Los investigadores de la UPNA autores de este trabajo. De izq. a dcha.: Ekaitz Santazilia, Alfredo Asiáin, Magdalena Romera y Juan José Zubiri.
La actitud más o menos positiva de los hablantes de castellano hacia el euskera se corresponde con un mayor o menor grado de convergencia con la expresión oral de la lengua vasca. Así lo constata una investigación sobre la prosodia del castellano en contacto con el euskera realizada por la Universidad del País Vasco (UPV-EHU), la Universidad Pública de Navarra (UPNA) y el Centro de Investigación de la Lengua y los Textos Vascos (Iker) de Bayona (Francia), una entidad mixta entre el CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica, por sus siglas en francés) y las universidades Montaigne Bordeaux y Pau et des Pays de l’Adour. Este trabajo, centrado en la transferencia, entre un idioma y otro, de rasgos lingüísticos como la entonación o la acentuación, se ha basado en entrevistas con castellanoparlantes y personas bilingües de zonas rurales y urbanas de la Comunidad Foral, Bizkaia y Gipuzkoa.
Los autores de esta investigación, por parte de la UPNA, son cuatro profesores del Departamento de Filología y Didáctica de la Lengua e integrantes de la Cátedra del Archivo del Patrimonio Inmaterial de Navarra de la propia Universidad: Alfredo Asiáin Ansorena, Magdalena Romera Ciria (directora de la citada cátedra), Ekaitz Santazilia Salvador y Juan José Zubiri Lujambio. Este proyecto sobre la prosodia (rama de la lingüística que estudia aquellos elementos de la expresión oral como el acento, los tonos o la entonación) cuenta con la financiación del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad del Gobierno de España.
Hablantes de seis localidades
Los investigadores seleccionaron para su estudio tres tipos de hablantes (monolingües en castellano y bilingües de castellano y euskera, con una de las dos como lengua preferente), tanto de zonas rurales como urbanas. Para ello, se escogieron personas de Pamplona y Lakuntza (Navarra), Bilbao y Lekeitio (Bizkaia) y Donostia e Ibarra (Gipuzkoa), a las que se entrevistó para analizar sus enunciados declarativos e interrogativos. No se incluyó Álava/Araba, porque, en este territorio, ya no queda más que un pueblo con variedad autóctona del euskera (Aramaio), de 1.500 habitantes, y muy alejado de la capital, Vitoria-Gasteiz.
Los autores de este trabajo han hallado “un alto grado de convergencia entre algunos patrones prosódicos del castellano de los hablantes de estas zonas, tanto en el de aquellos monolingües de castellano como en el de los bilingües de alguno de los dos tipos, y los patrones del euskera”, según Magdalena Romera. “Así, por ejemplo, en oraciones declarativas se observa un mayor porcentaje de acentos tonales en los que el pico acentual se encuentra en la sílaba tónica, y en oraciones interrogativas absolutas se da una mayoría de contornos circunflejos descendentes, rasgos ambos típicos de las variedades de euskera habladas en esas zonas”, añade.
Entre las causas de esa transferencia, se encuentran las llamadas actitudes lingüísticas, que son “consideraciones subjetivas, sentimientos y creencias que los hablantes muestran hacia la variedad lingüística del grupo etnolingüístico ajeno, en este caso, el euskera”. “Existe un fuerte componente actitudinal que orienta a los hablantes a tener una predisposición más elevada hacia la convergencia con aquellos grupos con los que desea sentirse asociado y por los que siente una mayor simpatía”, indica.
Esta convergencia prosódica entre variedades se debe también a un proceso de “acomodación lingüística”. “Este concepto hace referencia al proceso por el cual los hablantes modifican su forma de hablar para acomodarse a la de su interlocutor con el objetivo de alcanzar mayor cercanía o distancia. La convergencia lingüística es un poderoso mecanismo para alcanzar la aprobación social del otro, que potencia los elementos lingüísticos convergentes con nuestro interlocutor o con el grupo al que este pertenece. La acomodación lingüística, además de provocar cambios ocasionales en la forma de hablar de los individuos en el momento de la interacción, puede acabar produciendo cambios de carácter más permanente en la lengua”, concluye.