Las sociedades que crean redes de apoyo comunitario (vecinales, laborales o de asociacionismo) consiguen amortiguar los efectos de la exclusión social y logran que las situaciones de pobreza sean menos impactantes. Esta es una de las conclusiones que se recogen en la tesis doctoral, leída en la Universidad Pública de Navarra (UPNA), por la profesora de Trabajo Social Fernanda Caro Blanco, “Inserción por el empleo de colectivos vulnerables: discursos y estrategias de los agentes de inserción”.
Según la investigadora, con la llegada de la crisis se ha demostrado que las respuestas individualizadas a la exclusión social no son siempre válidas y que es necesario replantearse las políticas diseñadas para dar respuesta a los colectivos más desfavorecidos. En este sentido, considera que la crisis también ha tenido un lado positivo. “La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) es un claro ejemplo del trabajo en red. Se ha logrado visibilizar un problema considerado individual, como el desahucio, en un problema de carácter colectivo”, afirma Caro.
Partiendo de la premisa de que la crisis ha incrementado la exclusión social en extensión e intensidad, la investigación ha analizado cómo se están comportando los distintos agentes de inserción social y laboral, qué estrategias se están implementando para dar una solución a esta nueva realidad, y qué discursos acerca de las situaciones de exclusión y de los procesos de inserción se están realizando desde las instituciones, las entidades sociales y los profesionales.
La investigadora destaca que, a diferencia de las respuestas colectivas que se daban en los barrios obreros en los años 70, la sociedad actual es “muy individualista” y “mira solo por el interés propio”. Por eso, valora positivamente las iniciativas ligadas al trabajo comunitario. “En los últimos años, están floreciendo proyectos como los huertos urbanas o los bancos de tiempo. Aunque no sirven para atajar la exclusión social, fortalecen las redes de apoyo comunitario y evitan estigmatizar a las personas vulnerables y aislarlas”, señala la doctora, cuya tesis, dirigida por los profesores Miguel Laparra Navarro, María Antonia Carbonero Gamundi y Begoña Pérez Eransus, ha obtenido la calificación de sobresaliente “cum laude”.
Objetivos y conclusiones
Para llevar a cabo su investigación, Caro ha estudiado diversos textos de carácter institucional referidos al empleo y la inserción tanto social como laboral, así como también ha realizado entrevistas en profundidad a profesionales que trabajan estos aspectos con colectivos vulnerables.
Tras analizar los diferentes discursos y estrategias, la nueva doctora propone cuatro líneas de actuación. La primera de ellas consiste en rediseñar el acompañamiento que se hace a este tipo de colectivos. En este sentido, para la investigadora es imprescindible que el acompañamiento parta del compromiso con la persona con la que se trabaja, que sea sincero y no estigmatizador ni paternalista.
La segunda línea de actuación propuesta es una nueva visión de la empleabilidad que incida en el reconocimiento vital de la persona, es decir, en aspectos como el tiempo que ha estado ocupando un empleo, el que ha dedicado a formarse o el que ha destinado a tareas de cuidado, de trabajo en comunidad o al activismo social. Por otro lado, la intermediación, si es necesaria, debe partir, en todo caso, del respeto a la dignidad de la persona, según subraya Caro.
La tercera propuesta consiste en incorporar el empoderamiento en todos los ámbitos de intervención; en otras palabras, instaurar una nueva noción de poder compartido asentado en la toma de decisiones colectivas y en la toma de conciencia de derechos. Para Caro, “el empoderamiento tiene el poder de sacar del aislamiento, no solo a las personas vulnerables, sino también a los y las que trabajan en estos procesos de integración social”.
La última propuesta hace referencia al trabajo en red en detrimento del trabajo individual (que acaba aislando a la persona, a juicio de Caro) y, en este sentido, se subraya la necesidad de apostar por el trabajo en comunidad. Se trataría, según la investigadora, de destacar la importancia de la existencia de individuos y actores colectivos que se interrelacionan a través de lazos de solidaridad, de reciprocidad y de interdependencia no contractual ni interesada.
Breve currículum
Fernanda Caro Blanco se tituló en 1988 en Trabajo Social en la Escuela Universitaria de Trabajo Social de Islas Baleares (EUTS-UIB). Ha ejercido como trabajadora social en diversos organismos públicos y privados de las Islas Baleares en ámbitos relacionados con la integración social, la atención a las drogodependencias y la promoción social de las mujeres.
Desde 2003 es profesora de Trabajo Social en la Universidad de las Islas Baleares, donde es miembro del grupo de investigación Desigualdades, Género y Políticas Públicas. Su actividad docente está centrada en la materia de Servicios Sociales, así como en la práctica profesional del trabajo social en los ámbitos de la inserción social y la atención a menores infractores y a personas relacionadas con el sistema judicial y penal. Es, además, vicedecana de la Facultad de Filosofía y Letras (UIB) y jefa de los estudios de grado en Trabajo Social. Es autora o coautora de numerosos artículos referidos a las políticas sociales de inclusión y ha participado como ponente en jornadas, congresos y cursos relacionados con el trabajo social, los servicios sociales y las políticas sociales de inclusión.