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Un grupo de investigadores de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) ha escrito un capítulo de libro sobre la familia navarra Yeregui y sus cinco generaciones de mecánicos relojeros, enmarcado en el libro “Figuras ilustres de la ingeniería mecánica en España e Iberoamérica”, editado por la Universidad de Jaén.  Los autores del capítulo son Jokin Aginaga García, Jesús María Pintor Borobia, Xabier Iriarte Goñi y Adrián Claver Alba, todos ellos, del Departamento de Ingeniería de la Universidad y los tres primeros, miembros también del Instituto Smart Cities de la UPNA. Los editores del libro, por su parte, son Rafael López García y Emilio López Bautista.

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Los autores del capítulo sobre la familia Yeregui, en la UPNA. De izda. a dcha Jesús María Pintor, Jokin Aginaga, Adrián Claver y Xabier Iriarte.

En el capítulo, los investigadores se detienen en la trayectoria de los siete relojeros de la familia Yeregui, que desde finales del siglo XVIII hasta mediados del XX diseñaron, construyeron, montaron y mantuvieron relojes mecánicos de torre para diversos pueblos de Navarra y alrededores. Entre ellos, se cuenta el antiguo reloj del Ayuntamiento de Pamplona, que estuvo en funcionamiento durante más de 150 años, hasta 1991.

Además de ello, los autores realizan un breve repaso por los avances más significativos de la relojería mecánica, desde la invención, a finales del siglo XIII, del llamado “mecanismo de escape” (que regula la velocidad del reloj) hasta su sustitución por la relojería eléctrica, a mediados del siglo XX. Como se explica en el texto, los principales progresos en la disciplina, a caballo entre la herrería y la ingeniería mecánica, tuvieron lugar en Inglaterra. Los primeros ejemplos en España datan del siglo XIV y fue a partir del siglo XV cuando empezó a aumentar el número de relojes públicos en las principales ciudades, para llegar a los siglos XVII y XVIII “con relojes de torre en casi cada pueblo”, según se detalla en el texto.

Relojeros de la familia Yeregui y algunas de sus obras

La saga Yeregui comienza con los primeros relojes de José Francisco Yeregui Zabaleta, a finales del siglo XVIII, hasta los último de Andrés Yeregui Eraso, ya entrado el siglo XX. La familia se divide en dos ramas, una de ellas radicada en Betelu, con cinco relojeros en cinco generaciones, y la otra, en Zumaia (Gipuzkoa), formada por los hermanos Benito y Serapio, primos de la cuarta generación de los de Betelu. El primer reloj de los Yeregui del que se tiene constancia es el fabricado por José Francisco para este municipio navarro en 1796, y a él le seguirían los de Egiarreta, Ihabar y Olazagutía, entre otros.

El menor de los seis hijos de José Francisco Yeregui y María Josefa Canflanca, Juan Manuel, fue el constructor del reloj del Ayuntamiento de Pamplona en 1827, aunque inicialmente fue instalado en la iglesia de San Lorenzo, y también es autor del de Arbizu. Su sobrino Juan José también tuvo una gran actividad como relojero y mandó construir la casona cuya planta baja sirvió como taller de relojería en Betelu.

Por su parte, Bonifacio trabajó en la segunda mitad del siglo XIX, cuando el nivel de industrialización comenzaba a ser considerable, y sus primos Benito y Serapio aprovecharon esta circunstancia para importar piezas de grandes fábricas y montar un gran número de relojes, algunos de los cuales todavía están en funcionamiento. De hecho, Benito Yeregui es el más prolífico de la saga, con ochenta relojes documentados. El último relojero de la familia, Andrés, diseñó también aparatos, aunque centró su carrera fundamentalmente en su mantenimiento y reparación, además de realizar diversos trabajos de herrería.