De izquierda a derecha, Francisco Javier Aramburu, Alfonso Carlosena y José Torres, en el momento de firmar el convenio
Representantes de la Universidad Pública de Navarra, Fundación “la Caixa” y Gestión Ambiental de Navarra han firmado un convenio de colaboración para el desarrollo de actuaciones de conservación de la biodiversidad de Navarra. En virtud de dicho convenio, la UPNA recibirá una aportación económica de 30.000 euros, por parte de “la Caixa” para desarrollar el proyecto “Efecto de técnicas de manejo sostenible del suelo en el ciclo del carbono en regiones agrícolas semiáridas”, que será liderado por el profesor de Edafología y Química Agrícola Alberto Enrique Martín.
El proyecto de investigación finalizará en junio de 2013 y tiene como objetivo evaluar el impacto de diferentes técnicas de manejo del suelo en el ciclo del carbono y conocer en qué medida se reduce la huella de carbono de los productos agrícolas de regiones semiáridas. Para ello, se analizarán diferentes parcelas de zonas semiáridas de Navarra sometidas a un uso continuado de diversas técnicas agrícolas frente a una parcela testigo donde en los últimos 17 años se ha desarrollado un manejo convencional del suelo.
Junto al profesor Alberto Enrique Martín, trabajarán en el proyecto los doctores ingenieros agrónomos Paloma Bescansa Miquel, Iñigo Virto Quecedo y María José Imaz Gurruchaga, así como la doctora en Ciencias Químicas María Concepción González Rego.
En el acto de firma del convenio han participado el vicerrector de investigación de la UPNA, Alfonso Carlosena García; en representación de “la Caixa”, Francisco Javier Aramburu Andueza; y en nombre de Gestión Ambiental de Navarra, José Torres Ruiz.
En virtud del convenio firmado, el Gobierno de Navarra, a través de la empresa pública Gestión Ambiental de Navarra, asume la gestión de las actuaciones previstas. Así, es esta empresa pública la que recibe los fondos aportados por Fundación “la Caixa” y, a su vez, los destina al desarrollo de actuaciones de conservación de la biodiversidad.
La huella del carbono
La huella de carbono determina la cantidad de toneladas de CO2 equivalentes a la producción de un bien o servicio. En el caso de los alimentos producidos con la actividad agraria, se espera que los resultados de este proyecto de investigación permitan al sector agroalimentario adoptar medidas que contribuyan a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en la producción de los alimentos.
El suelo está formado en su mayor parte por componentes inorgánicos, si bien son los componentes orgánicos lo que juegan un papel esencial en la estabilización de los suelos y en el desarrollo de la vida en ellos. El carbono orgánico llega al suelo, principalmente, a través de los residuos vegetales (residuos muertos de la parte aérea y subterránea de la planta) y de enmiendas orgánicas. El contenido y calidad de la materia orgánica son indicadores de la calidad de los suelos cultivados, especialmente en las regiones semiáridas y áridas.
En los suelos cultivados, el equilibrio del ciclo del carbono orgánico está alterado; principalmente porque una parte de la biomasa vegetal es exportada del sistema cada año (cosechada) y debido también a la alteración física que supone el laboreo. Precisamente, la pérdida de carbono orgánico está en la base de la degradación de muchos suelos agrícolas, por lo que los investigadores tratan de conocer qué sistemas de manejo del suelo permiten conservar e incrementar el nivel de materia orgánica que permanece en el mismo y, con ello, aumentar los beneficios agronómicos.