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La formación del alumnado no universitario en técnicas de soporte vital básico (SVB) ante una parada cardiaca, que Navarra introdujo en 2011 de forma pionera en España, ha permitido que al menos 60.000 escolares “adquirieran y retengan habilidades de calidad” para practicar una reanimación cardiopulmonar. Este logro ha sido posible gracias a la formación previa recibida por 1.726 docentes (el 60 %, especialistas de Educación Física). Estos datos sobre la estrategia desplegada en centros escolares de la Comunidad Foral para aprender maniobras de resucitación se recogen en un artículo de investigación recientemente publicado en la revista científica “SAGE Open”. Su primer autor es el estudiante de doctorado de Ciencias de la Salud en la Universidad Pública de Navarra (UPNA) Clint Jean-Louis Fernández, médico de la red de urgencias extrahospitalarias del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea y socio-fundador de la asociación “El ABC que salva vidas”.

zoom Parte de los autores del artículo. De izq. a dcha.: Clint Jean-Louis, Diego Reyero, Carlos Beaumont y Javier Fernández.

Parte de los autores del artículo. De izq. a dcha.: Clint Jean-Louis, Diego Reyero, Carlos Beaumont y Javier Fernández.

Firman también el citado artículo, de acceso libre, su compañero de la red de urgencias extrahospitalarias Diego Reyero Díez, tres profesionales del Hospital Universitario de Navarra (los médicos Carlos Beaumont Caminos y Nikole Velilla Mendoza y el enfermero Javier Fernández Eíto) y un investigador de las universidades Sigmund Freud de Viena (Austria) y Berna (Suiza), Robert Greif.

“La parada cardiaca extrahospitalaria afecta a más de 350.000 personas al año en Europa y entre el 60 y el 80 % suceden en el domicilio —afirma Clint Jean-Louis—. De ahí la importancia de que la ciudadanía sepa reconocer la parada cardíaca, alertar al 112, iniciar maniobras de reanimación cardiopulmonar y, si se tiene uno a mano, aplicar un desfibrilador antes de que lleguen los servicios de emergencias. Es lo que forma la denominada cadena de supervivencia”.

Profesores de Educación Física como agentes de cambio

En 2010, Clint Jean-Louis, Carlos Beaumont y Diego Reyero fueron algunos de los profesionales del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea y del Servicio de Bomberos del Ejecutivo foral que fundaron la asociación “El ABC que salva vidas”, debido a su preocupación ante “la alta mortalidad por muerte súbita y el bajo conocimiento entre la ciudadanía de las maniobras de resucitación”. El objetivo era fortalecer la cadena de supervivencia con, entre otras medidas, un programa formativo de soporte vital básico para centros educativos, que se inició en 2011. “Con ello, se buscaba capacitar a los profesores de Educación Física como agentes de cambio para implementar y mantener una iniciativa de estas características en sus planes de estudios”, recuerda Clint Jean-Louis, quien aporta varias razones para escoger a estos docentes: “el contacto cercano con los estudiantes en comparación con otros profesionales, como los del ámbito sanitario; el acceso directo a generaciones de niños y compañeros a lo largo de su vida profesional; la disponibilidad de espacio en el gimnasio de los centros educativos, y la gran flexibilidad para programar sesiones prácticas”.

En una primera fase, se formó al profesorado con el fin de que adquiriese las competencias y la confianza necesarias para aplicar técnicas de soporte vital básico. Posteriormente, se invitó a las y los docentes a hacer lo mismo con el resto de la comunidad escolar, principalmente, con el alumnado, pero también con otros docentes, personal de servicios y familias, para lo que se dotó a los centros de material didáctico y muñecos. “La formación cercana y en pequeños grupos fomenta una mayor interacción entre instructores y profesores, algo fundamental, no solo para la adquisición de las habilidades, sino también para diseñar la formación en la comunidad escolar”, añade Clint Jean-Louis.

Una de las claves de la progresión del programa residió en haber formado al 100 % del profesorado de Educación Física. “Esto llevó a una rápida extensión en los centros navarros”, apunta el autor. A ello se sumó que, en 2014, el Departamento de Educación del Gobierno de Navarra introdujo la formación en técnicas de soporte vital básico como materia curricular en 5.º y 6.º curso de Educación Primaria y en 2.º y 4.º de la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), por lo que se convirtió en la primera comunidad en España en una iniciativa de este tipo. “El profesorado ha formado sobre la cadena de supervivencia desde edades tempranas, en Educación Infantil, pasando por Primaria, hasta Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional, tanto en centros públicos como colegios concertados”, repasa Clint Jean-Louis sobre los 210 centros participantes, que fueron equipados con material formativo.

En 2015, el Consejo Europeo de Reanimación, avalado por la Organización Mundial de Salud (OMS), recomendó la formación escolar de soporte vital y, además, instauró el 16 octubre como el Día Mundial de la Parada Cardiaca.

El programa formativo se ha consolidado, a juicio Clint Jean-Louis, por haberse “centrado en la escuela, entendida como una comunidad, e incluir profesores de distintas materias, no solo los de Educación Física, algo que incrementó también la conciencia de la posibilidad de salvar vidas después de un paro cardíaco”. El investigador también detecta varios desafíos futuros. “A pesar de la formación curricular obligatoria en SVB en las escuelas, dicho programa requiere más apoyo institucional, cursos de actualización para el profesorado, un seguimiento del desempeño de docentes y estudiantes, y la inclusión de esta materia en el currículo de Magisterio”, concluye.