Salta al contenido principal

zoom Investigadores en el observatorio radioastronómico del Centro Jerónimo de Ayanz. De izq. a dcha.: José Javier Vesperinas, Abián Bentor Socorro, Patricia Yanguas, Jesús Palacián, Silvia Díaz, Ambrosio Liceaga y Francisco Falcone.

Investigadores en el observatorio radioastronómico del Centro Jerónimo de Ayanz. De izq. a dcha.: José Javier Vesperinas, Abián Bentor Socorro, Patricia Yanguas, Jesús Palacián, Silvia Díaz, Ambrosio Liceaga y Francisco Falcone.

Investigadores de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) han puesto en marcha un proyecto para construir y poner en operación un observatorio radioastronómico en el campus de Arrosadia, en Pamplona, basándose en un radiotelescopio. Este instrumento sirve para capturar ondas de radio emitidas por cuerpos celestes y así poder estudiarlos. Esta iniciativa ha sido presentada hoy, viernes 16 de septiembre, en una ponencia durante el XXII Congreso Estatal de Astronomía que se celebra hasta el domingo en el Planetario de Pamplona. Silvia Díaz Lucas, profesora del Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica y subdirectora de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales y de Telecomunicación (ETSIIT) de la Universidad, ha expuesto la comunicación durante este encuentro científico en nombre de un grupo multidisciplinar universitario interesado en la astronomía.

A diferencia de un telescopio convencional, que capta imágenes en luz visible, el radiotelescopio es un receptor para ondas de radio. Como muchos cuerpos celestes emiten radiaciones de radiofrecuencia, dichas radiaciones son más detectables en la región de radio del espectro electromagnético que en la de la luz visible. El estudio de todas estas radiaciones se denomina radioastronomía. Gracias a esta rama poco conocida de la astronomía, es posible ver cuerpos y situaciones que no son posibles de detectar con la astronomía óptica: por ejemplo, detectar meteoros, obtener imágenes de galaxias, escuchar las explosiones en torno a Júpiter, fenómenos solares o el sonido que produce una aurora boreal.

Origen de la radioastronomía

El origen de esta ciencia se remonta a la década de los treinta del siglo pasado, cuando los laboratorios Bell, en Estados Unidos, encargaron al ingeniero Karl Jansky la investigación de señales que pudiesen interferir en comunicaciones telefónicas transoceánicas. Para ello, Jansky construyó una antena que podía percibir señales a una longitud de onda de 14,6 metros. Durante su experimento, Janksy descubrió la presencia de una señal desconocida que provenía del plano de nuestra galaxia, la Vía Láctea. En 1937, para investigar ese fenómeno, otro ingeniero estadounidense, Grote Reber, ayudó a Jansky a construir una antena de casi diez metros de diámetro. Descubrieron que aquella misteriosa radiación no solo provenía de la Vía Láctea sino que también era detectada en la dirección del Sol.

En radioastronomía, para poder recibir buenas señales, se deben utilizar grandes antenas o grupos de antenas más pequeñas trabajando en paralelo. La mayoría de los radiotelescopios utilizan una antena parabólica para amplificar las ondas.

Los investigadores de la UPNA aún no han instalado dicha antena parabólica, pero sí han registrado medidas con el resto del equipamiento, que está situado en el tejado del Centro Jerónimo de Ayanz de la Universidad: una antena Radio JOVE (un proyecto de la NASA para que estudiantes y aficionados a la astronomía conozcan más de radioastronomía), una antena VHF-HF (que detecta meteoros, como las Perseidas de agosto) y una cámara All Sky (un tipo de cámara astronómica que también capta meteoros). Las medidas obtenidas con todo este instrumental son el contenido de la ponencia del XXII Congreso Estatal de Astronomía.

“Esto es sólo el principio de este proyecto. El objetivo es establecer una red colaborativa con otras universidades para la puesta a punto del sistema y su posible ampliación, incluyendo más antenas”, afirma Silvia Díaz Lucas.

Este proyecto, auspiciado por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales y de Telecomunicación (ETSIIT), busca interrelacionar docencia, investigación y divulgación, porque quiere implicar a distintos agentes, de modo que, en su desarrollo y ejecución, no solo participen investigadores (de áreas como la ingeniería eléctrica, telecomunicación, informática, etc.), sino también estudiantes, que, en un futuro, podrán centrar sus trabajos fin de grado o fin de máster en los distintos aspectos del proyecto.

Participantes en el proyecto

En esta iniciativa toman parte, además de la propia Silvia Díaz, los investigadores Pedro Diéguez Elizondo (Departamento de Ingeniería Mecánica, Energética y de Materiales), Francisco Falcone Lanas (Ingeniería Eléctrica y Electrónica), Ambrosio Liceaga Elizalde (Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica), Jesús Palacián Subiela (Departamento de Ingeniería Matemática e Informática), Rafael Ruiz Feliú (Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica),  Carlos Sáenz Gamasa (Departamento de Física), Joaquín Sevilla Moróder (Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica), Abián Bentor Socorro Leránoz (Departamento de Ingeniería Eléctrica y Electrónica) y Patricia Yanguas Sayas (Ingeniería Matemática e Informática); y el técnico José Javier Vesperinas Oroz (Servicio de Apoyo a la Investigación).