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Los investigadores del Instituto IMAB (Institute for Multidisciplinary Research in Applied Biology-Instituto de Investigación Multidisciplinar en Biología Aplicada) de la Universidad Pública de Navarra Rosa Murillo Pérez e Iñigo Ruiz de Escudero Fuentemilla plantean combatir la polilla del boj mediante el uso de una bacteria como insecticida, “un procedimiento mediante el cual la bacteria produce determinadas toxinas que matan a las larvas de la polilla”. Proponen así un nuevo enfoque para el control biológico de una plaga tan problemática, tras haberse ensayado en la Comunidad Foral el uso de un parasitoide sin resultados significativos. Con esta estrategia comenzarán a trabajar el próximo mes de julio, en virtud de un nuevo contrato de investigación suscrito con el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra y la empresa pública GAN-NIK.

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Rosa Murillo e Íñigo Ruiz de Escudero en uno de los laboratorios de la UPNA

La plaga de la polilla del boj (Cydalima perspectalis) comenzó a ocasionar problemas en Navarra en 2014. El ensayo experimental, en colaboración con la empresa pública GAN-NIK, se realizó entre mayo y agosto de 2020, cuando tienen lugar las puestas de la polilla del boj. En concreto, se utilizó un producto biológico basado en un parasitoide del género “Trichogramma spp.”, pequeñas avispas que parasitan las puestas de insectos-plaga. “El producto —explica Rosa Murillo— son placas con huevos de otra especie, ya parasitados por estas avispas, que se colocan en las ramas del boj donde se alimenta la polilla. Las avispas del parasitoide emergen de la placa durante dos semanas y parasitan los huevos de la polilla, impidiendo que las larvas se desarrollen e interrumpiendo así el ciclo biológico de la Cydalima”.

Este método no se había utilizado hasta la fecha en Navarra para combatir la plaga de la polilla del boj, aunque sí en Cataluña. El ensayo se realizó en 5 ubicaciones (en Idocin, Cemborain y Valle de Esteribar), cada una de ellas con 9 parcelas delimitadas de 100 metros cuadrados cada una. El tratamiento se realizó en mayo- junio y julio-agosto.

Tal y como señala Iñigo Ruiz de Escudero, “los resultados obtenidos no fueron satisfactorios. El porcentaje de parasitación que se obtuvo fue insuficiente para hacer un control efectivo de la plaga. Es decir, la capacidad de reducir la presión de la población de polilla mediante este procedimiento no es suficiente. ¿Por qué? No lo sabemos con seguridad. Puede ser por las condiciones del boj en Navarra; hay muchos factores que influyen, como la altitud, el clima, etc; y, además, la polilla del boj es una plaga muy caprichosa: afecta a unas parcelas y no a otras, se mueve en una distancia, pero no en otra; no sube a determinada altitud…y no sabemos por qué”.

Nueva estrategia

Dado que una de las líneas de trabajo de su grupo de investigación Protección de Cultivos es el desarrollo y aplicaciones de bioinsecticidas, Rosa Murillo e Íñigo Ruiz de Escudero plantean la posibilidad de investigar en esa dirección. En este sentido, recientemente han firmado un contrato de investigación con el Departamento de Desarrollo Rural y Medio Ambiente del Gobierno de Navarra y la empresa pública GAN-NIK para buscar herramientas para el control biológico de la polilla del boj. En concreto, el próximo mes de julio se iniciará la prospección de zonas de Navarra con afecciones graves de la Cydalima para buscar o bien parasitoides o patógenos autóctonos con potencial para su desarrollo como agentes de control biológico.

“Nuestra línea de investigación son los insecticidas microbianos. Es decir, somos expertos en bioinsecticidas creados con virus o bacterias. Por ejemplo, hay una bacteria (Bacillus thuringiensis) que ya se utiliza como bioinsecticida para otras plagas: produce toxinas que matan a las larvas del insecto que queramos eliminar y así se rompe el ciclo reproductivo”.

Para conseguir ese control biológico de la polilla del boj, el objetivo ahora es encontrar una bacteria o virus específica para combatir esta especie. “Debe actuar específicamente en larvas de mariposas. Sí hemos encontrado algunas larvas de polilla del boj muertas a causa de la bacteria Bt (Bacillus thuringiensis) y otros patógenos, por eso nos gustaría investigar para ver qué posibilidades hay de desarrollar un bioinsecticida con la especificidad que requiere los sistemas forestales”, señala Rosa Murillo.

“La idea —apunta Íñigo Ruiz de Escudero— es poder encontrar y aislar cepas navarras naturales de este patógeno Bt. Entonces, se caracterizaría (mediante técnicas moleculares) la cepa de la bacteria y el producto se aplicaría en el boj para que lo coma la larva de la polilla del boj, que moriría por las toxinas que produce la bacteria”.

Otra de las opciones sería trabajar con baculovirus (un tipo de virus que solo afectan a insectos). “En ese caso, se recogen las larvas de polilla del boj y en laboratorio se observa si mueren o no por el virus. Sabemos que existen baculovirus que podrían actuar contra la polilla del boj, pero aún no los hemos encontrado aquí”.