Un estudio sobre el uso del teléfono móvil realizado con 1107 estudiantes de Formación Profesional de Navarra ha puesto de relieve que un 30% presenta un patrón de riesgo en su uso y problemas ocasionales con el móvil y que existen diferencias de género, con un uso más problemático entre las mujeres. El trabajo ha sido publicado en el último volumen de la Revista Educación XX1, de la UNED, y ha sido realizado por Marta Beranuy, Txon Vega y Begoña Haro, psicólogas e investigadoras del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Pública de Navarra (UPNA); Fran Calvo, de la Universidad de Girona; y Xabier Carbonell, de la Universidad Ramon Llull (Barcelona).
El estudio “Uso problemático del móvil y diferencias de género en Formación Profesional” ha tenido por objeto analizar el uso del teléfono móvil, sus diferencias de género y su relación con el trastorno por juego en Internet y por juego de azar en Internet en el alumnado de Formación Profesional (FP). “La mayoría de estudios realizados en España y en otros países se han centrado en estudiantes universitarios, de educación secundaria y de Bachillerato, pero la investigación en Formación Profesional es dispersa e insuficiente”, explica la profesora Marta Beranuy Fargues, investigadora principal junto con Txon Vega Osés.
En este caso, la muestra ha estado formada por 1107 estudiantes (55.1% varones) de 17 centros de Formación Profesional de Navarra, con una edad media de 18,8 años.
Entre los resultados obtenidos, el 7,9 % de la muestra hacía un uso problemático del móvil y el 28,6 % un uso con problemas ocasionales, por lo que el equipo de esta investigación sugiere la necesidad de fomentar el uso adecuado de las tecnologías en el alumnado de FP, “prestando especial consideración a las diferencias de género encontradas”.
El 92,5 % de los participantes usaba el móvil para servicios de mensajería, un 87 % para redes sociales y un 78,5 % para escuchar música. Se observaron diferencias de género para la mayoría de usos del móvil. Las mujeres utilizaron más servicios como llamadas, mensajería, redes sociales, música, actividades académicas, edición de documentos, ocio, mapas y navegación, salud y calendario, mientras que los hombres usaron más el móvil para buscar información, jugar a videojuegos, a juegos de azar en línea, hacer apuestas deportivas y ver pornografía.
Por otro lado, un 87,1 % de los participantes usaban el móvil en el centro de FP, con mayor uso por parte de las mujeres. Estas presentaron un mayor uso problemático del móvil, así como mayores problemas relacionados con el uso emocional y comunicacional del móvil. Tal y como explica la profesora Txon Vega, “hablamos de uso problemático del móvil cuando las personas invierten más tiempo utilizándolo del que quisieran; cuando quieren parar, pero no lo hacen, y sienten cierta pérdida de control en el uso. Y, además, todo ello tiene consecuencias negativas en su vida porque desatienden actividades académicas, familiares, de ocio no virtual, etc.”.
Las variables asociadas con una mayor probabilidad de presentar “problemas frecuentes” con el móvil fueron el uso del móvil en clase, el uso del móvil para jugar a videojuegos, ser mujer, y el uso del móvil para ver películas. Estas variables clasificaron correctamente al 92, 2 % de los encuestados con “Problemas frecuentes”.
Videojuegos, juegos de azar en línea y redes sociales
Los objetivos específicos del estudio fueron cuatro: describir el uso habitual del teléfono móvil entre este alumnado, estudiar las diferencias de género en el uso del teléfono móvil, explorar el uso problemático del teléfono móvil conforme a la clasificación habitual (uso no problemático, uso con problemas ocasionales y uso con problemas frecuentes), y relacionarlo con el trastorno derivado del juego (videojuegos) y el juego de azar en Internet.
En cuanto al uso habitual, aproximadamente el 80 % emplea el móvil para un uso comunicacional (mensajería y redes sociales) y de entretenimiento (escuchar música). Casi el 90 % usaba el móvil en el centro educativo y uno de cada dos lo hace durante las clases.
En relación con el segundo objetivo, las principales diferencias de género se reflejaban en un mayor uso de videojuegos, apuestas deportivas y pornografía por parte de los chicos, “lo cual coincide con el uso común manifestado por los jóvenes y adolescentes en diferentes estudios españoles”. Por su parte, las estudiantes de FP usaban el móvil en mayor medida para llevar a cabo actividades académicas, editar documentos y gestionar el calendario. Asimismo, las chicas presentaban un mayor uso problemático del móvil, con mayores problemas debidos al uso emocional y comunicacional.
Respecto al tercer objetivo, las principales aplicaciones en las que el alumnado de FP manifestaba un uso problemático del móvil eran las redes sociales, los videojuegos, los juegos de azar, las apuestas deportivas y el visionado de películas y/o series.
“De todos los factores estudiados —se indica en el estudio—, aquellos que podrían formar parte de los factores de riesgo para el uso problemático del teléfono móvil son: ser mujer, usar el teléfono móvil durante las clases, utilizarlo para jugar a videojuegos y ver películas y/o series”.
En ese contexto, aunque la prevalencia de problemas frecuentes con el móvil es relativamente baja, el estudio indica que “el porcentaje de alumnado en riesgo de desarrollo de estos problemas no puede dejar indiferente a la comunidad educativa. Aproximadamente, un 30% del alumnado de FP presenta un patrón de riesgo de uso del móvil”.
Muestra y limitaciones
La muestra final estuvo compuesta por 1107 estudiantes de 17 centros de FP (14 públicos y 3 concertados) de la Comunidad Foral de Navarra. De ellos, 609 chicos (55,1%) y 498 chicas (44,9 %), con una edad media de 18,83 años.
Los participantes proporcionaron información sobre variables sociodemográficas como el sexo, la edad, el curso y el centro escolar. También proporcionaron información sobre usos del teléfono móvil: llamadas, servicio de mensajería, redes sociales, información, compras, videojuegos, apuestas deportivas, otros juegos de azar, vídeos, música bancos, pornografía, actividades académicas, edición de documentos, ocio, mapas y navegación, salud, y calendario.
En cuanto a las limitaciones encontradas por parte del equipo investigador, “se sugiere precaución al extrapolar las tasas de prevalencia informadas en el presente estudio y considerarlos como una primera aproximación al problema, dado el tamaño y la naturaleza de la muestra de esta investigación”. En ese sentido, también indican que el tamaño de la muestra con la que se ha podido analizar la implicación de los videojuegos y del juego de azar en el uso del móvil “ha sido pequeño dado que no hay una extensión muy amplia de esos usos en esta población”. Por ello, apuntan que “se debe tener precaución a la hora de generalizar los resultados sobre otras muestras de FP” y que “es necesario que se realicen otros estudios para corroborar los resultados encontrados en esta investigación”.