Primitivo Caballero Murillo, catedrático de Producción Vegetal en la Universidad Pública de Navarra, ha sido designado miembro de los Comités Asesores de la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora (CNEAI). Estos comités, formados por expertos en sus respectivas áreas de conocimiento, se encargan de evaluar los trabajos científicos que los profesores universitarios y personal de las escalas científicas del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) presentan para solicitar el reconocimiento de un complemento de productividad.
La evaluación se lleva a cabo anualmente y los investigadores han de someter a evaluación los trabajos científicos realizados durante un periodo no inferior a seis años. Para realizar las evaluaciones, la CNEAI cuenta con comités formados por expertos que efectúan el estudio técnico de los expedientes. Estos evaluadores se eligen entre Catedráticos de Universidad o Profesores de Investigación del CSIC, que tengan al menos tres tramos (sexenios) reconocidos previamente. Cada miembro designado actúa por lo general un máximo de dos años, excepto en el caso del Presidente de Comité, que se puede mantener un año más.
Primitivo Caballero es ingeniero agrónomo y obtuvo el título de Doctor Ingeniero Agrónomo por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de la Universidad de Córdoba. Director del Departamento de Producción Agraria de la UPNA entre los años 1999 y 2008, en 2001 recibió el premio de investigación Universidad/BBVA al conjunto de la trayectoria investigadora personal en el área de ciencias Exactas, Biológicas, Médicas y Tecnológicas. Asimismo, en 2008 obtuvo el Premio a la Mejor Transferencia de Resultados de Investigación otorgado por la UPNA y la Agencia Navarra de Innovación.
Autor de patentes sobre insecticidas
Responsable de varias asignaturas de Protección de Cultivos, es el investigador principal de proyectos financiados por la CICYT (Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnología), la Unión Europea y varias empresas del sector agrícola. Autor de cuatro patentes sobre insecticidas microbianos, su trabajo dio posteriormente lugar a un bioinsecticida para combatir la oruga conocida como “rosquilla verde” (Spodoptera exigua), causante de plagas en los invernaderos del sur de España.
Como investigador ha realizado diversas estancias en la Agricultural University of Wageningen (Holanda), el Institut of Virology and Environmental Microbiology de Oxford (Reino Unido) y el INRA-CNRS en Montpellier (Francia). Ha dirigido doce tesis doctorales, ha sido editor de cuatro libros sobre bioinsecticidas microbianos y protección de cultivos, autor o coautor de más de cien publicaciones científicas y ha actuado como revisor científico ad hoc para varias revistas científicas internacionales, así como para la ANEP y diversos organismos internacionales.