Inauguración del curso. De izquierda a derecha, Carmen Cadarso, el rector Julio Lafuente y José Antonio Moler
Medio centenar de investigadores procedentes del campo de la estadística y la biomedicina participan desde ayer en el curso de verano sobre bioestadística que se celebra en la Universidad Pública de Navarra. Esta rama de la estadística se ocupa de los problemas planteados dentro de las ciencias de la vida como la biología o la medicina y, según explicó Carmen Cadarso Suárez, resulta de especial interés para responder a cuestiones sobre diagnóstico, pronóstico y búsqueda de factores de riesgo de enfermedades.
El Congreso-Escuela de Verano de jóvenes investigadores en estadística: diseño de experimentos y bioestadística (JEDE III) se inauguró ayer y concluirá este martes con la mesa redonda “Retos en la investigación bioestadística”. Ha sido organizado por el grupo de investigación DECYL (Datos, Estadística, Calidad y Logística) del departamento de estadística e investigación operativa de la UPNA y la Red Nacional de Bioestadística (BIOSTATNET).
José Antonio Moler Curiel, codirector del curso y profesor titular de estadística de la UPNA, y Carmen Cadarso Suárez, catedrática de estadística de la Universidad de Santiago de Compostela y experta responsable de BIOSTATNET, explicaron ante los medios de comunicación los contenidos de este curso, con el que se quiere potenciar la participación de los jóvenes investigadores. Por ello, se otorgarán dos premios de 300 euros y diploma a sus mejores presentaciones. Además, en el transcurso de este congreso tendrán lugar seis ponencias invitadas a cargo de expertos e investigadores con mayor trayectoria.
Estadística y tratamientos a la carta
Estadística aplicada al cáncer, a la genética, epidemiología, toxicología, transplantes o unidades de cuidados intensivos. Son algunos de los contenidos abordados en este curso y que dan muestra del amplio campo en el que la bioestadística juega su papel. Según señaló Carmen Cadarso, “prácticamente las grandes preguntas de la medicina para las que un clínico quiere respuesta son: el diagnóstico, el pronóstico y la búsqueda de factores de riesgo de enfermedades; pueden ser factores variables (por ejemplo, si una persona fuma, qué riesgo tiene de sufrir enfermedades cardiovasculares o cáncer) y factores no modificables, como la edad. Lo que trata el médico es de reconocer todo esto y nada mejor que un modelo matemático que identifique esos factores y le ayude”.
Junto a esto, en la última década se trabaja en bioestadística aplicada a la medicina personalizada, “qué dosis de tratamiento hay que suministrar a un paciente en función de sus características únicas, ya que no tiene por qué ser igual para todos los pacientes que sufran la misma enfermedad”. Asimismo, cuestiones relativas a la gestión sanitaria y a la salud pública (por ejemplo, si hay que comprar vacunas o no, qué lugares presentan más riesgo de enfermedades y dónde se detectan los principales focos, etc.) también tienen en la estadística una herramienta clave. “Y no podemos olvidar la cuestión ética —apostilla José Antonio Moler—, que en disciplinas como ingenierías no tendría ningún efecto pero si hablamos de bioestadística es fundamental y determinante a la hora de realizar el muestreo”.
Por último, hay que señalar que el ámbito de estudio y aplicaciones de la estadística tuvo también un punto de inflexión gracias a la genómica. “La bioinformática existe porque la genómica hizo que para una sola persona se generase una cantidad inmensa de información, de manera que fue una sorpresa para los matemáticos estadísticos: el gran volumen de datos al que había que hacer frente, la matemática computacional”, señala Carmen Cadarso. Y en este contexto, el big data o manejo de grandes datos es otra de las disciplinas actualmente más en boga y que requiere de expertos en estadística.