Salta al contenido principal

zoom Imagen de la sesión celebrada en la UPNA.

Imagen de la sesión celebrada en la UPNA.

La Sala de Grados de la ETSIA fue el escenario de la mesa redonda “Energía nuclear: mitos y realidades” celebrada ayer en la UPNA. La actualidad del tema y el interés suscitado tras el accidente en la central nuclear de Fukushima generó una gran asistencia de público, en su gran mayoría estudiantes de ingeniería de la Universidad.

La sesión, moderada por Javier Armentia, director del Planetario, se prolongó por espacio de dos horas y consistió en una breve exposición de cada uno de los cuatro ponentes y el posterior turno de preguntas por parte del público asistente. Antonio Lumbreras, catedrático de Tecnología Electrónica y que durante quince años ha trabajado en centrales nucleares, explicó las medidas y sistemas de seguridad que se aplican en estas instalaciones. Alejandro Arizkun, profesor de Historia e Instituciones Económicas y experto en economía ecológica, consideró muy inconveniente el uso de energía nuclear y defendió la necesidad de reducir la tendencia expansiva de consumo de energía para evitar el colapso energético en una sociedad que no es consciente de sus límites.

Por su parte, Joaquín Sevilla, profesor de Tecnología Electrócica y también con experiencia de trabajo en centrales nucleares, se refirió a la calidad y cantidad de tecnología que garantiza grandes niveles de seguridad en estas instalaciones, pero recordó que el riesgo cero es una utopía y que la decisión sobre el uso de este tipo de energía no responde a decisiones tecnocráticas sino democráticas. Finalmente, Pedro Diéguez, profesor en el área de Máquinas y Motores Térmicos, hizo un repaso por las diferentes formas de obtención y producción de energía (combustibles fósiles, geotérmica, hidráulica, solar-fotovoltaica, eólica, etc.). Diferenció las energías renovables de las alternativas y manifestó que sólo la eólica podría considerarse como una energía alternativa, aunque recordó que en la actualidad para obtener la producción de la central nuclear de Garoña harían falta 2.700 molinos eléctricos como los instalados en El Perdón.