La sociedad moderna vive una gran paradoja: gracias a la tecnología, los seres humanos tardamos menos tiempo en hacer las cosas y, sin embargo, tenemos la sensación de que nos falta tiempo. A ello hace referencia la tesis doctoral leída en la Universidad Pública de Navarra (UPNA) por Estefanía Dávila Martín, “Aceleración y presentismo. Un estudio genealógico de la temporalidad en las sociedades modernas”, según la cual “hablar de tiempo en la sociedad moderna es hablar de presentes múltiples y cambiantes que deben ser analizados para su mejor comprensión”.
El objetivo de la tesis ha sido estudiar las transformaciones del concepto de tiempo en la modernidad y analizar sus consecuencias desde el marco de la teoría sociológica. Para comprender los debates actuales sobre el tema, Estefanía Dávila se ha centrado en el presentismo, una propuesta del historiador François Hartog a partir de la comparación de diversas formas de articular el pasado, el presente y el futuro en la historia del pensamiento. “Quería estudiar cómo vive el tiempo la sociedad actual, no desde el punto de vista de la cantidad de tiempo que emplea sino desde su experiencia y su vivencia”, señala la autora del trabajo.
En su opinión, “hoy en día vivimos varias vidas diferentes, pero esta actitud, que puede resultar enriquecedora, tiene una doble lectura. Puede provocar desorientación debido a los contratiempos que nos surgen y que nos obligan a reconstruir nuestras vidas (tras un divorcio, una muerte cercana, un despido…) y, al mismo tiempo, abre la posibilidad de tener una identidad más abierta, más flexible. Personas que no se veían integradas en ninguno de los roles sociales establecidos tienen ahora una salida”.
Su tesis doctoral, dirigida por los profesores Josetxo Beriain Razquin y Celso Sánchez Capdequí, ha obtenido la calificación de sobresaliente “cum laude” y la mención de “Doctorado Internacional”. Además de analizar el presentismo, la investigación también ha estudiado cómo se relaciona este fenómeno con la aceleración, un concepto que se podría definir como obtener más en tiempo más breve, es decir, la reducción máxima de la cantidad de tiempo o el aumento de la eficacia de nuestras acciones.
La aceleración y la tiranía del presente
La noción de aceleración de la vida social adquiere fuerza con la Revolución Francesa y la Ilustración. A partir del siglo XVIII, la voluntad del hombre moderno es querer más, siempre querer más. La prioridad ya no es el placer o el displacer sino la mera excitación. Todas las formas de aceleración técnico-industrial, desde el automóvil al avión o de la radio a Internet, han hecho surgir un sentimiento nuevo de “estar en el mundo” y “estar en el tiempo”. “En este contexto se produce un aumento del ritmo de vida como una respuesta moderna a la muerte. Intentamos vivir como si fuéramos eternos. La aceleración se convierte en una negación de la finitud. Si aumentamos la velocidad a la que vivimos, quizás podríamos vivir más y, sin embargo, ni las técnicas de racionalización ni la tecnología pueden hacer que tengamos más tiempo. Vivir intensamente el presente se ha convertido en un elemento intrínseco a la sociedad, en una característica estructural, que también conlleva un alto precio: la tiranía del presente”.
Para la investigadora, aunque la sociedad moderna sí está acelerada, no se produce una aceleración constante porque no es el único movimiento que se da. “Existen dos tipos de movimientos: los antiaceleración, que serían los llamados movimientos slow, como “slow food”, “slow life” o “slow cities”; y los no intencionados, los que engloban a una gran masa social que se ha quedado al margen de la aceleración, bien porque no se ha subido a la nueva tecnología o porque prefiere vivir otro estilo de vida”.
Señala Estefanía Dávila que algunas corrientes de pensamiento postulan la muerte del tiempo como consecuencia de la atemporalización del presente. Ya no existirían horizontes futuros ni pasados, tan solo la totalidad del presente. “Sin embargo, nuestro análisis no pretende defender la muerte del tiempo sino recuperar otra genealogía del mismo, a través del enfoque fenomenológico heredero de Heidegger. Frente al tiempo situacional que diagnostican los teóricos de la aceleración, abogamos por la propuesta del tiempo como horizonte en el que se reúnen las tres dimensiones de la existencia: pasado, presente y futuro”.
Breve currículum
Estefanía Dávila Martín es licenciada y Diploma de Estudios Avanzados (D.E.A.) en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid, posteriormente cursó un Máster en Dinámicas de Cambio en las Sociedades Modernas Avanzadas en la Universidad Pública de Navarra, donde ha realizado sus estudios de doctorado como miembro del grupo de investigación “Cambios Sociales” en el Departamento de Sociología. Ha realizado estancias de investigación en L’École des Hautes Études en Sciences Sociales (Francia) y en Rutgers University (EEUU), y ha presentado su trabajo de investigación en diversos congresos y publicaciones, tanto nacionales como internacionales.