De izquierda a derecha, los investigadores de la UPNA que han participado en el proyecto: Eduardo Jaunsaras, Ignacio Matías y Juan Manuel Galindo
Trasladar la domótica de sistemas para vivienda a explotaciones ganaderas intensivas y mejorar así su control y seguridad. Ese ha sido el objetivo del proyecto “Centro de teleservicios de alta disponibilidad para explotaciones ganaderas intensivas, basado en soluciones domóticas y de telecomunicaciones” iniciado hace tres años y que, financiado por el Gobierno de Navarra, se ha hecho realidad con la prueba piloto puesta en marcha en una explotación en Oscoz. Los ingenieros de la Universidad Pública de Navarra, Ignacio Matías, Eduardo Jaunsaras y Juan Manuel Galindo han sido los encargados de diseñar el sistema y adecuarlo a las necesidades y requerimientos de las diferentes granjas.
Según indica Ignacio Matías Maestro, catedrático de tecnología electrónica, “hemos optado por emplear también para la gestión tecnología móvil, de modo que a través de internet o de una aplicación en el teléfono, el ganadero pueda tener total control sobre la granja”. En concreto, los ingenieros de la UPNA han adaptado los sistemas de domótica que se utilizan en vivienda a los requerimientos de las explotaciones intensivas de diferentes animales: ovejas, vacas, conejos, gallinas, etc. “En una vivienda lo que prima es el confort, mientras que en una explotación ganadera lo fundamental es la seguridad y control de los animales —explica Eduardo Jaunsaras Munarriz, ingeniero industrial y colaborador principal del proyecto—. Los parámetros críticos los establece cada usuario porque cada explotación es distinta: en una granja avícola el control de la temperatura es esencial para la puesta de huevos, mientras que en otras, por ejemplo, es necesario monitorizar la acumulación de gases, que puede producir la asfixia y muerte de todos los animales”.
El diseño de la instalación incluye dos tipos de dispositivos: ubicación de sensores, para detectar las variables, y de actuadores, para determinar qué acción se realiza. Por ejemplo, ante un fallo o variación en el sistema, los sensores lo detectarían y los actuadores ejecutarían las acciones predeterminadas por el usuario: abrir las ventanas, cortar el gas, suprimir el suministro de agua, aumentar la temperatura, etc. “Una vez que salta la alarma —señala Ignacio Matías—, el granjero determina cómo quiere que se actúe. Técnicamente hablando, todo es posible: abrir puertas, ventanas, subir o bajar temperatura, etc.”
Control a través del teléfono móvil
El sistema se controla a través de internet o de una aplicación que el ganadero descarga en su móvil. Si ha instalado webcams en la granja, puede ver lo que están grabando las cámaras. Además, accede a toda la información que recogen los sensores (temperatura, humedad, gas, etc,) y puede actuar, por ejemplo aumentando la calefacción si la temperatura es baja. Además, puede programar alertas, un aviso al móvil en el caso de que haya alguna situación anómala; por ejemplo, si se detecta la presencia de personas en lugares donde no deberían estar, si el rango de humedad del local supera los límites establecidos con anterioridad, etc.
“Lo importante es que los ganaderos sepan que esta tecnología existe, que se puede aplicar y adaptar a cada granja, que pueden tomarse unos días de vacaciones con la seguridad de que el entorno está controlado y, si ocurre algo, van a poder actuar con rapidez”, señalan los ingenieros.
En ese sentido, explican que trabajar en este proyecto “nos ha aportado conocimiento, saber las necesidades de un colectivo que desconocíamos. Por ejemplo, no sabíamos que hay distintos requerimientos para una explotación de vacuno dependiendo de si son vacas para producir carne o leche. Tampoco sabíamos que un fallo en la instalación de una granja puede desencadenar la muerte de todos los pollos; son casos relativamente frecuentes que, a veces, los seguros no cubren o son carísimos, y son fallos que con la nueva tecnología se pueden evitar”.
El proyecto ha implicado a diversos agentes: La Unión de Agricultores y Ganaderos de Navarra y el Instituto Navarro de Tecnologías e Infraestructuras Agroalimentarias aportan su conocimiento del sector y establecen qué parámetros son importantes en cada tipo de granja; las empresas Ingeniería Domótica y EGA Informática se responsabilizan de la instalación y del control informático, respectivamente. “Nosotros —indica Eduardo Jaunsaras— nos encargamos del diseño de la instalación. A partir de ahí, serán las empresas las que se encarguen de la instalación y comercialización del producto ya desarrollado”.
De momento, el sistema está funcionando en Oscoz donde el INTIA cuenta con un Centro de Inseminación Artificial en el que, principalmente, se crían cerdos y conejos. Entre las diferencias que han encontrado los ingenieros a la hora de adaptar el sistema a las granjas se encuentra la ubicación de webcams de vigilancia, que en viviendas no se utilizan; la complejidad de la instalación, que en los domicilios puede hacerla un electricista; y el hecho de que los sensores, al estar a la intemperie, son diferentes y requieren protecciones especiales.
Ignacio Matías destaca que “se trata de hacer innovación: intentar utilizar lo que ya existe y aplicarlo a nuevos entornos, como es el caso de las granjas”. Además tiene la peculiaridad de que “los sistemas de control que existen hasta ahora son sistemas cerrados, donde no hay margen de actuación. El ganadero, por ejemplo, no puede decir que su granja como tiene orientación sur necesita esto pero no lo otro, una individualización que con este proyecto sí abordamos”.