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zoom Los investigadores Mikel Izquierdo (izq.) y Robinson Ramírez-Vélez posan en la UPNA.

Los investigadores Mikel Izquierdo (izq.) y Robinson Ramírez-Vélez posan en la UPNA.

La Universidad Pública de Navarra (UPNA) trabaja en un proyecto de investigación, junto con otras cuatro universidades de Colombia, Chile, Estados Unidos y España, para estudiar los beneficios para la salud de la práctica regular del llamado entrenamiento interválico de alta intensidad o “High-Intensity Interval Training” (HIIIT). Este tipo de entrenamiento consiste en repetir de cuatro a seis veces ejercicios de corta duración (desde treinta segundos hasta cuatro minutos), a alta intensidad (por encima del 85-95% de la frecuencia cardiaca máxima), con entre tres y cuatro minutos de recuperación. Los estudios previos han mostrado que esta práctica produce mejoras significativas en varios índices de salud relacionados con la edad (colesterol, glucosa, capacidad cardiorrespiratoria…), tanto de personas sanas como de aquellas en riesgo cardiovascular o afectadas por enfermedades cardiometabólicas. Esta iniciativa examinará durante tres años la respuesta individual de las personas a este tipo de entrenamiento para realizar, en un futuro, un programa de entrenamiento a la carta y personalizado.

En el proyecto trabajan, además de la UPNA, la Universidad del Rosario en Bogotá (Colombia), la Universidad Emory en Atlanta (Estados Unidos), la Universidad de Granada (España) y la Universidad Santiago de Chile (Chile). La financiación corre a cargo del Fondo de Investigación de la Universidad del Rosario y de Colciencias (el Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación, dependiente de la Presidencia de Colombia). De hecho, el coordinador del proyecto es Robinson Ramírez-Vélez, doctor en Ciencias Biomédicas y profesor titular en el Centro de Investigación para la Medición de la Actividad Física (CEMA) de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario.

“Actualmente, las llamadas enfermedades no transmisibles matan a 38 millores de personas cada año, especialmente, en los países de ingresos bajos y medios —explica Mikel Izquierdo Redín, catedrático del Departamento de Ciencias de la Salud de la UPNA y participante en el proyecto—. Según la Organización Mundial de la Salud, las enfermedades cardiovasculares son las más prevalentes, con 17,5 millones de nuevos pacientes detectados cada año, seguidas del cáncer, las enfermedades respiratorias y la diabetes”.

Uno de los comportamientos saludables recomendados para prevenir dichas dolencias es el ejercicio físico. “Recientemente, se han publicado varios estudios que muestran que aquellos programas que incluyen sesiones con entrenamiento interválico de alta intensidad generan respuestas fisiológicas, metabólicas y hormonales que se asemejan a los cambios que normalmente se asocian con el entrenamiento tradicional continuo moderado-intenso de alto volumen”, según Izquierdo y Ramírez-Vélez.

Popularizado por Zátopek

El entrenamiento interválico fue descrito, por primera vez, por el cardiólogo Hans Reindell en Alemania durante los años 30 y, posteriormente, fue popularizado durante la década de los 50 por el campeón olímpico checo de pruebas de fondo Emil Zátopek. Un ejemplo de este tipo de entrenamiento sería subir, dos días por semana, las escaleras de cuatro pisos a un ritmo muy alto.

“Desde una perspectiva de salud pública, los llamados protocolos con entrenamiento interválico de alta intensidad tienen una importante relevancia científica, ya que la falta de tiempo y el sedentarismo siguen siendo dos de las barreras comúnmente más citadas que impiden realizar ejercicio de forma regular en todas las edades —señala Mikel Izquierdo—. A corto plazo, los programas que incluyen estos protocolos han demostrado ser unos métodos seguros que producen mejoras significativas en varios índices de salud relacionados con la edad, como, por ejemplo, la capacidad cardiorrespiratoria, la composición corporal, la función endotelial y los marcadores de glucosa y lípidos tanto en individuos sanos como en aquellos en riesgo cardiovascular, debido al exceso de peso, sedentarismo o dieta inadecuada, o en sujetos afectados por algún tipo de enfermedad cardiometabólica, por hipertensión arterial, fallo cardiaco congestivo o síndrome metabólico”.

Adultos sedentarios

El proyecto busca evaluar los efectos y la prevalencia, en el tipo de respuesta individual, de diferentes ejercicios físicos e intensidades para la salud cardiometabólica en adultos con exceso de peso y sedentarios. “Con los resultados obtenidos de este proyecto de colaboración, se podrá contribuir a dilucidar posibles mecanismos implicados en el desarrollo de las enfermedades no transmisibles y proporcionar información para el diseño e implementación de intervenciones encaminadas a prevenirlas en cualquier etapa de la vida, de manera personalizada”, según Mikel Izquierdo y Robinson Ramírez-Vélez.