Investigadores implicados en este proyecto. De izq. a dcha.: Alfonso Arteaga Olleta, Begoña Haro Escribano, Javier Fernández-Montalvo y José J. López-Goñi
Investigadores del área de Psicología Clínica en el Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) desarrollan una investigación para detectar, en pacientes en tratamiento por adicción en Proyecto Hombre Navarra, a víctimas de maltrato, una problemática camuflada bajo la drogodependencia, y ayudarles así a superar las secuelas traumáticas a través de un programa específico de intervención. Este trabajo, en el que se evaluarán los resultados obtenidos en 50 pacientes para saber si han podido recuperarse sin recurrir al consumo de sustancias, cuenta con financiación del Ministerio de Economía y Competitividad.
Los investigadores que participan en este proyecto pertenecen al Grupo Psicología Clínica y Psicopatología, que dirige Javier Fernández-Montalvo e integran José J. López-Goñi, Alfonso Arteaga Olleta y Begoña Haro Escribano.
“Existe una alta prevalencia de historias de maltrato entre los pacientes en tratamiento por un problema de adicción —afirma el investigador Javier Fernández-Montalvo—. Así, en torno al 40% de los que acuden en busca de tratamiento por un problema de adicción han sufrido previamente a lo largo de su vida algún episodio violento o traumático, principalmente, en forma de agresión psicológica, física o sexual. Esta tasa es muy superior a la estimada en la población general, que se sitúa en torno al 25%, y repercute directamente en la intervención clínica con estas personas”.
Sin embargo, en España, “no se ha llevado a cabo, hasta el momento, una evaluación rigurosa sobre la eficacia de una intervención integrada para los casos de victimización dentro de los programas de tratamiento para las adicciones”. Por esta razón, los investigadores de la UPNA buscan identificar la presencia de historias de maltrato entre los pacientes drogodependientes que acuden en busca de ayuda a Proyecto Hombre de Navarra. “Una vez detectadas estas personas, determinamos el perfil diferencial entre los pacientes adictos con y sin historias de maltrato —señala Fernández-Montalvo—. Posteriormente, evaluamos la efectividad de un programa de intervención psicológica dirigido al tratamiento de las consecuencias de la violencia recibida, así como su influencia en la reducción del abandono terapéutico en los pacientes adictos. Y, por último, analizamos las principales variables predictoras de los resultados terapéuticos”.
Tres grupos de pacientes
Los investigadores trabajan con una muestra de 200 pacientes que acuden en busca de ayuda a Proyecto Hombre de Navarra por un problema de drogodependencias. La muestra se divide en tres grupos: el de intervención, con 50 pacientes que presentan historias de maltrato a lo largo de su vida y que reciben el tratamiento habitual para la adicción, junto con una intervención cognitivo-conductual dirigida a las secuelas del maltrato; el de control A, integrado también por 50 drogodependientes con antecedentes de maltrato, que solamente participarán en el tratamiento estándar para la adicción, y no reciben ninguna intervención específica para el problema de maltrato; y el de control B, del que forman parte 100 pacientes drogodependientes que no han sufrido ningún episodio de maltrato a lo largo de la vida, y que reciben solamente el tratamiento habitual para la adicción. “De esta forma, se pueden comparar los resultados obtenidos y valorar la eficacia del programa de intervención, tanto a corto plazo, tras terminar el programa para el maltrato, como a medio plazo, seis meses después de finalizar, y a largo plazo, doce meses”, añade Fernández-Montalvo.
Sobre el programa específico de intervención para víctimas de maltrato, que ya ha mostrado su utilidad en otros contextos, va dirigido a cuatro bloques de síntomas que presentan este tipo de víctimas: evitación, pensamientos intrusivos, activación y ansiedad, y estado de ánimo. “Se les ayuda a afrontar las situaciones que evitan desde que ocurrió el acontecimiento traumático y los pensamientos intrusivos y constantes sobre ello —describe el investigador—. También se busca que disminuyan sus niveles de activación y de ansiedad, ya que, habitualmente, están en alerta constante. Finalmente, se les enseña a mejorar su estado de ánimo, principalmente, actuando ante los síntomas depresivos y ansiosos”.
Al finalizar este proyecto, previsto para 2021, los investigadores esperan contar con información precisa sobre el alcance del problema de maltrato en los pacientes en tratamiento por su adicción, conocer las necesidades específicas de estas personas, disponer de un tratamiento integrado cuya eficacia habrá sido evaluada y contrastada y, por último, saber qué variables requieren una mayor atención durante este último proceso.