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La Universidad Pública de Navarra (UPNA) celebró el pasado viernes, 4 de marzo, por la tarde, el acto de investidura de 88 nuevos doctores y doctoras que alcanzaron este grado, la máxima distinción académica otorgada por la universidad, entre el 1 de enero de 2018 y el 31 de diciembre de 2021. Presidido por el rector, Ramón Gonzalo, el acto tuvo como madrina a Isabel Sola Gurpegui, científica experta en coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En la ceremonia se hizo también entrega de los premios extraordinarios de doctorado.

Junto con el rector de la universidad y la madrina del acto, la mesa presidencial estuvo formada por el vicerrector de investigación, Francisco Javier Arregui, la directora de la Escuela de Doctorado de Navarra (EDONA), Mercedes Sánchez, y el secretario general de la institución académica, Roldán Jimeno. Al acto acudieron más de 460 personas, entre autoridades académicas, autoridades de la Comunidad Foral y amistades y familiares de las personas homenajeadas.

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La comitiva académica, a la llegada al aula Fernando Remacha

La ceremonia, a la que asistieron unos 450 invitados, contó con la presencia del equipo rectoral, de decenas de profesores y de autoridades de diferentes instituciones, entre ellas, el consejero de Desarrollo Económico y Empresarial, Mikel Irujo Amezaga; la directora general de Universidad, Ana Burusco Juandeaburre; la rectora de la Universidad de Navarra, María Iraburu Elizalde; y los anteriores rectores de la UPNA Alfonso Carlosena, Julio Lafuente López y Antonio Pérez Prados. Las piezas musicales ejecutadas en el transcurso del acto fueron interpretadas por Zura Quartet y el cuarteto vocal Scala.

Durante la ceremonia, se hizo entrega de los premios extraordinarios premios extraordinarios de doctorado correspondientes a las tesis defendidas en los cursos 2014/2015 y 2015/2016 y 2016/17 y 2017/2018. Las personas galardonadas y su ára  de conocimiento fueron Ainara López Maestresalas (Ciencias Agrarias y Agroalimentación), Iván Martínez Baz (Ciencias de la Salud), Patricia Aranguren Garacochea y Aritz Adin Urtasun (Ciencias y Tecnologías Industriales, Lucía Garcés Galceano y Emilio Pindado Tapia (Economía, Empresa y Derecho), Miguel Rodríguez de Vera Mouliaá y Juan Carlos GarcíaFunes (Humanidades y Ciencias Sociales); y Mikel Bravo Acha y Nerea de Acha Morrás (Tecnologías de las Comunicaciones, Bioingeniería y de las Energías Renovables).

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Vista general del aula Fernando Remacha

Tesis y menciones internacionales

El acto se inició con el desfile de la comitiva académica, formada por 143 personas entre profesorado doctor y los nuevos doctores y doctoras. Tras el saludo del secretario general tuvo lugar la intervención de la directora de la Escuela de Doctorado de Navarra (EDONA), Mercedes Sánchez García, que hizo un breve resumen de los estudios de doctorado en la UPNA y recordó que frente a la periodicidad bienal de la investidura de nuevos doctores y doctoras, “hoy celebramos la investidura de cuatro cursos académicos, por la problemática sanitaria mundial por todos conocida”.

Durante estos cuatro años se han defendido en la UPNA 189 tesis doctorales, el 48% de ellas con mención de doctorado internacional (requiere una estancia mínima de tres meses del doctorando o doctoranda en una universidad o centro de investigación internacional), “un dato especialmente destacable, ya que supone duplicar el porcentaje de tesis con dicha mención sobre años precedentes”, indicó.

Destacó del esfuerzo realizado en los últimos años por aumentar la empleabilidad de los egresados, “con instrumentos como los doctorados industriales, modalidad en la que ya están inscritos unos 40 doctorandos de la UPNA”, y señaló también que el 87% de las tesis defendidas recibieron la máxima calificación de sobresaliente “cum laude”.

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Isabel Sola, madrina de la ceremonia, durante su intervención.

Transformar el mundo

A continuación, tomó la palabra la madrina de la ceremonia, Isabel Sola Gurpegui, doctora en Biología por la Universidad Autónoma de Madrid y científica experta en coronavirus del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). En su discurso hizo un breve recorrido por la historia de la ciencia y el desarrollo del método científico. Destacó algunas características como la humildad, la perseverancia y la paciencia, porque “la investigación es incierta y no existen certezas absolutas”. Se refirió también al fracaso como parte inevitable de la ciencia y animó a los nuevos doctores y doctoras a que “un resultado negativo debería llevarnos a hacer una lectura positiva: nos dice que nuestra hipótesis hay que reformularla, nos enseña una lección y sirve de aprendizaje”.

Asimismo, señaló que “en la ciencia, como en la vida, es fundamental la transmisión del conocimiento y esto implica generosidad por parte de quien enseña y gratitud por parte de quien aprende”. Hizo hincapié en el valor del trabajo en equipo y en la cooperación; se refirió a que la investigación nunca puede construirse sobre la mentira; e hizo alusión a la necesidad de diferenciar la ciencia y la pseudociencia. “Como nuevos doctores y doctoras —los animó—debéis iluminar el camino de la ciencia, el camino de pequeños o grandes descubrimientos, porque todos ellos contribuyen a formar un ejército de conocimiento. Estáis llamados a transformar el mundo. Haced que esos avances sean siempre para mejorar y hacedlo siempre con humanidad”, concluyó.

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El rector en un momento de su discurso

El valor del doctorado

Tras la investidura de los nuevos doctores y doctoras, el acto concluyó con el discurso del rector, Ramón Gonzalo. “Hoy es un día de alegría y orgullo porque os incorporamos a todos como nuevos doctores y doctoras de nuestra universidad. Enhorabuena en mi nombre y en el de toda la comunidad universitaria y, especialmente, a quienes habéis conseguido un premio extraordinario”, señaló en sus primeras palabras.

Hizo un breve recorrido por la historia de los estudios de doctorado y se refirió a situaciones hoy en día inconcebibles: “A principios de siglo XIX al grado de doctor se presentaban únicamente aquellos estudiantes que por sus posibilidades económicas podían permitírselo, ya que se fue convirtiendo progresivamente en un acto multitudinario y costoso, sin ningún valor académico, en el que se incluían arengas, procesiones, corridas de toros e invitaciones sin fin”. En ese sentido, las primeras tesis leídas “dieron lugar a situaciones inadecuadas para la universidad, puesto que se trataba más de oratoria y lucimiento personal que de acto académico”. Aunque todo ello intentó regularse en el Reglamento de 1853, como hecho curioso —señaló el rector— se indicaba que “cuando se confiera en un solo acto la investidura del grado de doctor en la misma Facultad a más de un candidato (por ser hermanos los que lo solicitan), solo uno de ellos presentará y leerá el discurso y ambos obtendrán el título de doctor”.

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Foto de familia de los nuevos doctores y doctoras de la UPNA

En ese contexto, hizo referencia a cómo en los últimos 50 años tanto la evolución de la sociedad como de la universidad española “han convertido a esta en un espacio donde las nuevas ideas se discuten y contrastan con total libertad y espíritu crítico. La universidad se ha convertido en la institución líder en el desarrollo del conocimiento y en un país como el nuestro, donde el 70% de la investigación se realiza en las universidades, deberíamos ser conscientes y hacer consciente a la sociedad de que sin universidades no hay futuro, pero, a su vez, sin investigación no hay universidad y sin doctorandos/as, no hay investigación”. Ramón Gonzalo hizo especial hincapié en la importancia de la formación doctoral para el desarrollo social, científico y tecnológico. “Hay que trabaja, y mucho, para seguir ambicionando que nuestras empresas entiendan que un doctor o una doctora en su plantilla es el mejor camino hacia la innovación y que el valor de un doctor o doctora va mucho más allá del título de su tesis”

Concluyó su intervención expresando “nuestra solidaridad con la ciudadanía ucraniana” y reivindicando “la importancia de la paz y el diálogo como valores irremplazables para la coexistencia entre pueblos”.
 

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Foto de grupo del rector, Ramón Gonzalo, con quienes recogieron el premio extraordinario de doctorado. Primera fila, de izquierda a derecha, Mikel Bravo, Nerea de Acha, el rector, Patricia Aranguren y Aritz Adin; segunda fila, Ainara López, Juan Carlos García, Emilio Pindado y Lucía Garcés