Uno de los nuevos diagnósticos que incorpora la última clasificación de la NANDA Internacional (2021-2023) ha sido aportado por la enfermera navarra Paula Escalada Hernández, profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), en colaboración con la profesora Blanca Marín. En concreto, se tata del diagnóstico de Trastorno del proceso de pensamiento.
La última clasificación la NANDA-I incluye 267 diagnósticos enfermeros, 46 de ellos nuevos y de los que cuatro han sido validados por grupos de enfermeras españolas. El propuesto por Paula Escalada se identifica con el número 00279 y está clasificado dentro del dominio número 5, sobre percepción y cognición.
Paula Escalada Hernández es diplomada en Enfermería en la Universidad de Navarra, y doctora en Ciencias de la Salud por la UPNA. Su actividad docente se centra en las áreas de Fundamentos de Enfermería y TIC en Salud. En el ámbito de la investigación, sus principales líneas de trabajo son los lenguajes enfermeros y la innovación y desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas al cuidado. Es miembro del Grupo Investigación sobre nuevas prácticas en Enfermería (INNO-CARE).
Problemas con la función ejecutiva
El diagnóstico de Trastorno del proceso de pensamiento hace referencia, explica Paula Escalada, “a aquellos pacientes que tienen problemas con la función ejecutiva, con la toma de decisiones y la resolución de problemas en la vida diaria. En definitiva, que no pueden llevar a cabo ese proceso de pensamiento de manera que les permita tomar decisiones para ser autónomos. Resulta más frecuente en enfermedades de salud mental y demencias, sobre todo al principio cuando se presenta deterioro de la función cognitiva porque influye en la función ejecutiva: no saber elegir la ropa adecuada, no percibir peligros…”
En este sentido, la profesora de la UPNA describe situaciones incluidas en el citado diagnóstico a las que se enfrentan las enfermeras de Salud Mental y cómo las resuelven: “Te cuentan que tienen pacientes que sufren alucinaciones y trabajan con ellos sobre qué es real y qué no. No pueden eliminar completamente el síntoma de la alucinación, pero les pueden enseñar a distinguir que no es real y a seguir con su vida diaria a pesar de los síntomas. En definitiva, a llegar a ser autónomos con esa toma de decisiones”.
Objetivo de su tesis doctoral
El diagnóstico aportado por Paula Escalada sustituye a uno anterior, Trastorno de los procesos de pensamiento, retirado por falta de evidencia científica. De hecho, saber que lo iban a eliminar de la clasificación de la NANDA-I animó a la enfermera navarra a validarlo. “En ese momento estaba decidiendo el tema de mi tesis y había utilizado ese diagnóstico con mis pacientes en la Clínica Psiquiátrica Padre Menni, así que centré mi investigación doctoral en validarlo para que volviera a la clasificación”, apunta
En el desarrollo de su tesis, dirigida por la profesora Blanca Marín y el doctor Manuel Martín, encontró en la literatura que el diagnóstico era muy frecuente, “pero no estaba muy desarrollado desde el punto de vista conceptual”, detalla Paula Escalada. Para aumentar la evidencia científica, desarrolló teóricamente la nueva versión y posteriormente consultó a un panel de expertos de todo el país, tanto en metodología enfermera como a enfermeros especialistas en Salud Mental, para su validación de contenido.
Para esta fase, la profesora de la UPNA agradece la colaboración que tuvo por parte de la Asociación Española de Enfermería de Salud Mental (AEESME) y la Asociación Española de Nomenclatura, Taxonomía y Diagnóstico de Enfermería (AENTDE).
El desarrollo completo de la validación está recogido en un artículo publicado el pasado febrero en International Journal of Nursing Knowledge, revista de la NANDA-I. Actualmente, se está llevando a cabo un estudio para la validación clínica del diagnóstico.
“Los diagnósticos no son muy populares”
Aunque se confiesa “una romántica” respecto a los diagnósticos NANDA-I, Paula Escalada reconoce que estos no son “muy populares” entre la profesión. “Hay a quien le parecen útiles y los emplea, y otras enfermeras que los ven como más trabajo para registrar y que, además, te quita tiempo para estar con el paciente”, señala.
En su opinión, las clasificaciones de diagnósticos “nos permiten registrar de manera sistemática, comparar y obtener datos que se pueden explotar en investigación y que dan visibilidad a la labor de las enfermeras. También permiten identificar qué problemas de los pacientes atendemos de forma autónoma. Además, si no se registra, nuestro trabajo es invisible”.
Frente a países como Estados Unidos o Brasil, donde es habitual el empleo de la clasificación NANDA-I, la profesora de la UPNA explica que en España no hay uniformidad. “En muchas comunidades está integrado en los sistemas informáticos de gestión asistencial, pero en Navarra, por ejemplo, lo está en Atención Primaria, pero no en el Complejo Hospitalario”, concreta.
Recuerda por último que, en nuestro país, según el Real Decreto 1093/2010, de 3 de septiembre, los datos de Enfermería en los informes clínicos deben estar en formato de diagnósticos NANDA-I, intervenciones NIC y resultados NOC.
En cualquier caso, el próximo curso, cuando aborde la metodología en su asignatura de Fundamentos de Enfermería, Paula Escalada, lo reconoce, no va a poder evitar decirle al alumnado que ella ha desarrollado uno de los 267 diagnósticos de la última clasificación de la NANDA-I.