La prevención de los accidentes en los centros educativos se vería potenciada si se incorporara la figura de la enfermera escolar y se elevase la educación para la salud a asignatura en el currículo oficial, en lugar de mantener su carácter transversal como ocurre en la actualidad. Así lo recoge la tesis doctoral, defendida en la Universidad Pública de Navarra (UPNA), por la enfermera Raquel Sáenz Mendía.
“El alumnado es un activo de salud capaz de prevenir situaciones de riesgo y participar activamente en la construcción de un entorno escolar más seguro”, afirma la nueva doctora, que ha obtenido la calificación de sobresaliente “cum laude” gracias a una tesis en la que interpreta la percepción infantil respecto a los accidentes escolares y su prevención en la etapa de 3.er y 4.º curso de Educación Primaria. Para ello, realizó un estudio en Navarra con 584 estudiantes matriculados en esos niveles, quienes expresaban, mediante un cuestionario abierto junto con la técnica de dibujo libre, cómo perciben situaciones de accidentalidad en su entorno cotidiano.
Según los datos de esa encuesta, los varones de 8 y 9 años presentan una mayor accidentalidad que las niñas, quienes “tienden a ser más cautelosas y a modificar su comportamiento si han sufrido previamente un accidente”. “La conciencia de una mayor percepción de riesgo por parte de los niños no conlleva que eviten los peligros o adopten conductas preventivas, lo que abre un potencial de intervención educativa para concienciar, reflexionar y anticipar conductas en este grupo”, explica la autora de la tesis, que ha sido dirigida por Inés Gabari Gambarte, profesora del Departamento de Psicología y Pedagogía de la UPNA.
Papel activo de los menores
La investigadora ha observado que, en este periodo infantil, los menores tienen capacidad de “reflexionar sobre su propia conducta y tomar decisiones relacionadas con el cuidado de su salud”. “En ocasiones, demandan ayuda del adulto, el profesorado o el personal no docente, para el desarrollo de competencias de salud. En este sentido, sería relevante incorporar a la enfermera escolar a este escenario, en cuanto profesional comprometido con la prevención, la promoción, la atención y el cuidado de la salud y el bienestar de la comunidad educativa”, señala Raquel Sáenz.
Además, para esta investigadora, “el desarrollo de competencias de prevención y promoción de la salud es uno de los principales desafíos de la educación actual”. “Aunque el entorno escolar desarrolla una vivencia de la prevención, que se pone de manifiesto en los planes de promoción y de educación para la salud en la escuela, integrados en el currículo oficial como área transversal, sería necesario que la citada educación para la salud se constituyera como un área propia. Poner en marcha competencias de prevención y promoción de la salud permite aprender, construir y desarrollar valores y actitudes que buscan estilos de vida saludables y la adopción de una cultura preventiva”, indica Raquel Sáenz. De hecho, el grupo de investigación Educación y Salud de la UPNA, al que pertenece, ha elaborado varias propuestas de intervención en el aula sobre este tema, como una herramienta multimedia (Segurikaschool) y una “wiki” (Salutogénesis en Primaria).
Breve currículum
Raquel Sáenz Mendía, diplomada en Enfermería y licenciada en Antropología Social y Cultural, ha trabajado como enfermera en diversos centros sanitarios. Especialista en Enfermería Pediátrica, ha compaginado en los últimos años su actividad asistencial en la UCI Pediátrica del Complejo Hospitalario de Navarra con la docencia en la Facultad de Ciencias de la Salud de la UPNA, donde actualmente es profesora sustituta de la docencia.
Su labor investigadora, que desarrolla en el grupo Educación y Salud antes citado, se centra en la educación para la salud en las distintas etapas de la vida con una mirada interdisciplinar. De hecho, ha publicado artículos relacionados con esta temática y ha participado en reuniones científicas nacionales e internacionales.