Salta al contenido principal

La ingeniera de Telecomunicación Maite Martincorena Arraiza ha desarrollado en su tesis doctoral, leída en la Universidad Pública de Navarra (UPNA), bloques electrónicos de bajo consumo que puedan operar a frecuencia ultrabaja, con mínimo consumo de área. La finalidad de estos bloques, realizados con innovadoras técnicas de diseño microelectrónico, ha sido mejorar el funcionamiento de dispositivos asociados al internet de las cosas (IoT) en zonas donde hay grandes restricciones de área y energía.

zoom Maite Martincorena Arraiza en el campus de Arrosadia de la UPNA.

Maite Martincorena Arraiza en el campus de Arrosadia de la UPNA.

Su tesis doctoral tiene por título “Microelectronic design for Internet of Things in hostile environments” (Diseño microelectrónico para el internet de las cosas en entornos hostiles). Ha sido codirigida por el profesor Carlos A. de la Cruz Blas y el catedrático Antonio López Martín, del Departamento de Ingeniería Eléctrica, Electrónica y de Comunicación y miembros del Instituto Smart Cities de la UPNA , y ha obtenido la calificación de sobresaliente cum laude con mención internacional.

El internet de las cosas puede definirse como un sistema conformado por dispositivos informáticos que permiten interconectar objetos, animales o personas —que tienen identificadores únicos— con sensores y dispositivos electrónicos que detectan el entorno y envían datos a través de una red. Los datos pueden analizarse y procesarse automáticamente para monitorizar el estado y rendimiento del sistema, así como para detectar anomalías y actuar en consecuencia.

Miles de millones de dispositivos

Según explica Maite Martincorena, la cantidad de dispositivos IoT conectados en el mundo crece muy rápidamente. En 2022, el número de dispositivos se estimaba en más de 14.000 millones, cifra que para 2025 se estima en 27.000 millones.

“Los componentes básicos de los microchips (circuitos electrónicos) son los transistores —señala—. Su constante reducción en tamaño ha permitido miniaturizar tanto el microchip como el dispositivo. Y esto, unido a los avances en velocidad de conectividad, capacidad de cómputo y reducción de costes en soluciones tecnológicas ha contribuido a un mundo conectado donde muchas operaciones (industriales, económicas y personales) pueden optimizarse y simplificarse gracias a la tecnología”.

En ese contexto, hay redes de microsensores —como las que se utilizan para monitorización de salud o monitorización ambiental— que trabajan con señales de muy baja frecuencia (inferiores a 1 hercio) y que, al mismo tiempo, contienen interferencias que deben ser filtradas. “Por esta razón —indica la autora de la tesis—, el desarrollo de circuitos que operen a frecuencia ultrabaja manteniendo el mínimo consumo de área para aplicaciones IoT supone un gran reto de diseño”.

Mediante innovadoras técnicas de diseño microelectrónico, Maite Martincorena ha desarrollado bloques electrónicos (filtros, ampliadores, convertidores) de bajo consumo que pueden operar a frecuencia ultrabaja con mínimo consumo de área y superar los retos del diseño de nodos IoT con grandes restricciones de área y energía.

Breve CV

Maite Martincorena Arraiza es ingeniera de Telecomunicación por la UPNA. En 2018 se incorporó al programa de doctorado en Tecnologías de las Comunicaciones, Bioingeniería y Energías Renovables (TECOMBER), bajo la supervisión de los doctores Carlos A. De La Cruz Blas y Antonio López Martín. Durante la elaboración de su tesis doctoral realizó una estancia predoctoral de tres meses en el grupo Circuits for Neural Interfaces dentro del departamento Life Sciences del Interuniversity Microelectronics Centre (IMEC), en Lovaina, Bélgica.

Es autora de seis artículos científicos publicados en revistas internacionales y uno en congreso internacional. Además, ha participado en dos proyectos de investigación, financiados por el Ministerio de Ciencia e Innovación y la Agencia Estatal de Investigación (AEI).