Investigadoras del Grupo del ELIKOS del Instituto IS-FOOD de la UPNA. De izq. a dcha.: Lide Arenaza Etxeberria, Maddi Osés Recalde, María Medrano Echeverría e Idoia Labayen Goñi (directora del grupo de investigación)
La modificación de los estilos de vida es “una estrategia terapéutica eficaz” para tratar el hígado graso pediátrico, una patología cuya incidencia afecta a casi el 8% de la población infantil y al 35-40% de los menores con sobrepeso u obesidad. Así, lo recoge un artículo de investigación, en el que han participado investigadoras del Instituto de Innovación y Sostenibilidad en la Cadena Agroalimentaria (IS-FOOD) de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y que acaba de ser publicado en la revista “Diabetes Care” de la Asociación Americana de la Diabetes. “Los efectos de la intervención multidisciplinar, que combina educación en estilos de vida saludables y ejercicio físico, fueron clínicamente relevantes, ya que la reducción de la grasa hepática fue del 20% en solo 22 semanas”, describe Idoia Labayen Goñi, resposanble del grupo de investigación ELIKOS (ELikadura, arIKeta fisikoa eta Osasuna: Nutrición, Actividad Física y Salud) del Instituto IS-FOOD. Los autores de esta publicación, que trabajan en las universidades de Castilla-La Mancha, Granada y País Vasco, además de en la UPNA, destacan la importancia de promover este tipo de intervenciones como parte del tratamiento de la obesidad infantil.
“La incidencia de hígado graso pediátrico se ha disparado en las últimas dos décadas como consecuencia de la epidemia de obesidad infantil —afirma Idoia Labayen, profesora del Departamento de Ciencias de la Salud—. La Organización Mundial de la Salud estima que, en el año 2025, un total de 38 millones de niños en todo el mundo tendrán esteatosis hepática o hígado graso”. Esta patología es un importante factor de riesgo de desarrollo de diabetes mellitus tipo 2 y enfermedad cardiovascular. “Además, el progreso de la enfermedad puede dar lugar a cirrosis hepática y eleva el riesgo de carcinoma hepático”, apunta la investigadora.
Vida saludable y ejercicio físico
El trabajo publicado en la citada revista norteamericana de endocrinología y metabolismo demuestra que la modificación de los estilos de vida es “una estrategia terapéutica eficaz” en el tratamiento del hígado graso. “En este trabajo, se compararon los efectos sobre la grasa hepática de un programa de educación familiar en estilos de vida saludables, reforzado con psico-educación, con otro que, además del programa educativo, incluía ejercicio físico —indica Idoia Labayen—. Los resultados muestran que los dos programas reducen la grasa corporal y la resistencia a la insulina, y mejoran los hábitos dietéticos y la salud psicológica de los niños, pero que solo el grupo que participó en el programa completo, que incluía educación en hábitos de vida saludables y ejercicio físico, logró reducir la grasa hepática”.
Firman este artículo, por parte de la UPNA, las investigadoras Lide Arenaza Etxeberria, María Medrano Echeverría y Maddi Osés Recalde, además de la ya citada Idoia Labayen. Junto a ellas, han participado Edurne Maiz Aldalur (Universidad del País Vasco), Jonatan Ruiz Ruiz y Francisco B. Ortega Porcel (ambos, de la Universidad de Granada) y Vicente Martínez-Vizcaíno (Universidad de Castilla-La Mancha).
Investigación premiada
Se da la circunstancia de que la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), dependiente del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, concedió el pasado abril el Premio Estrategia NAOS en el ámbito sanitario a este proyecto, liderado por Idoia Labayen, para investigar el efecto del ejercicio físico sobre la esteatosis hepática no alcohólica (o hígado graso), la adiposidad y los factores de riesgo cardiovascular en niños y niñas pre-adolescentes con sobrepeso que participan en un programa de educación familiar en estilos de vida saludables.
La Estrategia NAOS (Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad) es una iniciativa de salud impulsada por el Gobierno de España que, siguiendo la línea de las políticas marcadas por los organismos sanitarios internacionales (Organización Mundial de la Salud, Unión Europea...), tiene como meta invertir la tendencia de la prevalencia de la obesidad mediante el fomento de una alimentación saludable y de la práctica de la actividad física y, con ello, reducir sustancialmente las altas tasas de morbilidad y mortalidad atribuibles a las enfermedades no transmisibles. En 2011, dicha iniciativa, cuyo lema es “¡Come sano y muévete!”, fue consolidada e impulsada por la Ley 17/2011, de 5 de julio, de seguridad alimentaria y nutrición.