El vicerrector de Investigación, Alfonso Carlosena (izquierda), y Miguel Laparra, profesor de la UPNA y director de CIPARAIIS.
La Universidad Pública de Navarra ha presentado la publicación “El Impacto de la crisis 2007-2011. I Informe sobre Desigualdad, Pobreza y Exclusión Social en Navarra”, que ha sido elaborado por el Centro de Investigación para la Igualdad y la Integración Social (CIPARAIIS). El informe, que echa en falta un sistema de información sistematizado sobre la situación social navarra, ofrece una radiografía de la Comunidad Foral en la que, si bien se dan unos índices de desigualdad relativamente bajos, la pobreza severa se ha duplicado en los últimos años, afectando en la actualidad a cerca de 30.000 personas.
El CIPARAIIS es una plataforma de colaboración entre la Universidad Pública de Navarra y diversas entidades sociales que cuentan con un protagonismo probado en la atención a la población más excluida en Navarra: Cáritas, Cruz Roja, Fundación Gaztelan, Fundación Ilundain, y la Red de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social. Su objetivo es la investigación social aplicada sobre los problemas de desigualdad, pobreza y exclusión, sobre las causas que los generan y sobre las soluciones que se necesitan para enfrentarlos.
Este primer Informe que se presenta es el resultado de esta intensa colaboración en la que han participado 17 investigadores de la UPNA y más de 40 profesionales de las entidades sociales.
Según los datos de este informe, Navarra presenta unos índices de desigualdad relativamente bajos: el 20% de la población es 4,4 veces más rico que el 20% más pobre, un nivel similar al de Dinamarca, y el índice de Gini (indicador de la desigualdad de los ingresos dentro de un país) es de 0,25, situado entre Suecia y Finlandia. Esta desigualdad general no ha crecido mucho todavía con la crisis en Navarra. Tampoco ha crecido la población con bajos ingresos (bajo el umbral del 60% de la mediana equivalente): el 7,3% bajo el umbral estatal y el 17% bajo el umbral regional.
Pero la pobreza severa se ha duplicado: se situaba en un entrono del 2,3% hasta 2008 y ha pasado a moverse en torno al 4,2% en el periodo 2009-10. Entre 25.000 y 30.000 personas se encuentran por tanto bajo el umbral regional de pobreza severa, situándose en las peores posiciones de la Unión Europea. La pobreza infantil severa es más del doble que la media (9,1%). Las personas solas (8,8%), los desempleados (13,6%) y las familias de mayor tamaño (16% en las de 5 y más miembros) son las más afectadas. La pobreza severa femenina también es superior a la masculina (4,7%), habiéndose invertido la situación respecto de antes de la crisis.
El informe revela también que los pobres son ahora más pobres, ya que el déficit de ingresos ha aumentado notablemente, era del 29% en el periodo 2006-08 y es ahora del 50%. Los pobres deberían por tanto duplicar sus ingresos actuales para dejar de serlo.
La concentración del desempleo en ciertos hogares y la falta de protección social explican el aumento de la pobreza severa
El informe alude, por otro lado, a la incidencia del desempleo, mucho menor en Navarra (14%) que en el resto del Estado (23%) al acabar 2011. Sin embargo, advierte que el impacto del desempleo se concentra más en Navarra en ciertos hogares desfavorecidos: en el 6,5% de los hogares activos en Navarra, todos sus miembros se encontraban en paro. De ahí la proporción de hogares sin ingresos que registra la EPA, que eran el 1,4% en 2007 y ha ascendido hasta el 2,9% de los hogares, una proporción similar a la del conjunto estatal (3%). Esto supone 7.000 hogares en Navarra en los que el impacto del desempleo no puede ser compensado con la ocupación de otras personas.
El informe señala también que el sistema de protección social español, con plazo de caducidad para la cobertura de las situaciones de desempleo y necesidad social, se ha mostrado especialmente inadecuado para dar respuesta a las necesidades de una crisis de larga duración.
La existencia de la Renta Básica debiera haber evitado el crecimiento del volumen de hogares sin ingresos. Sin embargo, se comprueba que la intensidad de entradas y salidas del programa, los retrasos en la tramitación (4.000 hogares en lista de espera a finales de 2011) y el recorte en la protección que supone la nueva normativa parecen haber limitado notablemente su capacidad de cobertura. De hecho, las entidades sociales estiman ya que son unos 3.000 hogares los que han quedado fuera de la protección del programa debido al cumplimento de 24 meses de estancia. Un problema que no es exclusivo de los extranjeros, pues afecta también a las personas autóctonas y que no se limita sólo a los adultos, sino también a familias con niños.
Las entidades sociales, que han visto aumentar la demanda un 35%, han tenido que reorientar su atención hacia los problemas más urgentes con respuestas más asistenciales (ayudas económicas, comida, ropa,…), lo que está suponiendo que se tengan que dejar en segundo lugar otro tipo de intervenciones más orientadas a la promoción social y más eficientes a largo plazo. Por otro lado, asegura el informe, la reducción de ingresos no sólo afecta a las condiciones de vida, sino que está afectando también a la salud y a la autoestima de las personas, por la sobrecarga física y mental, está amenazando con cronificar las situaciones problemáticas y está aumentando la conflictividad en la convivencia.
En riesgo los avances en igualdad de género y en la integración social de la población inmigrante
Las mujeres han resistido mejor el embate de la crisis, manteniendo la tasa de empleo, incluso con algún ligero incremento (48,8% en 2011) y reduciendo la brecha con los hombres a menos de la mitad (10 puntos en 2011), indica el informe. También la brecha salarial tiende a reducirse, aunque aún representa un 21,1% en 2009. Y el desempleo, que afectaba a las mujeres el doble que a los hombres en tiempos de bonanza, se ha equiparado prácticamente en estos años y ya se sitúa sólo un punto por encima (13,3% en 2011).
En lo que se refiere a las condiciones laborales, la temporalidad sigue afectando más a las mujeres (29,1%) que a los hombres. También la parcialidad ya que un 82,5% de estos empleos son femeninos. El gran drama de la crisis es que mujeres y hombres nos estamos igualando a la baja, en la precariedad pero no en los derechos.
El trabajo doméstico y de cuidados se está incrementando en las familias responsabilizando de ello de nuevo a las mujeres. La maternidad y los cuidados siguen siendo asumidos por las mujeres en solitario en el 41% de los hogares en Navarra v con menores de 15 años, aunque el 70% de éstas tengan empleo remunerado.
Por todo ello, los hogares encabezados por una mujer presentan una probabilidad mayor de verse sin ingresos que los encabezados por varón (2,5% frente al 2%). Y la tasa de pobreza severa vuelve a ser mayor entre las mujeres, alcanzando un 4,7% en el periodo 2009-10. Un empleo más precario y el menor acceso a la protección social de las mujeres explican esta evolución.
Por el contrario, la crisis ha concentrado sus efectos en la población extranjera, que ha hecho de amortiguador para el resto. El 30% de las personas afectadas por el desempleo en algún momento (2008-2011) es de nacionalidad extranjera y el hecho de serlo aumentaría un 80% las probabilidades de haberse visto afectado. La tasa de desempleo de la inmigración extracomunitaria es 3 veces superior a la de nacionalidad española en Navarra: un 24% en 2011. Su tasa de empleo (un 60%) ha bajado 12 puntos, casi el triple que la población autóctona, aunque todavía sigue siendo superior en la población extracomunitaria.
La proporción de hogares sin ingresos en la población extranjera (6,4%) es cuatro veces mayor que en la población autóctona (1,6%), que ha visto aumentar muy poco esta problemática durante estos años. En un modelo de integración de la población inmigrante muy basado en su éxito en el mercado de trabajo, dice el informe, las experiencias de desempleo pueden poner en cuestión el proceso de integración social. No hay información muy desagregada para este grupo pero es apreciable, por ejemplo, un impacto significativo en la percepción de la salud: sólo 2/3 de la población extranjera califica su estado de salud como bueno o muy bueno, 23 puntos menos que en 2008.
Falta información sobre la situación social
El informe echa en falta en Navarra un abordaje profundo y sistemático del impacto social de la crisis, el volumen de hogares sin ingresos o la población en situación de pobreza y exclusión, que contrasta con el intenso seguimiento de los indicadores económicos relativos al PIB, el empleo o el déficit de la comunidad foral. Para los autores del informe, esta carencia es provocada, en buena medida, porque no hay un sistema de información de calidad para Navarra que permita conocer las condiciones de vida de los hogares más vulnerables. Tampoco se dispone de información pública sobre la población que acude a servicios sociales, sus problemas y la capacidad de respuesta de esta red y sus prestaciones o la demanda potencial que constituye la población en situación de pobreza y exclusión.
Frente a estas carencias, el CIPARAIIS se plantea un doble objetivo. Por un lado, aportar, en la medida de sus posibilidades, la información que la sociedad navarra necesita para plantear sus prioridades. Y por otro lado, reclamar a las administraciones públicas los medios necesarios para que esta información necesaria esté disponible para la ciudadanía y permita un proceso racional de toma de decisiones en este ámbito.
Un modelo social amenazado
Por último, el informe concluye que las tensiones sociales que está desencadenando la crisis en todos estos años y su prolongación en el tiempo, más allá de lo que nadie hubiese pronosticado en un principio, está poniendo en cuestión un modelo social y amenaza con llevarse por delante los logros sociales de muchas décadas. A juicio de los autores del informe, este proceso debería ser entendido como una pérdida de capital humano y de capital social que va a condicionar muy gravemente las posibilidades de recuperación, el modelo productivo y el modelo de sociedad que pueda configurarse después. Por ello consideran de gran interés que se revisen las medidas adoptadas y se construya un plan de rescate para los sectores sociales más afectados por la crisis.