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zoom Tres de los autores del libro, profesores de la UPNA y miembros del grupo de investigación de Ecología y Medio Ambiente. De izq. a dcha., Bosco Imbert Rodríguez, Juan A. Blanco Vaca, con el libro, y Rosa María Canals Tresserras.

Tres de los autores del libro, profesores de la UPNA y miembros del grupo de investigación de Ecología y Medio Ambiente. De izq. a dcha., Bosco Imbert Rodríguez, Juan A. Blanco Vaca, con el libro, y Rosa María Canals Tresserras.

La Universidad Pública de Navarra (UPNA) ha publicado un libro que recoge las aportaciones de quince expertos sobre los condicionantes ecológicos, técnicos y socioeconómicos en el uso de la biomasa forestal como fuente de energía sostenible e impulsora del desarrollo de las zonas rurales. La obra, coordinada por el investigador de la UPNA Juan A. Blanco Vaca y titulada “Usando la biomasa forestal como una fuente de energía sostenible”, tiene un carácter básico e introductorio, por lo que va dirigida a todos los públicos. En ella, se analiza el caso de Navarra por ser la provincia, junto a Ciudad Real, que más masa forestal tiene susceptible de ser explotada con fines energéticos.

La biomasa forestal (la leña) es el combustible más antiguo usado en el mundo, pero gestionado con criterios técnicos modernos. “Leña, carbón vegetal, serrín, virutas… son productos que han sido tradicionalmente utilizados en talleres y hogares durante décadas, incluso siglos, para producir calor —señala Juan A. Blanco—. Sin embargo, a partir de los años 60 del siglo XX, con la urbanización, el abandono de los pueblos y la reducción de la actividad en el medio rural, el origen de la principal fuente de calor ha ido pasando al gasoil y al gas natural. El uso de la leña ha quedado reducido al ámbito rural”.

No obstante, a lo largo de las páginas del libro, se constata que hay “una oportunidad única de recuperar y potenciar el uso de la biomasa forestal como una fuente de energía sostenible”. “Esto se debe a una combinación de factores: la gestión de los montes realizada en el pasado, la situación del mercado de los combustibles fósiles o el desarrollo tecnológico del sector. De hecho, se han creado nuevos tipos de combustible a partir de la leña y el serrín, como astillas de tamaños homogéneos, briquetas y ‘pellets’, que son pequeñas pellas cilíndricas de serrín prensado. Esto ha homogeneizado e industrializado la oferta de biomasa, a lo que se suma que las nuevas calderas e instalaciones han aumentado la eficiencia de este combustible, con rendimientos del 85 o 90%, de tal forma que generan más calor por unidad de leña”, indica Juan A. Blanco.

Estos factores explican por qué el uso de la biomasa forestal como energía se está extendiendo rápidamente en el ámbito rural y de las pymes (pequeñas y medianas empresas), aunque “queda como reto su desarrollo en ambientes urbanos e industriales”, según apunta el coordinador de la obra, cuyo precio es de 16 euros, en formato papel, y de 11, en PDF.

Uso sostenible de la biomasa

Para este experto, el uso de la biomasa tiene que hacerse de forma sostenible, es decir, “que no provoque un deterioro de las condiciones ambientales, económicas y sociales”. “En la actualidad, existen herramientas cualitativas y cuantitativas para valorar la sostenibilidad del uso de esta energía de forma combinada en los ámbitos ecológicos, económicos y sociales”, añade este investigador.

Sin embargo, a juicio del coordinador de la obra, el principal reto para la sostenibilidad de esta fuente de energía es triple: ambiental, económico y social. “Ambientalmente, hay que mantener el funcionamiento del ecosistema y la biodiversidad del bosque a largo plazo para asegurar que su capacidad productiva no se reduzca —explica Juan A. Blanco—. A ello se suma que, económicamente, es necesario asegurar que existe una demanda suficiente para mantener la producción de biomasa, sin que desborde la capacidad de producción del medio ambiente y del sector industrial. Finalmente, desde el punto de vista social, la biomasa tiene que ser utilizada de forma que se ponga en valor un recurso local y se potencie la economía y el empleo rural, sin poner en peligro otros usos del monte. En definitiva, la viabilidad de la biomasa como una fuente de energía sostenible depende de los condicionantes particulares de cada monte, usuario y zona”.

Los autores han escogido Navarra para ejemplificar la gestión de este recurso, ya que, entre las comunidades autónomas españolas, es “una de las que tiene mayor cobertura y diversidad forestal, mayores índices de certificación de sus bosques y gran tradición en la explotación y mantenimiento del monte”, según recuerda Juan A. Blanco.

Listado de autores del libro

La nómina de autores de la obra incluye a especialistas de varias universidades españolas y europeas, centros nacionales de investigación, asociaciones de desarrollo rural y propietarios forestales. Por orden alfabético, son: Goizeder Barberena Ibáñez (Centro Nacional de Energías Renovables-CENER, Sarriguren, Navarra), Marta Benito Garzón (Centre International de Recherche sur l’Environnement et le Développement, Francia), Cristina Blanco Vaca (Navarrabiomed-Fundación Miguel Servet), Rosa María Canals Tresserras (UPNA), Isabel Elizalde Arretxea (gerente de la asociación Cederna Garalur y, desde 2015, consejera de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local del Gobierno de Navarra), Cristina Fernández Aragón (Universidad de Alcalá, Madrid), Raúl García Valdés (Universidad Paul Valéry de Montpellier, Francia), Lorena Gómez Aparicio (Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología-CSIC, Sevilla), Bosco Imbert Rodríguez (UPNA), Jaime Madrigal González (Universidad de Alcalá, Madrid), Paloma Ruiz Benito (Universidad de Stirling, Reino Unido), Jesús Miguel Santamaría Ulecia (Universidad de Navarra), Juan Miguel Villarroel García (Asociación Forestal de Navarra Foresna-Zurgaia) y Miguel Ángel de Zavala Gironés (Universidad de Alcalá, Madrid), además del ya citado Juan A. Blanco Vaca.