Política
linguística de la Unión Europea
El desarrollo progresivo de la
Unión Europea ha proporcionado una nueva perspectiva y un impulso renovador a la
enseñanza de lenguas extranjeras. En los tratados de Maastricht (1992) y Amsterdam
(1997) se pone de relieve la necesidad de potenciar y llevar a la práctica el
multilingüismo entre los ciudadanos europeos, siempre, eso sí, respetando, preservando y
valorando la lengua y la cultura de cada país miembro.
Sin embargo ésta es una tarea
difícil. La experiencia muestra que la enseñanza tradicional de lenguas extranjeras no
produce, en la mayoría de los casos, los resultados deseados, especialmente en los tipos
de escuela menos exigentes a nivel académico y de forma especial cuando la enseñanza
basada en la gramática se centra en aspectos formales. Sin embargo, la globalización del
mercado, el comercio y la industria exigen un "conocimiento activo a los jóvenes que
acaban sus estudios de Secundaria y se preparan para trabajar en cualquier parte de
Europa.
Algunos países de Europa, entre
ellos Austria, Alemania, País de Gales, Alsacia, el País Vasco y Cataluña han tenido
experiencias en el campo de la educación bilingüe, impartiendo, por ejemplo, áreas como
historia o geografía en una lengua extranjera o en una segunda lengua; es decir, han
llevado a la práctica experiencias de Educación Bilingüe Integrada (Mainstream
Bilingual Education: MBE) Se ha puesto de relieve que este tipo de enseñanza de lenguas
no solamente garantiza el progreso de los alumnos sino que también mejora su motivación
hacia un aprendizaje continuado de dicha lengua extranjera.
Antes de empezar a ejemplificar
los logros conseguidos en este campo en varios lugares de Europa y en diferentes tipos de
escuelas, deberíamos destacar los aspectos clave en este tipo de enseñanza-aprendizaje
para poder evaluar la relevancia y la influencia que este tipo de educación tendrá en la
enseñanza y la comunicación intercultural entre los ciudadanos europeos en el nuevo
milenio.

Proyecto
educativo del centro
Comenzar un programa MBE en
cualquier tipo de centro no puede hacerse de la nada. De hecho, son necesarias grandes
dosis de planificación y determinación. Trabajadores, padres, dirección del centro y
toda la comunidad educativa deben estar convencidos de que la educación MBE mejorará el
perfil educativo del centro y colmará las necesidades de los alumnos en sus futuras
carreras profesionales. Probablemente algunas de las personas influyentes en el centro
muestren posturas ambivalentes en este asunto debido a su propia experiencia en el
aprendizaje de lenguas. Resultarán muy efectivos a la hora de convencer a estas personas
los profesores comprometidos en este campo o las parejas de enseñantes especializados en
lenguas extranjeras y en otra materia.
Lo ideal sería que toda la
plantilla apoyara de hecho y desde el primer momento la decisión de introducir un
programa MBE. Ante todo, el proyecto debería ser apoyado por el director del centro, los
especialistas en lenguas y los departamentos de ciencias sociales y naturales (asignaturas
que van a ser impartidas en lengua extranjera). Esto puede llevarse a cabo mediante la
realización de clases de demostración con alumnos que han tenido ya tres años de lengua
extranjera y que reaccionarán ante la novedad de una clase de geografía o de historia en
esa lengua, impartida bien en una situación de enseñanza colaborativa o bien por un
profesor abierto a la innovación. Los representantes de los padres, así como los
administradores del centro deberían tener la posibilidad de observar las clases. Si el
programa MBE no obtiene el apoyo de toda la comunidad educativa, éste tiende a ser
considerado como una empresa elitista dentro de la escuela y su pleno desarrollo suele
presentar problemas.

Documentación,
aprobación oficial y costes
No obstante, convencer a la
comunidad escolar no es suficiente. Resulta fundamental, a la hora de planificar la
introducción de la enseñanza bilingüe, la elaboración de un documento que especifique:
- Las bases teóricas globales en que se basa la MBE;
- Los contenidos elegidos.
- La forma en que se garantizará la consecución de
los objetivos educativos en esas áreas.
- La forma en que los profesores realizarán la
evaluación de las asignaturas de la MBE.
- La preparación lingüística adicional para la
educación MBE.
- La secuenciación de los contenidos, si se imparten
de forma bilingüe.
- Las evaluaciones que los alumnos realizarán al
acabar sus estudios.
- El tipo concreto de certificación de tales
evaluaciones que proporcianará el centro.
Toda esta documentación debe
ser remitida a los padres, a la plantilla del centro y a la prensa local. También
influirá de forma positiva la organización de sesiones de clases de demostración con
extractos de vídeos acerca de la MBE realizados de forma profesional.
Según la estructura del sistema
escolar, se deberá contar también con la aprobación oficial de las autoridades
regionales o estatales. Cuanto más precisa sea la documentación oficial, más
posibilidades tendrá de salir adelante, a condición de que la inevitable cuestión
económica también se apruebe. Estos gastos se concretarán en las horas extra necesarias
para la preparación de las clases de lengua extranjera (ver más adelante), en los
materiales y en la clase semanal adicional para impartir la materia en lengua materna, si
las autoridades educativas consideran que esta materia debe ser impartida igualmente en la
lengua nativa. Este último punto de gastos extra, aunque sea incómodo, debería ser
debidamente considerado y se deberían garantizar los fondos necesarios antes de comenzar
un programa.

Demanda
de profesorado
Resulta evidente que la
existencia de profesores con una preparación específica, que es un requisito fundamental
para llevar a cabo de forma eficaz una educación bilingüe, es uno de los aspectos
centrales suscitados. Existen diferentes formas de solucionar este problema en función de
la diferente preparación que los profesores poseen en cada país. El tipo de profesor
más adecuado es el que posee una doble especialización, como, por ejemplo, titulación
en lengua francesa y en geografía. Sin embargo, la formación que ha recibido ese
enseñante quizá no le haya dotado de una terminología específica en lengua francesa,
ni tampoco habrá tenido seguramente ninguna experiencia en la enseñanza de la geografía
en una clase con el programa MBE.
En los países en los que los
profesores obtienen una sola especialización, la situación es mucho más complicada. En
este caso, las soluciones pasan por la utilización de profesores nativos que hayan
recibido formación en otras áreas, por ejemplo historia, o por la transformación de la
educación MBE en proyectos a pequeña escala llevados a cabo por los profesores de lengua
extranjera.
Ninguno de estos profesores
posee una preparación específica en la metodología de la enseñanza MBE, un área que
se está desarrollando de forma muy lenta. Países con una experiencia de más de 35 años
en la enseñanza bilingüe, como es el caso de Alemania, no han tenido en cuenta, hasta el
momento, la necesidad de una atención especial a esta área en los cursos de formación
del profesorado. Por el contrario, los profesores que trabajan en escuelas bilingües han
desarrollado de forma pragmática un método propio, frecuentemente asistemático, con un
estilo personalizado, y, sin embargo, a menudo muy eficaz, debido a la gran experiencia
acumulada a lo largo de sus años en la enseñanza. La necesidad de una formación del
profesorado sistematizada, orientada hacia la MBE, resulta evidente.

Necesidades
materiales
La enseñanza MBE supone, para
muchos profesores, un verdadero reto, ya que significa hacer frente a problemas de muy
diversa naturaleza en lo concerniente a aspectos metodológicos, de contenido, lengua y
por último, aunque no por ello de menor importancia, en la búsqueda de materiales.
Resulta relativamente sencillo encontrar materiales didácticos auténticos en la lengua
meta, por lo menos para los profesores que viajan. Sin embargo, en la mayoría de los
casos, no son apropiados para su uso en la clase, ya que los textos en la lengua original
poseen un nivel demasiado elevado para los estudiantes de lengua extranjera. Por esta
razón, el profesor necesita trabajar en la adaptación de estos materiales auténticos al
nivel que tienen los estudiantes de la lengua extranjera. A menudo existen diferencias
también en la aproximación a los temas de áreas como la geografía o la historia. Por
otra parte, los materiales auténticos inciden en el aspecto internacional e intercultural
que se pretende con la enseñanza MBE. Requiere un alto grado de equilibrio y queda en
manos del juicio individual de cada profesor la evaluación de este tipo de material y su
utilización en clase.
Cabría plantearse si los
editores de libros de texto han descubierto ya un campo de trabajo en este sentido. De
hecho, hasta el momento, parece que pocos lo han tenido en cuenta ya que desde el punto de
vista comercial, se produce un círculo vicioso. Hasta el momento, la enseñanza MBE se
realiza a un escala muy pequeña y, por lo tanto, las publicaciones de este tipo tendrían
un mercado muy limitado. Los profesores, por otra parte, dudan a la hora de tomar parte en
proyectos de este tipo debido a la escasez de materiales disponibles. Llegados a este
punto, la situación exige que los centros den pasos en la colaboración con profesores
expertos para desarrollar materiales que proporcionen un grado de autenticidad y
provisión de las necesidades del aula.

¿Selección de alumnos?
Uno de los aspectos que se
debate de forma más acalorada en el contexto de la MBE es la cuestión de extender este
tipo de instrucción a todos los alumnos o restringirla a un grupo seleccionado de
estudiantes. Los argumentos a favor de esta última postura hacen hincapié en la posible
carga y trabajo extra que supone hacer frente a una asignatura en una lengua extranjera
que, a su vez, no se domina totalmente. Se cree que sólo los alumnos aventajados
obtendrán buenos resultados en este tipo de enseñanza bilingüe. Este hecho es lo que ha
propiciado en tiempos pasados la creación de "secciones bilingües" en
las escuelas que, es preciso admitir, obtienen resultados espectaculares.
Por otra parte, la experiencia ha demostrado que el factor que
determina el éxito o el fracaso no es tanto el potencial cognitivo del alumno como el
tipo de enseñanza: la metodología utilizada en las clases de MBE es la que posibilita a
los estudiantes el marco necesario para la enseñanza de contenidos. Las experiencias
llevadas a cabo en escuelas de enseñanza profesional en el Palatinado del Rhin en
Alemania han demostrado que es posible utilizar una lengua extranjera en este contexto.
Las condiciones previas son el convencimiento de los alumnos y de los profesores de que
este tipo de enseñanza aporta una valor añadido a su futuro profesional y la
preparación concienzuda de los estudiantes para llevarla a cabo. En segundo lugar, la
enseñanza debe transmitir la motivación para usar la lengua extranjera en contextos que
se concentran en el mensaje más que en la forma (ver más adelante Aspectos concernientes
al aula).
Por consiguiente será muy útil a la hora de llevar a la práctica la
MBE, tener en cuenta un "continuum" de diferentes situaciones escolares.
Mientras en algunos lugares ha sido tradicional que sólo un porcentaje de la población
escolar tome parte en programas bilingües y que este porcentaje se seleccione atendiendo
al rendimiento académico y a los logros escolares obtenidos, es cierto también que la
MBE puede ser impartida a estudiantes de capacidad académica más baja. Para estos
estudiantes, sin embargo, la concienzuda preparación a la que antes se hacía referencia,
podría requerir una introducción temprana a la lengua extranjera en la enseñanza
primaria y una enseñanza preparatoria muy intensiva inmediatamente anterior al comienzo
de la MBE.
Las instituciones representadas en el Proyecto TEL2L creen firmemente
que la enseñanza MBE puede y debe ser llevada a cabo. Si se cumplen los condicionamientos
previos expuestos más arriba, la MBE puede asegurar que los alumnos de todo tipo obtienen
una mejor cualificación para su vida profesional.

Preparación adicional para el aprendizaje de lenguas
La utilización de una lengua
extranjera o una segunda lengua en asignaturas que transmiten contenidos significa, en
primer lugar, que se debe poseer una competencia suficiente en esa lengua. Esta es, sin
embargo, una difícil tarea. Exige una preparación intensiva. Los países con un larga
tradición en la enseñanza de lenguas extranjeras, como Alemania, añaden al horario
habitual dos horas semanales de lengua extranjera como preparación al aprendizaje
bilingüe durante los dos primeros años de la enseñanza secundaria. (Esto, entre otros
puntos, incrementa los costes de la MBE, ver más arriba.) En algunas ocasiones, estas dos
horas semanales son impartidas por el profesor habitual de lengua extranjera, sin embargo,
en la mayor parte de los casos se trata de un profesor bilingüe con experiencia en la
enseñanza de lenguas extranjeras que conoce qué funciones lingüísticas deberían ser
dominadas antes de que comience la enseñanza bilingüe propiamente dicha.
Es absolutamente vital recordar
que la enseñanza MBE no puede surgir de la nada. Independientemente de los criterios que
cada escuela adopte a la hora de seleccionar los alumnos de una clase bilingüe, todos
ellos deberían tener acceso a alguna forma de preparación inicial y adicional a la
enseñanza de una segunda lengua, con el fin de que todos tuvieran las mismas
posibilidades de acceder a la enseñanza MBE o la clase bilingüe tradicional.

Cuestiones relativas al aula
Diferencia cualitativa en las
funciones lingüísticas: A la hora de definir la verdadera esencia del uso de la lengua
extranjera en una clase de MBE, aspecto fundamental en el que los alumnos deberían estar
preparados, se revela como un aspecto fundamental el relativo a las diferentes funciones
del lenguaje. Mientras en la clase normal de lengua extranjera el lenguaje se centra en
actividades comunicativas tales como "pedir información", o "rehusar hacer
un favor", las actividades en una clase de MBE inciden dentro de categorías de actos
de habla como describir, clasificar, explicar, argumentar, resumir y evaluar. Resulta
obvio el hecho de que, al analizar un mapa geográfico, al interpretar un experimento de
química, al argumentar acerca de las instrucciones de un instrumento técnico o al
evaluar los resultados de una investigación en una clase de historia se necesitarán
diferentes unidades léxicas ? exactamente las mismas que habrán sido impartidas a los
alumnos durante su preparación intensiva inicial (ver más arriba).
Prioridad del mensaje sobre la
corrección lingüística: El aprendizaje en una clase de MBE no es exclusivamente
responsabilidad del alumno. También el profesor deberá realizar modificaciones
importantes en su enfoque de la asignatura. Mientras en la mayoría de las clases de
lengua extranjera la lengua es enseñada per se, en estas clases debe haber un enfoque
didáctico diferente. Se debe poner el énfasis en el mensaje más que en la corrección
lingüística. En otras palabras, la clase de MBE no es, en principio, una clase de
lengua. Se trata más bien de todo lo contrario, es decir una clase en la que se imparten
contenidos y en la que esa lengua está siendo utilizada. Esto implica que la gramática
no se imparte de ninguna manera, a no ser de pasada. "El mensaje antes que la
corrección" implica también la tolerancia ante los errores de los alumnos que
pueden necesitar ayuda con las funciones lingüísticas orientadas hacia la materia que se
imparte, pero que no deberían, en ningún caso intimidar al alumno. Este aspecto es, de
nuevo, un proceso didáctico que exige mucho del profesor que, en particular, ha sido
formado en una enseñanza más tradicional, basada en la gramática y encontrará difícil
integrar este concepto en su comportamiento pedagógico.
Cambio de código: En la clase
de lengua extranjera el cambio de código, es decir el paso a la lengua materna cuando una
palabra o una estructura es desconocida o no se recuerda, es absolutamente desaconsejable,
ya que puede conducir a una cierta pereza al expresar lo que se quiere decir. En una clase
de MBE, por el contrario, el cambio de código puede ser un recurso natural, utilizado de
forma espontánea por los hablantes bilingües y, como tal, una ayuda para el aprendizaje
cuando no se dispone de un término específico. Un intercambio de este tipo entre alumno
y profesor en una clase de historia alemana en inglés podría ser el siguiente:
Alumno: The Turks - eh - früher?
Profesor: Pardon?
Alumno: Was heisst früher?
Profesor: In earlier times
Alumno: In earlier times the Turks were called
El "cambio de código", además de la "tolerancia al error" y el
"mensaje antes que la corrección" son aspectos que deben ser tenidos en cuenta
a la hora de evaluar una clase de MBE, recordando siempre que la adquisición de estos
hábitos por parte del profesor requiere tiempo.
Evaluación: Los principios
enumerados más arriba se reflejarán en los métodos de evaluación. Los profesores
deberán tener en cuenta, de nuevo, una escala diferente de prioridades. En primer lugar,
debe especificarse como una parte de la documentación MBE del centro si la consecución
de los objetivos académicos de la materia impartida en la segunda lengua se evaluará en
la lengua extranjera o en la lengua materna del alumno. Existen buenas razones a favor y
en contra de una u otra opción. Si una escuela opta por examinar en la lengua extranjera,
los profesores deberán decidir la importancia que otorgan en el examen a la corrección
lingüística. Un enfoque muy pragmático consiste en otorgar menos valor a la corrección
gramatical y más al contenido, con la excepción de los exámenes que contienen tal
cantidad de errores lingüísticos que impiden la comprensión del texto. Algunas
autoridades educativas han elaborado líneas de actuación en este sentido, especificando
que dos tercios de la nota deberían centrarse en aspectos conceptuales y un tercio en la
corrección lingüística.
Orientación sobre las
actividades: Cualquier enfoque didáctico reciente pondrá énfasis en el doble
significado de la "orientación sobre las actividades" en el aula. Este aspecto
es válido también para la clase de MBE, donde el objetivo prioritario es el uso de una
segunda lengua como una forma de proporcionar a los alumnos una formación cualificada
para su futura vida profesional. Un mecánico francés, por ejemplo, deberá estar
cualificado para dar instrucciones acerca del mantenimiento apropiado de una pala
excavadora fabricada en Francia a un mecánico de los Emiratos en inglés que es una
lengua franca para ambos.
El otro significado que subyace en este concepto es el de la naturaleza metodológica.
"Actuar" en una lengua, en el verdadero sentido de la palabra, significa, por
ejemplo, preparar gráficos, carteles, pósters, buscar información en Internet, elaborar
instrucciones, hacer exposiciones y debatir los pros y los contras de determinado aspecto.
Todo esto implica actividades que promueven el uso de la lengua de una forma inmediata. No
resulta accidental, por otra parte, que el trabajo por proyectos realizado en pequeños
grupos sea típico, aunque no exclusivo de este tipo de enseñanza bilingüe.
Los siguientes estudios de casos
ilustrarán uno, dos o más de los puntos mencionados más arriba en diferentes tipos de
escuelas de diferentes países. Proporcionarán una visión de la clase bilingüe,
tradicional o experimental, y convencerán, eso esperamos, a los estudiantes que estén
interesados, a los profesores y administradores educativos del gran potencial de las
clases y de su valor para el nuevo milenio.