Estudiantes de la UPNA posan al inicio de una sesión práctica de historia, con Gemma Piérola (de pie, 1.ª por la derecha), Daniel Sánchez Aguirreolea (sentado, 1.º por la izq.), Amaya De Carlos (de pie, 1.ª por la izq.) y Maider Ecay (al lado de esta última).
Estudiantes del grado en Sociología Aplicada de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) aprenden Historia Contemporánea de forma práctica gracias a técnicas de gamificación, una metodología de enseñanza-aprendizaje por la que asimilan contenidos del currículum relacionados con la Guerra Fría mediante el juego de estrategia “Twilight Struggle” (“Lucha crepuscular”). La originalidad de la iniciativa, en la que ha colaborado la asociación pamplonesa de juegos de tablero Alter Paradox, reside también en que alumnas de Bachillerato del Colegio Hijas de Jesús (Jesuitinas) de la capital navarra, que previamente habían utilizado este recurso en su centro, han actuado como dinamizadoras con los universitarios. El profesorado impulsor de esta actividad destaca haber logrado una mayor motivación del alumnado.
“La metodología de enseñanza-aprendizaje de gamificación permite a los estudiantes universitarios cumplir con objetivos específicos de aprendizaje y desarrollar habilidades que estimulen su motivación hacia la asignatura, los conocimientos y la interacción positiva entre docente y alumnado”, señala Gemma Piérola Narvarte, profesora universitaria del Departamento de Ciencias Humanas y de la Educación e impulsora de esta actividad. Imparte a estudiantes de primer curso la asignatura Historia Social y Política Contemporánea, cuyo responsable es el profesor Emilio Majuelo Gil.
De Yalta a la caída del Muro
“Twilight Struggle” es un juego de mesa temático de guerra y estrategia, ambientado en la Guerra Fría. “Es solo para dos personas, aunque puede plantearse para que puedan jugar un par de parejas. Una de las personas representa a los Estados Unidos y la otra, a la Unión Soviética, a pesar de que el juego, igual que el periodo histórico y sus dinámicas, abarca la totalidad del mundo a partir de 1945 —describe Gemma Piérola—. Se inicia partiendo de la situación geopolítica del final de la II Guerra Mundial, tras las conferencias de Yalta y Postdam, y termina en 1989, cuando ya solo EEUU sigue en pie”.
El temario de la asignatura Historia Social y Política Contemporánea trata, desde distintos puntos de vista, del periodo de la Guerra Fría y la situación posterior del planeta tras la caída del Muro de Berlín y la desaparición de la antigua URSS. “De ahí el interés de trabajar con este material y acercarnos a la materia de otro modo”, apunta la docente, quien contactó con Daniel Sánchez Aguirreolea, profesor de Historia en el Colegio Hijas de Jesús.
“Este juego introduce, de una manera vivencial, en el periodo histórico y lo reproduce en primera persona, captando cómo cada acontecimiento altera todas las estrategias y necesita de decisiones rápidas que conducen a caminos nuevos. Permite caer en la cuenta de que, en la historia, los hechos no son necesarios, que lo que ocurrió podía haber sido de otra manera y que hay acontecimientos decisivos que lo trastocan todo”, indica este docente de Secundaria de un colegio, el de Jesuitinas, que recurre al uso de proyectos didácticos para estudiar la Guerra Fría en primero de Bachillerato.
“Como actividad de ampliación, ofrecimos la posibilidad de jugar al ‘Twiligth Struggle’ —explica Daniel Sánchez—. Uno de los aspectos que más motivaron a las chicas participantes fue la posibilidad de acudir como dinamizadoras de esta misma actividad a un aula universitaria. Verse con sus conocimientos recién adquiridos, explicando un juego complejo sobre un periodo del que antes apenas sabían nada, era un gran reto”. Así, en la UPNA y durante dos sesiones de seis horas en total, las estudiantes de Bachilerato del Colegio Hijas de Jesús Amaya De Carlos García y Maider Ecay Valbuena explicaron las reglas y resolvieron dudas sobre el periodo histórico a los universitarios.
Enseñanza de jóvenes a mayores
“Este tipo de experiencias siempre suelen hacerse en sentido inverso: son las personas mayores quienes enseñan a las más jóvenes. Sin embargo, el que haya sido al revés es muy motivador —afirma Daniel Sánchez—. Durante las sesiones en la UPNA, lo más gratificante fue ver en los ojos del alumnado universitario el reconocimiento a las estudiantes de Bachillerato por su ‘profesionalidad’, su soltura con el juego y la claridad y la paciencia en sus explicaciones. Los alumnos mayores se veían retados al ver a las preuniversitarias con tanto nivel y estas se sentían mayores y muy responsables”.
Las dos alumnas coinciden en que esta iniciativa les ha acercado a la Universidad. “Me ha ayudado a conocer un poco mejor la vida universitaria y, sobre todo, a desenvolverme en un ambiente diferente al que estoy acostumbrada”, comenta Amaya De Carlos. Por su parte, Maider Ecay define esta experiencia como “necesaria y rica”, además de “un punto a favor respecto al futuro”.
“Escuchar a alguien que no es la profesora de siempre despierta, de primeras, curiosidad. Si, además, las personas que van a enseñar algo nuevo son alumnas de Secundaria, la intriga aumenta. Y, además, como todo ello va acompañado de un enorme juego de tablero, la expectación está garantizada”, resume Gemma Piérola sobre esta experiencia.