Ion Agirrezabal Moreno, Doctorado en Economía, Gestión y Organización, ha realizado en la Universidad Pública de Navarra su tesis doctoral “La evaluación de tecnologías sanitarias como herramienta para asegurar el acceso eficaz y equitativo a las terapias de alto coste”. En ella ha estudiado distintos aspectos relacionados con tres medicamentos innovadores lanzados al mercado en Inglaterra. Entre sus conclusiones, destaca cómo “desde que en 2015 se lanzó el biosimilar de insulina glargina, el ahorro que se ha generado en Inglaterra es solamente una pequeña parte del que podría haber sido; se ha ahorrado un 3,4%, lo que se traduce en un gasto innecesario de 25,6 millones de libras”.
Según la Organización Mundial de la Salud, el objetivo primordial de los sistemas de salud es mejorar el nivel medio de salud de la población y reducir las desigualdades relacionadas con la salud. Para ello, las personas que toman las decisiones deben establecer en qué tecnologías sanitarias invertir y en cuáles no. “La evaluación de tecnologías sanitarias (ETS) ofrece un marco de trabajo para que los decisores asignen los recursos disponibles y establezcan prioridades en base a la evidencia existente”, señala el autor de la tesis.
En ese sentido, apunta que “ante unos presupuestos cada vez más ajustados y la cantidad de terapias innovadoras de alto coste que, probablemente, se lanzarán en los próximos años, es necesario llevar a cabo procesos de ETS robustos y transparentes, que valoren todos los aspectos de la enfermedad y consideren los puntos de vista de todos los grupos de interés. Esto es, si cabe, todavía más importante en el actual estado de pandemia que vivimos, donde el uso eficiente y equitativo de los recursos sanitarios es imprescindible para garantizar la salud de todos y la sostenibilidad del sistema a corto y largo plazo”.
Prescripción de medicamentos en Inglaterra
La tesis doctoral, “The importance of health technology assessment to ensure an efficient and equitable access to high-cost therapies”, ha sido dirigida por el catedrático Juan Manuel Cabasés Hita y el profesor Eduardo Sánchez Iriso, ambos del Departamento de Economía de la UPNA, y ha obtenido la calificación de sobresaliente “cum laude”.
En su análisis, Ion Agirrezabal escogió Inglaterra porque “el Gobierno británico hace públicas enormes bases de datos con información de variables sociosanitarias en esta parte del Reino Unido; no hay otra jurisdicción, que sepamos, que haga público esta cantidad de datos en ninguna otra parte del mundo”.
En concreto, ha estudiado tres tipos de medicamentos innovadores que se han lanzado al mercado en estos últimos años: el carfilzomib (para el tratamiento de pacientes de mieloma múltiple), el denosumab (para tratamiento de osteoporosis) y los biosimilares (medicamentos con base biológica, con eficacia y seguridad equivalente a sus medicamentos originales, cuya patente ha caducado, y que generalmente se comercializan a un precio menor).
En el primer caso, para evaluar el coste-efectividad de carfilzomib, combinó fuentes de información de alta calidad, tanto del mundo real como de ensayos clínicos aleatorios, y demostró que “el reembolso de carfilzomib representa, probablemente, una asignación de recursos eficiente”.
“Sin embargo —añade—, a pesar de tomar decisiones basadas en la evidencia sobre la financiación de medicamentos, la distribución de medicamentos innovadores en la población puede no ser justa ni eficiente. Con nuestros análisis demostramos que existen desigualdades significativas en los niveles de prescripción de medicamentos para la osteoporosis. Estas desigualdades son especialmente visibles en el caso de denosumab, cuyas prescripciones se concentran de forma desproporcionada en las zonas menos desfavorecidas de Inglaterra. Creemos que estos resultados deberían preocupar a las autoridades sanitarias, que deberían iniciar las acciones necesarias para evitar situaciones claras de desigualdad, no solamente en el caso de la osteoporosis sino en todos los demás”.
El caso de los biosimilares
Los medicamentos biosimilares son copias de medicamentos biológicos cuya patente ha caducado y que, por norma general, se comercializan a un precio menor, con el consiguiente ahorro. Es algo similar a lo que ocurre con los llamados medicamentos “genéricos”, pero en el caso de los biosimilares el proceso de producción es más elaborado.
A pesar de que existen guías-recomendaciones para promover el uso de biosimilares en Inglaterra y minimizar el impacto presupuestario generado por estos medicamentos de alto coste, el autor de la tesis doctoral explica que “el acceso al mercado inglés no está siendo tan rápido y exitoso como cabría esperar, al menos para algunos productos. Nuestro estudio revela que, desde que se lanzó el biosimilar de insulina glargina en 2015, los ahorros que se han generado en Inglaterra son solamente una pequeña parte de lo que se podría haber ahorrado: solamente un 3.4%; es decir, se han perdido, más o menos, 25,6 millones de libras”.
En cuanto a las razones de este menor ahorro, Ion Agirrezabal señala que “no están claras. Aunque no era el objetivo de nuestro análisis, creemos que puede deberse a que el sistema de salud incentiva el ahorro con biosimilares en aquellas enfermedades con más potencial de ahorro; a la falta de conocimiento sobre la realidad de los biosimilares por parte de profesionales de salud y de los pacientes; y a la resistencia al cambio, tanto de los profesionales como de los pacientes”.
En su opinión, estos resultados indican que existe un problema de implantación de las guías para promover el uso de biosimilares en atención primaria y, en consecuencia, no se están utilizando los medicamentos que más valor aportan al sistema sanitario”. Así, considera que la penetración de biosimilares podría contribuir a disponer de más recursos (que podrían ser asignados a otros medicamentos innovadores) mientras que las diferencias observadas entre regiones “podrían ser reflejo de que en unas regiones la probabilidad de recibir otros medicamentos innovadores es mayor que en otras. Este es, por tanto, otro ejemplo de las desigualdades existentes en el acceso a los medicamentos, que incide en la necesidad de tomar acciones para garantizar la equidad y la sostenibilidad del sistema a largo plazo”.
“En resumen —concluye el autor de esta tesis doctoral—, a pesar de que en muchos casos haya suficiente evidencia para informar la toma de decisiones sobre la asignación de recursos a medicamentos innovadores, hemos demostrado que, en la práctica, la asignación de recursos puede no ser óptima”.
Por último, Ion Agirrezabal recalca cómo este estudio demuestra el poder de combinar grandes bases de datos de alta calidad. “Estamos ante lo que es únicamente el principio de la era del análisis de datos y esperamos que otros, tal vez utilizando nuestros métodos, presenten nuevas ideas en el futuro que lleven a nuestros sistemas de salud a ser más equitativos y eficientes”
Ion Agirrezabal Moreno es Licenciado en Bioquímica por la Universidad de Navarra (2002-2007). Cursó el Máster en Biología Molecular y Biomedicina en la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea y realizó el curso de Experto Universitario en Estadística Aplicada Avanzada en la UNED. Posteriormente, becado por la Fundación Ramón Areces, realizó el Máster en Gestión Internacional de la Salud en la Imperial College Business School (Londres, 2012-2013) y el doctorado en Economía de la Salud en la Universidad Pública de Navarra (2016-2020). En su trayectoria profesional ha trabajado como investigador en el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA, Navarra) y en el Hospital Clínic de Barcelona; como investigador y técnico de desarrollo en Laboratorios Cinfa; y como analista y consultor en Costello Medical Consulting (Cambridge, Reino Unido), Amgen (Zug, Suiza) y Covance. Desde 2019 es profesor asociado en la UPNA, trabajo que compagina con el de gerente senior en Economía de la Salud para la empresa farmacéutica Sirtex.