La cápsula endoscópica, un dispositivo con cámara de un tamaño ligeramente superior a un comprimido que sirve para estudiar el intestino delgado, es “una nueva herramienta útil y complementaria a la endoscopia convencional que permite explorar, de forma no invasiva, todo el tubo digestivo, desde la boca hasta el ano”, según recoge la tesis doctoral del médico José Francisco Juanmartiñena Fernández (Pamplona, 1979), que ha defendido en la Universidad Pública de Navarra (UPNA). Según los resultados de su investigación, esta tecnología es capaz de “detectar, de una forma fácil y sencilla, lesiones en el esófago, el estómago y el colon, además de las propias del intestino delgado, incluso cuando algunas de ellas no habían sido detectadas con anterioridad por otros procedimientos”.
“Si bien, los hallazgos obtenidos son prometedores, hay que tomarlos con cautela, ya que este dispositivo aún presenta limitaciones que deben subsanarse y, muy probablemente, pronto se corregirán. Tampoco se ha demostrado que esta tecnología sea superior a la endoscopia convencional, sino más bien un complemento de esta”, apunta el autor de la tesis doctoral, que ha sido calificada con sobresaliente “cum laude”.
El acceso al intestino delgado
Hasta la aparición de la cápsula endoscópica, era limitada la accesibilidad al intestino delgado, “un órgano móvil localizado en el interior de la cavidad abdominal, con una longitud media de seis metros y formado por el duodeno, el yeyuno y el íleon”. “Antes, mediante las técnicas existentes, la gastroscopia y la colonoscopia, sólo se podían explorar unos pocos centímetros del duodeno y del íleon terminal —recuerda José Francisco Juanmartiñena —. En 2001, con la aparición y posterior comercialización de esta nueva tecnología, el abordaje endoscópico del intestino delgado dejó de ser una utopía, pues permitió explorar de una forma fácil y sencilla la totalidad de este órgano, lo que se denomina enteroscopia”.
Esta nueva tecnología consta de tres elementos fundamentales: la cápsula endoscópica propiamente dicha, la grabadora y un software especial instalado en el ordenador. “La cápsula endoscópica es ligeramente mayor que un comprimido, de entre 11 y 26 milímetros, y fácil de ingerir por vía oral —describe el autor de la tesis—. Se caracteriza por capturar de dos a seis imágenes por segundo desde su activación en la boca y mantiene su función hasta que alcanza el colon o se agota la batería, que dura de diez a doce horas de media. Las imágenes obtenidas son trasmitidas por radiofrecuencia a la grabadora que porta el paciente para, posteriormente, ser descargadas y procesadas por un software especial en un ordenador hasta obtener el vídeo final”.
Tal ha sido “el impacto de esta técnica en la medicina moderna que, en la actualidad, más de tres millones de exploraciones con cápsula endoscópica se han realizado en todo el mundo y se ha visto un incremento en las indicaciones para su uso”. “Todo ello, en parte, se debe a la sencillez de la prueba y a la buena aceptación del público en general. Tanto es así que, actualmente, todas las guías clínicas consideran a la cápsula endoscópica como la primera exploración que hay que realizar para estudiar el intestino delgado, relegando a la endoscopia convencional al estudio del esófago, estómago y colon”, añade José Francisco Juanmartiñena, cuya tesis doctoral han dirigido Juan Manuel Casas Fernández de Tejerina, profesor del Departamento de Ciencias de la Salud de la UPNA y jefe de la Sección de Hospitalización A en el Servicio de Medicina Interna del CHN, e Iñaki Fernández-Urién Sainz, médico adjunto en el Servicio de Digestivo del CHN y miembro del Grupo de Investigación de Terapéutica en Encoscopia Digestiva de Navarrabiomed (centro de investigación biomédica del Gobierno de Navarra y la UPNA).
Breve currículum
José Francisco Juanmartiñena se licenció en Medicina en la Universidad de Navarra en 2003. Cursó la especialidad de Aparato Digestivo como médico interno residente en el Hospital de Navarra entre 2004 y 2008. Al concluir este periodo, se trasladó al Hospital Santiago de Vitoria (Álava), donde completó su formación en endoscopia avanzada y ecoendoscopia. En la actualidad, trabaja como médico adjunto del Servicio de Digestivo del CHN.
En 2011, empezó a trabajar e investigar sobre la cápsula endoscópica de la mano del ya citado Iñaki Fernández–Urién. Desde entonces, ha realizado más de 600 exploraciones con cápsula. Además, ha presentado un centenar de comunicaciones orales y pósteres en congresos nacionales e internacionales. En uno de ellos, el Congreso Internacional Ibérico de Capsula Endoscópica, celebrado el pasado enero, recibió el Premio al Mejor Caso Clínico como uno de los tres autores firmantes. También ha escrito, como primer firmante, más de 18 artículos relacionados con esta temática y ha participado en varios estudios de carácter nacional e internacional con varias instituciones sanitarias.