Entidades Locales por el Compostaje Doméstico y ha participado en la redacción del Plan de Residuos de Navarra.