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zoom Imagen del público asistente al curso.

Imagen del público asistente al curso.

“¿Qué nota pondríais a su vuestro sentido del humor?”. Esta sencilla pregunta de no tan fácil respuesta sirvió a Germán Payo, miembro de la Sociedad Internacional de Estudios de Humor y creador del programa “Educa desde el humor” para romper el hielo y sintonizar con la cuarentena de asistentes al curso “El potencial del humor y la risa como herramienta de salud”, que impartió en el Palacio del Condestable entre los días 16 y 18 de junio. La actividad formativa, dirigida por el director del Aula de la Experiencia de la Universidad Pública de Navarra, Jesús Mª Osés, sirvió para dar comienzo a la participación de esta institución académica en los X Cursos de Verano de las Universidades Navarras, impulsado por el departamento de Educación del Gobierno de Navarra y por el Ayuntamiento de Pamplona. Ante la tímida respuesta de los participantes, el estudioso confirmó el “apasionante” reto que tenía ante él. “Vamos a desarrollar la flexibilidad mental. El sentido del humor no es más que la capacidad de ver, sentir y actuar de un modo diferente”, desveló. Sin embargo, vaticinó que el camino no resultaría sencillo, pues “no es fácil aprenderlo y exige una dedicación”.

Payo, que lleva 27 años impartiendo talleres de humor, decidió no perder tiempo e invitó a sus alumnos a reírse. “Una buena risa ventral (aquella que provoca el movimiento del vientre y los músculos abdominales) mejora la salud: ayuda a que el corazón funcione mejor, los pulmones ventilan más, relaja los músculos, hace que la sangre circule de forma más fluida y favorece la digestión”, explicó. Sin embargo, en ocasiones no resulta sencillo acudir a ella, pues en su día a día, el ser humano se enfrenta a situaciones desagradables o preocupantes. “Es necesario desarrollar el sentido del humor para encarar ese malestar desde otro punto de vista y afrontar esa circunstancia que nos causa estrés. Debemos ponernos un reto diario y pensar que nadie va a cambiar el modo en que decidimos afrontar nuestro día a día”, animó a los presentes.

Reírse con y de uno mismo

zoom De izquierda a derecha, Inés Gabari, coordinadora de los cursos de verano de la UPNA, el ponente German Payo, y el director del curso, Jesús María Osés.

De izquierda a derecha, Inés Gabari, coordinadora de los cursos de verano de la UPNA, el ponente German Payo, y el director del curso, Jesús María Osés.

Recurriendo al humor gráfico de Forges, Payo señaló que la sociedad actual ha pasado del ‘Homo Sapiens Sapiens’ al ‘Homo Tontoelculus’. “La situación actual no es la de antes. Hoy en día, un niño de apariencia angelical pasa dos o tres horas frente a la televisión y ve miles de ejemplos negativos que influyen en su conducta: violencia, asesinatos… Se enfrenta a situaciones diferentes de las que vivía la sociedad de antaño, algo que forma al adulto que será en el mañana”, señaló. Pero, ¿qué hacer para que estas experiencias no afecten de forma negativa a la persona? “El punto de partida es que, como dicen los navegantes, no podemos cambiar el viento, pero sí ajustar las velas”. Y el primer objetivo para ello es, según Payo, mirarse a uno mismo. Cada persona tiene dos cualidades inherentes: el sentido del humor y la capacidad de reírse. “Si se desarrollan de forma adecuada, ayudan a sentirse mejor con uno mismo y, además, consiguen que los problemas sean contemplados desde otro prisma”. De este modo, se evita el dolor profundo al recuperar una actitud vital diferente. Por ello es recomendable mirar la vida con las gafas del humor, no porque con ello se obtenga algo, sino porque es el primer paso para alcanzar el bienestar con uno mismo.

Para no tropezar en este intento, previamente es necesario aprender a verse tal y como se es, a aceptarse y a quererse. “Vivimos en una sociedad en la que los modelos están reconstruidos con lipoescultura”. Pero hay que ser consciente de que hay defectos, patrones, conductas y situaciones que no es posible cambiar, por lo que es necesario aprender a convivir con ellos de forma que no afecten, algo para lo que la autoestima se revela como un elemento clave, pues fundamenta la base del sentido del humor. “Es imprescindible quererse tal y como se es para poder reírse de uno mismo. No podemos creernos la mentira de que una apariencia externa, resolver conflictos mediante la fuerza o imponer lo que se desea es el medio para alcanzar la felicidad”, apuntó Payo.

La receta del humor

El modo de afrontar el día a día es algo que se entrena a lo largo de toda la vida. La risa acude cuando se vive una situación graciosa, pero también es posible dominarla y usarla cuando resulte necesaria como escudo de defensa contra las emociones que bajan el ánimo. Y la observación resulta esencial en esta actitud vital. “Nuestro alrededor está impregnado de situaciones únicas y divertidas que tenemos que aprehender”. Además, es necesario afrontar el día a día con una actitud lúdica, lo que se traduce en el hecho de sacar de cualquier momento, por negativo que sea, algo divertido, una oportunidad para jugar. Payo invitó a aprender de los grandes maestros del jugo: los niños. “Ellos tienen una visión totalmente nueva y limpia. Su creatividad no ha sido coartada. Hay que ponerse sus gafas y mirar con esos ojos”, invitó a los presentes. “Debemos buscar un punto de vista alternativo al habitual, pues es algo que ayuda a acrecentar el sentido del humor”, prosiguió. Asimismo, apuntó al pensamiento positivo como otro de los ingredientes de la receta del buen humor.

No obstante, esta actitud no debe invalidar los sentimientos, aunque sí puede ayudar en el proceso de aceptarlos y aprender a controlarlos, pues “hay que ser consciente de que dirigen nuestra vida más que las ideas; tomamos decisiones basadas en sentimientos que, más tarde, racionalizamos”. Por ello, cultivar sentimientos y sensaciones positivas infunden el ánimo necesario para afrontar situaciones estresantes. “Creo firmemente en el poder de la risa y el humor para la prevención de la depresión, e incluso en la idoneidad de crear un ambiente positivo de risa que haga contrapeso a enfermedades graves. A más risa, mejor salud”, matizó Payo. Por ello, para concluir esta primera sesión, el estudioso del humor invitó a los presentes a ponerse de pie. “Nos vamos a reír, ¿os apetece?”.