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Humberto Bustince Sola, catedrático de Ciencia de la Computación e Inteligencia Artificial de la Universidad Pública de Navarra, participó el pasado 6 de mayo en la ponencia de estudio sobre la adopción de una regulación de las nuevas realidades tecnológicas, disruptivas y sociales, creada en el seno de la Comisión de Asuntos Económicos y Transformación Digital del Senado.

zoom Humberto Bustince

Humberto Bustince, en el centro, en un momento de su exposición en el Senado (Foto cedida)

El objeto de dicha ponencia es elaborar un informe “que sirva de base para adoptar una regulación ante el desarrollo e implicación que la cuarta revolución industrial va a tener en la vida de los ciudadanos”, según se indicaba en el texto de la moción parlamentaria. Por ello, autoridades, representantes de organizaciones públicas y privadas y personal experto en la materia, han sido invitados a participar en la ponencia. Esta redactará un estudio completo que dé cabida tanto a la información más actualizada como a las conclusiones y recomendaciones, con el fin de elaborar una regulación en la materia.

En su intervención, Humberto Bustince se centró en los retos normativos, éticos y técnicos de la inteligencia artificial (IA). Así, entre los aspectos cuestionables habló del riesgo de suplantación y modificación tecnológica de imágenes, voces e identidades, pero también del impacto ecológico; a modo de ejemplo, explicó cómo un “selfie” colgado en una red social puede consumir el equivalente a tres o cuatro bombillas de bajo consumo encendidas durante una hora, debido a que “la información de ese “selfie” ha recorrido decenas de miles de kilómetros de ida, por ondas y fibra, hasta los centros de datos de las empresas y otros tantos de vuelta hasta que los usuarios de las redes los descargan en sus terminales”. Sin embargo, también apuntó que puede haber un impacto ecológico positivo, ya que, según el Instituto Bitkom (Alemania), “si se acelera la digitalización, se puede lograr casi la mitad del ahorro de CO2 por año requerido para 2030 (46%) solo considerando cuatro grupos: industrialización, movilidad, edificios y teletrabajo”.

Investigación, ética y legislación

El catedrático Bustince recalcó que la IA se alimenta de datos y que, por ello, es necesario garantizar su protección a través de la anonimización (desvincular la identidad de los datos), lograr un almacenamiento seguro (¿quién se queda con los datos? ¿son de la persona o de la entidad que los crea? ¿son públicos o mixtos?) y contar con protocolos de recogida, uso y, en su caso, destrucción de los datos.
Respecto a la validación de los datos y algoritmos, este experto mantiene que “la validación no puede depender solo de resultados estadísticos; en temas sensibles es necesaria una supervisión humana de las decisiones finales”. Bustince señaló que el desarrollo de la IA de forma segura “requiere un equilibrio entre investigación básica, aplicaciones, ética y legislación”. En este último aspecto, considera que “la ley debe adaptarse a esta nueva realidad, protegiendo sin ser una traba. Es necesario encontrar un equilibrio entre protección y eficacia—indicó— y es imprescindible también implementar programas de formación en aspectos legales y éticos para las personas que van a trabajar en inteligencia artificial”.

Por último, en relación a las actuaciones que deberían realizarse, planteó tres: hacer una minería de datos en toda España, para detectar las principales minas de datos que existen y que aún están sin explotar; implementar un plan nacional de datificación, que esté incluido en los grandes programas de transformación digital y de transición ecológica y medioambiental; y crear un banco español de datos como autoridad pública en materia de datos de todo tipo.

El catedrático Humberto Bustince, adscrito al Instituto de Smart Cities (ISC) de la UPNA, es uno de los científicos más influyentes y citados del mundo en su campo, según la lista elaborada por Clarivate Analytics en 2018. Licenciado en Ciencias Físicas por la Universidad de Salamanca (1983) y doctor en Matemáticas por la Universidad Pública de Navarra (1994), donde ejerce la docencia y la investigación desde 1991, es también profesor honorario de la Universidad de Nottingham (UK) y miembro de Jakiunde. En 2019 obtuvo Premio Nacional de Informática José García Santesmases —concedido por la Sociedad Científica Informática de España y la Fundación BBVA— por su dilatada trayectoria profesional y, en el mismo año, obtuvo en Praga el Premio europeo a la excelencia en matemáticas difusas, de la Sociedad Europea de Lógica y Tecnologías Difusas (EUSFLAT).