“Que la comedia se recree en el mal funcionamiento de lo colectivo —celebrando la estupidez, los accidentes, equívocos y confusiones— muestra que este posee también una vertiente valiosa para la experiencia y que, lejos de ocupar un valor residual, influye de modo relevante en los procesos sociales”. Así explica el sociólogo Óscar Tejero Villalobos el contenido de su tesis doctoral, leída en la Universidad Pública de Navarra, en la que reivindica que “también la estupidez puede tener un valor, pues es capaz de advertirnos de comportamientos peligrosos o problemáticos capaces de repetirse”.
Su trabajo de investigación lleva por título “La celebración de la ineficiencia social. Una aproximación a la dimensión cómica de la socialidad”. Ha sido dirigido por los profesores Ignacio Sánchez de la Yncera y Celso Sánchez Capdequí, del departamento de Sociología de la UPNA, y ha obtenido la calificación de Sobresaliente cum laude.
Óscar Tejero considera que el aprendizaje en cabeza ajena y la ocurrencia de errores, incluso de catástrofes que se suceden ante nosotros, pueden ayudarnos a abrir los ojos. En ese contexto, cita como ejemplo la figura del payaso quien “tradicionalmente puede cumplir un servicio comunitario semejante al del oráculo, en la medida en que se entiende que su conducta idiota permite destapar problemas potenciales o inminentes, aunque, en su caso, la manera de avisar de tales riesgos sea provocarlos”.
En opinión del autor, la ciencia social debe prestar atención a la parodia como una forma en la que se reproduce la vida social, ya que “la torpeza, el descuido y la estupidez se bastan a menudo para hacernos ver lo postizo de los órdenes y sus instituciones”
Escenarios diversos
En el transcurso de su investigación, ha explorado la cualidad ejemplar y modélica de la estupidez y la torpeza atendiendo a escenarios como la práctica de la interpretación religiosa, la enseñanza o la vida política en la corte, “donde los ejemplos de inhabilidad pueden cobrar un valor pedagógico, que hace comprensible que su producción se incentive e institucionalice de diversas maneras”.
El trabajo realizado se basa en la teoría sobre la comicidad desarrollada por Henry Bergson y los hallazgos de la sociología de George Herbert Mead. Apoyado en estas bases teóricas, el autor de la tesis mantiene que la parodia no debe ser comprendida exclusivamente como una forma de humor intencional. “En primer lugar, la parodia constituye una forma involuntaria, en la que se reproducen y se experimentan las sociedades y la cultura. La parodia emerge cuando los ámbitos sociales se copian a sí mismos de modo inercial y rutinario, calcando sus instituciones, organizaciones y normas, perdiendo así de vista la cuestión fundamental: en qué medida esos órdenes son capaces de dar cuenta a los nuevos problemas o de integrar la diversidad social”.
Oscar Tejero Villalobos es licenciado en Sociología por la UPNA (2001), donde realizó el Máster en Estudios Avanzados y acaba de obtener el título de Doctor en Sociología. En el transcurso de su actividad formativa realizó una estancia de un curso académico en la Facultad de Estudios Internacionales de la Universidad Prefectural de Yamaguchi (Japón), donde realizó estudios de ciencia política, antropología y enseñanza de idiomas. Asimismo, ha participado con comunicaciones en diversos congresos de ámbito nacional.