Aitor Carrillo Pérez (estudiante del Máster Universitario en Historia y Memoria), Irune Bueno Delgado y Edurne Turrillas Bueno (alumnas ambas del Doble Máster Universitario en Historia y Memoria y en Profesorado de Educación Secundaria) han investigado, durante las titulaciones que cursan en la Universidad Pública de Navarra (UPNA), la represión franquista en la Comunidad Foral, poniendo el foco en distintos periodos históricos. Así, desde el punto de vista cronológico, se han centrado, respectivamente, en la depuración del personal ferroviario, los juicios a navarras por el Tribunal de Orden Público (TOP) y las medidas punitivas a los trabajadores de Potasas. Sus trabajos se pueden consultar en la publicación “Memoriapaper(ak)”, disponible en el sitio web del Fondo Documental de la Memoria Histórica en Navarra (FDMHN). Estos estudios se han realizado gracias a los encargos realizados al citado fondo en el marco del convenio que mantiene con el Parlamento de Navarra.
De izq. a dcha.: Irune Bueno, Edurne Turrillas y Aitor Carrillo, en el campus de la UPNA en Pamplona.
En concreto, Aitor Carrillo ha investigado la depuración laboral que sufrió el personal ferroviario navarro durante la guerra civil y el franquismo, comparando las comarcas de la Ribera y Sakana. Este trabajo es una ampliación de otro publicado en junio del año pasado. Entre otras cuestiones, Carrillo ha concluido que la situación geográfica de la Sakana permitió a muchos ferroviarios huir a zona republicana. “Para las autoridades golpistas, eso fue una traición, es decir, una colaboración con el enemigo —señala Aitor Carrillo—. En consecuencia, cuando terminó la guerra, sufrieron más sanciones laborales en Sakana que en la Ribera. Con diferencia, los trabajadores de la estación de Alsasua fueron los más castigados de toda Navarra”.
El doble desafío de las mujeres al régimen
Por su parte, el trabajo de Irune Bueno se ha centrado en las mujeres navarras que fueron enjuiciadas por el Tribunal de Orden Público. Gracias a las sentencias de dicho tribunal, ha analizado el perfil de las 26 mujeres que fueron juzgadas entre 1967 y 1975. La mayoría eran solteras, de entre 20 y 30 años, trabajadoras o estudiantes y cuya provincia de nacimiento y detención fue Navarra, aunque también las hay de Madrid, Gipuzkoa o Zaragoza. Todos estos casos están relacionados con actividades antifranquistas, y les acusaron de delitos como asociación ilícita o propaganda ilegal. De las 26 mujeres condenadas, 24 denunciaron haber sufrido torturas durante las detenciones. Bueno defiende que el castigo que sufrieron estas mujeres fue “doble, porque su desafío al régimen era también doble, al ser a un tiempo disidentes políticas y de género”.
Finalmente, Edurne Turrillas ha analizado la represión que sufrieron los trabajadores de Potasas de Navarra, desde una perspectiva “micro”. Potasas fue una de las fábricas más importantes del movimiento obrero navarro en el tardofranquismo, porque era la empresa más grande del Viejo Reino y porque protagonizó el famoso encierro de enero de 1975. “La principal función de la represión era controlar a la clase trabajadora e impedir la solidaridad y la organización entre ella —afirma Edurne Turrillas—. Las medidas punitivas adoptadas por la dirección de la empresa sirvieron para mantener el control sobre los trabajadores, especialmente, durante los períodos de mayor conflicto laboral”.