Alrededor de 200 estudiantes de Educación Primaria de cinco colegios de la Comunidad Foral participaron ayer, lunes 2 de octubre, en la calle Mayor de Pamplona en una coreografía dirigida por alumnado de Magisterio con motivo de los actos de celebración del 30.º aniversario de la Universidad Pública de Navarra (UPNA). Los menores, llegados de centros educativos de Irurita (valle de Baztán), Lodosa, Pamplona y Tafalla, recordaban con esta actividad de calle (frente al Palacio del Condestable) el más de siglo y medio de la fundación de las primeras Escuelas Normales, centro para formar a futuros maestras y maestros, además de homenajear a las Escuelas de San Francisco, donde estos últimos realizaban sus prácticas.
El alumnado de Primaria procedía de los siguientes cinco centros educativos: Colegio Público de Infantil y Primaria de Irurita; Colegio Público de Infantil y Primaria Ángel Martínez Baigorri de Lodosa; Colegio Público San Francisco y Colegio Concertado Esclavas del Sagrado Corazón (ambos de Pamplona); y Colegio Público de Infantil y Primaria Marqués de la Real Defensa de Tafalla.
La coreografía (ver vídeo), diseñada por Berta Echávarri Videgáin (profesora del Departamento de Ciencias de la Salud de la UPNA), fue dirigida por una veintena de estudiantes de la mención (especialidad) de Educación Física de los grados de Magisterio en Educación Infantil y en Educación Primaria (tanto en castellano como en euskera). La actividad, denominada “La Escuela y la UPNA bailan su historia”, había sido impulsada por la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales.
La actividad terminó con una chocolatada para todos los participantes en el Colegio Público San Francisco.
Apunte histórico
En las últimas Cortes de Navarra, celebradas en 1828 y 1829, se estudió un documento presentado por los únicos maestros de Primeras Letras que existían en Pamplona (Juan José García, Ezequiel Torrecilla, Martín José Loitegui y Felipe Huarte). En dicho documento se solicitaban las medidas necesarias para mejorar la enseñanza pública.
Así, en el Reglamento de 1831, se decía: "Las Escuelas Normales serán aquellas que, por el buen estado de su instrucción, designe la Junta Superior con el objeto de que aprendan en ella el arte de enseñar todos los que siguieran la carrera de maestro de escuela". Este reglamento contemplaba ya "la creación de maestras para las Escuelas de niñas". En 1840, se fundó la Escuela Normal de Maestros de Instrucción Pública. Un año después, en 1841, "Las Beatas" pasaron de ser una "escuela de niñas" a ser también "Escuela Normal de Maestras". En 1849, la Escuela de San Francisco fue designada como Escuela de Prácticas Aneja, bajo la dirección de José Chocolonea.
Ya en el siglo XX, en 1905, se inauguró el nuevo edificio de las Escuelas de San Francisco, obra del arquitecto Julián Arteaga. Entre 1967 y 1971, la Aneja de San Francisco se quedó pequeña y los alumnos de Magisterio se distribuyeron entre los colegios públicos de la ciudad y sus prácticas eran dirigidas y supervisadas por la Escuela Normal.
Por el Decreto 1381/1972 de 25 de mayo, las Escuelas Normales se integraron en las universidades y se constituyeron las Escuelas Universitarias de Profesorado de EGB (Educación General Básica). En 1987, la Escuela Universitaria de Profesorado de EGB de Navarra, dependiente de la Universidad de Zaragoza, se incorporó a la UPNA.
Desde 1849, las Escuelas de San Francisco han colaborado en la formación de maestras y maestros: primero, como única Escuela Aneja; luego, como centro de prácticas de Magisterio. “Desde entonces, no ha habido año en que dicho colegio no haya recibido estudiantes en formación inicial en Educación Infantil y Primaria, alumnado que han integrado, en la práctica de aula, la formación epistemológica, pedagógica y didáctica recibida, primero, en la Escuela Normal; después, en la Escuela de Profesorado de EGB y, finalmente, en la Universidad Pública de Navarra —afirma Miguel Rodríguez Wilhelmi, decano de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la UPNA—. Son, pues, 168 años de colaboración con la formación de maestros y maestras. No hay entidad que pueda acreditar esta colaboración tan extensa y esencial con la formación integral y la inserción laboral cualificada, acercando la realidad social a la comunidad universitaria e impulsando el progreso social”.