La Universidad Pública de Navarra (UPNA) lidera RedVitis, una red de investigación en viticultura formada por siete universidades y tres centros de I+D españoles. Este consorcio, que busca, entre otros objetivos, mejorar la transferencia de resultados al sector vitivinícola, ha sido seleccionado por el Ministerio de Economía y Competitividad dentro de la última convocatoria del Programa Estatal de Fomento de la Investigación Científica y Técnica de Excelencia, en el apartado de Redes de Excelencia, por lo que se le ha concedido a la UPNA una ayuda económica de 42.000 euros para los próximos dos años.
Además de la Universidad Pública de Navarra, participan en RedVitis las siguientes universidades: Illes Balears, La Rioja, Lleida, Navarra, Politécnica de Madrid y Politécnica de Valencia. A ellas se suman el IRTA (Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias) de la Generalitat de Cataluña y dos centros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC): el Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV), de Logroño; y el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (CEBAS), de Murcia.
El coordinador de la red es Gonzaga Santesteban, profesor titular en el Departamento de Producción Agraria de la Universidad Pública de Navarra y miembro del Grupo de Investigación Fruticultura y Viticultura Avanzadas de la UPNA, que dirige el profesor Bernardo Royo. Su trabajo investigador se desarrolla en materias relacionadas con el sector vitícola y frutícola; ha participado en numerosos proyectos de investigación, con financiación pública y privada; es coautor de 40 publicaciones de ámbito internacional; y, en la actualidad, preside el Grupo de Viticultura de la Sociedad Española de Ciencias Hortícolas.
Coordinación entre grupos diversos
De izq. dcha., los profesores Bernardo Royo, Carlos Miranda y Gonzaga Santesteban, miembros del Grupo de Investigación Fruticultura y Viticultura Avanzadas de la UPNA
“La relevancia económica de la viticultura en España, al ser el primer país del mundo en superficie de viñedo y el tercero en producción, ha propiciado la existencia de muchos grupos de investigadores en este ámbito—explica Gonzaga Santesteban—. Sin embargo, el grado de coordinación entre ellos es a veces insuficiente y, frecuentemente, unos no se benefician de la actividad y de los resultados de otros por la falta de comunicación, de estandarización de los procedimientos y de generación de bases de datos comunes”.
La red potenciará la comunicación entre los diez grupos de investigadores, cuyo trabajo abarca temáticas diversas como los aspectos genéticos, fisiológicos, agronómicos y tecnológicos de la viticultura. “La complementariedad entre grupos es evidente —indica Santesteban—, lo que aporta robustez y permitirá a la red poner en común enfoques diversos para la resolución de problemas de orden científico y también de transferencia de conocimiento al sector privado”.
La red quiere impulsar también las actividades de I+D+i, buscando su vertiente aplicada, y afrontar los desafíos de la investigación española en viticultura. En este sentido, Santesteban destaca los siguientes: “Explotar la diversidad genética de las variedades de vid de la Península Ibérica para potenciar la diversidad de los vinos españoles y realzar su tipicidad, como en Navarra, donde la UPNA ha creado un banco de germoplasma, en el que se conserva la diversidad de la variedad Garnacha; afrontar el efecto del cambio climático en las distintas variedades; e innovar, aplicando con sensatez las nuevas tecnologías al viñedo, como el uso de la agricultura de precisión, que recoge la información proporcionada por fuentes diversas, caso de drones, satélites o la observación directa del campo, para gestionar, de forma individualizada, cada parcela”.
La longevidad de las viñas
A estos temas objeto de estudio se suma una preocupación creciente por la longevidad de los viñedos. “Tradicionalmente, las vides podían vivir cien años o más, pero ahora se quedan frecuentemente en treinta –señala el investigador principal de la red—. Esta reducción obedece a la presencia de hongos de la madera. La manera actual de cultivar, con suelos más fértiles, ha acelerado el ciclo de producción, lo que provoca que las plantas sean más susceptibles de enfermar. De ahí la necesidad de coordinar los estudios sobre la materia”.