La violencia de género puede agudizarse en contextos de exclusión social, tanto en lo referente a la probabilidad de experimentarla como en su intensidad, según se desprende de la tesis doctoral “Violencia de género en la pareja y exclusión social. Los efectos de la intersección entre diferentes estructuras de desigualdad”, defendida en la Universidad Pública de Navarra (UPNA). La autora de la tesis es Paola Damonti y el trabajo ha estado dirigido por Miguel Laparra Navarro y Patricia Amigot Leache, ambos docentes del Departamento de Trabajo Social de la Universidad. La tesis ha sido calificada con la máxima nota, “sobresaliente cum laude”.
La investigación intenta acercar las dos posturas tradicionalmente enfrentadas en materia de violencia de género y exclusión social, aquella que los reconoce como fenómenos con relación directa y aquella que excluye cualquier relación, aportando para ello un nuevo marco teórico y metodológico que permita establecer las conexiones entre ambas. A tal fin, la investigación analiza tres aspectos: el riesgo de experimentar violencia de género, el tipo de violencia experimentada (física, sexual o psicológica) y su intensidad, a través de datos cuantitativos y entrevistas en profundidad a 16 mujeres supervivientes de violencia machista.
Mayor riesgo de experimentar violencia
En lo referente al riesgo de experimentar violencia, según se desprende de la investigación, el porcentaje de mujeres aumenta progresivamente al alejarse de la zona de plena integración, hasta el punto de que en exclusión severa acaba siendo “dos veces y medio más elevado que en integración plena”, concluye Damonti. La situación de exclusión, según apunta la investigadora, en ocasiones es preexistente a la violencia e influye “en el proceso de selección de pareja y en las dinámicas de la relación que así se viene a crear. En otros casos, por el contrario, la relación es inversa y la situación de exclusión se configura como un producto de la violencia vivida”, apunta.
En cuanto al tipo de violencia, la investigación destaca que, a paridad de otras condiciones, en situaciones de vulnerabilidad social, el riesgo de enfrentar violencia física se multiplica por 3 y la probabilidad de experimentar violencia sexual se multiplica por 2,4; mientras que el riesgo de vivenciar violencia psicológica es solamente un 36% más elevado. El hecho de que los dos primeros tipos de violencia mencionados presenten una asociación especialmente elevada con situaciones de exclusión puede guardar relación con el hecho de que se trata, en ambos casos, de herramientas que permiten “construir el género”, según apunta Damonti. “Y construir, escenificar la masculinidad resulta especialmente importante en contextos (como una situación de exclusión) en los que la disponibilidad de otros medios que permitan alcanzar una masculinidad exitosa es menor”, explica. La violencia psicológica, por el contrario, no presenta una fuerte asociación con situaciones de exclusión, según detalla la investigadora, quien apunta que esto “podría deberse al hecho de que se trata de un tipo de violencia menos evidente, que puede fácilmente confundirse con actitudes más genéricamente sexistas y que es, por ello, mucho más normalizada y, por lo tanto, transversal que otras formas de maltrato”.
En lo que respecta a la intensidad de la violencia, el análisis cuantitativo efectuado permite concluir que las mujeres en situación de vulnerabilidad enfrentan una violencia medianamente más intensa que las integradas (un 28% más intensa); y, aun conformando alrededor de un quinto de la población (21,2%), llegan a constituir la mitad (48,3%) de las que experimentan la violencia más intensa. “Los relatos de las mujeres supervivientes corroboran estos resultados y además evidencian que, en contextos de exclusión, la violencia no solamente tiende a ser más intensa que en integración, sino que tiende a serlo desde el principio. Todo esto guarda relación con el hecho de que, en contextos de exclusión, no se encuentran actores capaces de poner límites a la escalada en el proceso de violencia”, concluye Damonti.
El análisis efectuado, en suma, pone de relieve que, aunque la violencia de género es, efectivamente, un fenómeno transversal (afecta a mujeres de cualquier clase social, nivel educativo, etc.), “ni el riesgo de vivenciarla ni sus características se mantienen siempre estables”, explica Damonti. “Tal afirmación, por otra parte –continúa la investigadora- no está reñida con una conceptualización de la misma como producto de la estructura social patriarcal, pero nos obliga a complejizar la visión que tenemos de dicha estructura y su funcionamiento. Más en detalle, nos obliga a recordar que –tal y como pone de manifiesto el feminismo interseccional– la estructura patriarcal, aun siendo la causa última de la violencia, no actúa en un vacío social sino en intersección con otras estructuras de dominación –como la clase, pero también la integración/exclusión social–, que pueden desencadenar o exacerbar la violencia, explicando así la existencia de diferencias entre grupos”, aclara la nueva doctora por la UPNA.
Currículum de Paola Damonti
Paola Damonti es licenciada en Ciencias Políticas por la Universitá degli Studi di Milano y ha cursado el Máster en Intervención Social con Individuos, Familias y Grupos por la Universidad Pública de Navarra, donde también obtuvo el Diploma de Especialización en Género. Sus líneas de investigación se centran en las desigualdades de género y la violencia contra las mujeres, con especial interés en la intersección entre el género y otros ejes de desigualdad (exclusión social, discapacidad, etc).
Damonti ha sido docente del curso de posgrado en Agente de Igualdad de la Universidad Jaume I y colaboradora externa en el Diploma de Especialización en Género y en el grado de Trabajo Social en la misma institución. Ha realizado investigaciones en desigualdades entre mujeres y hombres para el INAI (Instituto Navarro de Igualdad), el Ayuntamiento de Pamplona, Cocemfe, la Mancomunidad de Servicios de Base de Los Arcos, el Ayuntamiento de Vitoria o la Fundación la Caixa. La nueva doctora por la UPNA cuenta, además, con siete publicaciones en revistas especializadas y una decena de contribuciones a congresos nacionales e internacionales.