Ibai García Tabar, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte por la Universidad del País Vasco, considera que el método más eficaz, preciso y económico para determinar la capacidad aeróbica de los deportistas o poblaciones especiales es la medición del umbral del lactato en sangre. Aunque este sistema ya es utilizado por deportistas y equipos profesionales, no siempre es extensible a deportistas amateurs o pacientes enfermos con recursos económicos limitados porque requiere la supervisión de profesionales cualificados. Por eso, en su tesis doctoral defendida en la Universidad Pública de Navarra (UPNA) bajo el título (traducido al español) “Determinación de la capacidad aeróbica mediante métodos prácticos, baratos y submáximos", el investigador propone tres nuevas herramientas para hacerlo de manera más barata y sencilla.
La primera de ellas es un pulsómetro para medir la capacidad aeróbica a través de la velocidad asociada al 90% de la frecuencia cardíaca máxima. “Este sistema es muy práctico porque no requiere personal sanitario. Podemos monitorizar la capacidad aeróbica sin la ayuda de un especialista”, asegura Ibai García Tabar.
La segunda herramienta es un pulsómetro que utiliza la variabilidad de la frecuencia cardíaca. En este caso, sí sería necesario el seguimiento por parte de un entrenador o de un preparador físico, ya que este sistema conlleva un proceso matemático especial que requiere un control más exhaustivo.
La última propuesta es una única toma de lactato en sangre a través de un lactatómetro, un dispositivo similar al que utilizan las personas con diabetes para medir la concentración de glucosa en sangre. “El proceso dura entre cinco y trece minutos y el usuario puede implementarlo en su rutina diaria. Esta propuesta permitiría reajustar las intensidades de los entrenamientos de una manera continua y hacer un seguimiento más preciso de la evolución de la capacidad aeróbica de un jugador de fútbol, por ejemplo, durante su etapa final de readaptación después de una lesión. Asimismo, facilitaría la evaluación del nivel de fatiga generado después de un periodo de sobrecarga”, señala el doctor, cuya tesis, dirigida por los profesores Mikel Izquierdo Redín y Esteban Gorostiaga Ayestarán, obtuvo la calificación de sobresaliente “cum laude”.
Dos sistemas para evaluar la capacidad aeróbica
En la actualidad, las dos metodologías de referencia más habituales para determinar la capacidad aeróbica son los analizadores de gases electrónicos y automatizados y la medición de la concentración de lactato en sangre. Ésta última alcanzó relevancia en los años 80, especialmente en el ámbito deportivo. Sin embargo, en el ámbito clínico, la evaluación de los gases respiratorios sigue siendo la metodología predominante.
Según García Tabar, aunque los analizadores de gases electrónicos para determinar la condición aeróbica y el rendimiento deportivo de larga duración están muy extendidos, provocan un error sistemático considerable en la medida del consumo máximo de oxígeno. “La solución pasa por verificar los resultados una vez concluida la evaluación, y comprobar si coinciden con la calibración inicial. Esto solo se puede realizar en los analizadores de gases semiautomáticos”.
Por eso, el investigador se decanta por el método de determinación de los umbrales de lactato, ya que al tener en cuenta más variantes, es más exacto y puede ser útil a más sectores de la población. “Creo que la evaluación del lactato en sangre es especialmente recomendable para las personas de la tercera edad y pacientes enfermos porque, al no medir el consumo máximo de oxígeno, no es necesario llevar al límite al usuario, y por lo tanto, nos evitamos riesgos innecesarios”.
García Tabar espera que sus propuestas se conviertan en una herramienta práctica y supongan un acercamiento entre el mundo de la investigación, por un lado, y el mundo real y el deporte, por otro ya que, a juicio del investigador existe ahora un distanciamiento, a juicio del investigador, que es excesivo y debería remediarse.
Breve currículum
Ibai García Tabar (1987) se licenció en 2010 en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte por la Universidad del País Vasco. Posteriormente, fue becado por Proyección Internacional del Gobierno de Navarra para realizar un máster (MSC, Master of Science) en Mejora del Rendimiento Deportivo en la Edinburgh Napier University (Reino Unido). Durante su estancia, participó en el asesoramiento y apoyo técnico-científico a diferentes equipos y deportistas, como por ejemplo, al equipo escocés de ciclismo de montaña.
En 2011 regresó a la Comunidad Foral con una beca del Instituto Navarro de Deporte y Juventud del Gobierno de Navarra y hasta 2015 trabajó en el Centro de Estudios, Investigación y Medicina del Deporte (CEIMD), dependiente también del Ejecutivo foral. Ha participado en numerosos eventos de difusión técnico-científica a nivel regional, nacional e internacional, y realizó una estancia en el Laboratorio de Rendimiento Humano del de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria para aprender diferentes técnicas de biología molecular.