“Las orquestas deben desarrollar políticas que refuercen su imbricación en la sociedad y diversificar su carta de servicios para cultivar a su público actual y futuro”. Ésta es una de las conclusiones de la investigación desarrollada en la Universidad Pública de Navarra por Jaime Berrade Leza en torno a la Orquesta Sinfónica de Navarra. En su tesis doctoral propone una mayor relación de la orquesta con el sistema educativo musical a través de programas de prácticas para estudiantes y preprofesionales, conciertos didácticos y otra serie de acciones “en espacios distintos, no sólo en auditorios, para favorecer el acceso de público tradicionalmente ajeno a la actividad orquestal”.
La tesis doctoral de Jaime Berrade, “La Orquesta Sinfónica de Navarra: aspectos socioeducativos en su devenir histórico” ha sido dirigida por los profesores Mª Manuela Jimeno Gracia, del Departamento de Psicología y Pedagogía (UPNA), y Gotzon Ibarretxe Txakartegi (UPV) y ha obtenido la calificación de Sobresaliente cum laude. El objetivo de la investigación ha sido “describir e interpretar la esencia, las actividades y el entorno de la Orquesta Sinfónica de Navarra desde el punto de vista de los propios participantes, prestando especial atención a las acciones de tipo socioeducativo, principalmente a los conciertos didácticos”.
Durante su investigación, Jaime Berrade realizó también treinta entrevistas a informantes clave —seleccionados por su calidad de participantes en las actividades de la orquesta— procedentes del ámbito orquestal (directivos, compositores e instrumentistas) y del educativo (profesores y estudiantes). “Se constata —explica— que los actos culturales presenciales y contemplativos, y entre ellos los conciertos sinfónicos, experimentan un retroceso ante los nuevos usos de consumo cultural, marcados ahora por la dispersión, la asincronía y la participación”.
En relación con los objetivos, funciones y programas de acción de las orquestas profesionales, “que en nuestra área geográfico-cultural se sustentan principalmente con dinero público”, se evidencia que “toda la sociedad debe participar en su formulación y debe también ser atendida en sus demandas”. En ese sentido, afirma el autor que las capacidades de las orquestas van mucho más allá de la ejecución de conciertos y “su plena realización social, cultural y educativa requiere adoptar nuevos formatos de acción y mantener una actitud abierta a las innovaciones”.
Propuestas de mejora
La tesis doctoral incluye una batería de sugerencias y propuestas de mejora encaminadas a democratizar e incrementar el disfrute social de la música como realidad cultural y educativa. Se trata de sugerencias relativas a la orquesta, a los programas de conciertos didácticos y a los centros de enseñanzas musicales, “propuestas que en muchos casos no suponen novedad sino que reclaman intensificar determinados elementos”.
Así, se propone la diversificación de estilos en las programaciones, considerar las múltiples opciones de fragmentación de la plantilla orquestal, como forma de ampliar el repertorio y la versatilidad de la orquesta, y realizar acciones en espacios no habituales como colegios, residencias, prisiones, hospitales, centros cívicos, etc.
Asimismo, se plantea implementar un departamento en el organigrama orquestal “capaz de dar al enfoque socioeducativo fundamento y solidez”. Según Berrade, “los planes de estudio de los futuros músicos profesionales deberían incluir formación adecuada para entender y afrontar una diversidad de acciones y funciones relacionadas con estos ámbitos de trabajo, como diseño y ejecución de programas y conciertos didácticos, capacidades escénicas y comunicativas para músicos, composición y adaptación de materiales específicos, etc.”.
Otras propuestas, en relación con la actividad educativa de la orquesta, son abrir cauces de participación para integrar a los docentes en el diseño de los conciertos; poner la mayor cantidad posible de contenidos (guiones, guías, información relacionada) a disposición de los interesados; propiciar la participación musical de los alumnos en los conciertos; ajustar el diseño de manera más precisa a edades y contextos determinados; desarrollar talleres de improvisación-creación-interpretación en las aulas y otros espacios, y colaboraciones de larga duración con centros educativos.
Por último, hace hincapié en que “las orquestas también tienen mucho que ofrecer en relación con el sistema educativo musical: programas de prácticas para estudiantes y preprofesionales en los distintos roles, ensayos abiertos, clases magistrales y conferencias, cursillos y talleres, escuela orquestal vinculada —con su propia plantilla, clases de repertorio y solos orquestales— y acogimiento de becarios a tiempo completo”.
Jaime Berrade Leza es graduado en Composición, Dirección de orquesta, Teoría de la música y Pedagogía musical. Ha trabajado como director de orquestas de estudiantes y como profesor de Composición y Didáctica de la Expresión Musical en los conservatorios superiores de Zaragoza, La Coruña y Pamplona, en la UPNA —donde formó parte de los grupos de investigación EDARTE y Educación musical— y en otros centros. Trabajó como jefe de estudios de la escuela de Altos Estudios Musicales integrada en la Orquesta Real Filharmonía de Galicia. Fue cofundador y presidente del Grupo de Compositores de Pamplona-Iruñeako Taldea. Ha estrenado y publicado diversas obras corales, orquestales y camerísticas. Ha publicado diversos artículos de investigación sobre música y educación artística. En 1995 ingresó en el Cuerpo de Profesores de Música y Artes Escénicas. Forma parte de la junta directiva de la Sociedad para la Educación Musical del Estado Español y en la actualidad es jefe de la sección de Enseñanzas Artísticas y de Gestión de la Ciudad de la Música, del Departamento del Gobierno de Navarra.