La viticultura de precisión, aquella gestión de viñedos que utiliza tecnologías como GPS, sensores, satélites o Sistemas de Información Geográfica, es una técnica que permite optimizar la calidad del vino al determinar las zonas de suelo uniforme donde las uvas pueden madurar mejor. Así lo aseguró en la Universidad Pública de Navarra el edafólogo Alfred Cass, un experto mundial sobre suelos, con más de cuarenta años de experiencia en docencia, investigación y consultoría para industrias del vino y hortícolas de Estados Unidos, Australia, Canadá y España.
Alfred Cass, doctor en Edafología por la Universidad de Natal (Sudáfrica) y profesor en universidades de Estados Unidos, Australia y Sudáfrica, acudió a Pamplona invitado por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos de la Universidad Pública de Navarra, donde impartió una conferencia sobre el papel del suelo en la producción del vino.
Maduración uniforme de la uva
Tradicionalmente, la calidad del vino se ha relacionado con el manejo de la viña, dejando así de lado el papel que desempeña el suelo en la producción de los caldos. “En el campo de la viticultura, este fallo, es decir, pasar por alto la variación natural de la tierra, frecuentemente tenía como consecuencia una calidad inferior del grano de uva, debido a un crecimiento y maduración desiguales”, explicó Alfred Cass, quien apuntó que “el carácter, la calidad y los rasgos que diferencian a un vino de otro se ven realzados si las uvas utilizadas han madurado de manera uniforme y completa”. “Esta afirmación implica que una maduración uniforme es un rasgo del terreno donde se cultivan las uvas”, añadió este experto.
En este sentido, la viticultura de precisión aprovecha, según Cass, “los nuevos avances informáticos, la detección remota de las propiedades medioambientales y las herramientas estadísticas y geoespaciales para la gestión de las variabilidades entre los viñedos, con el objeto de optimizar tanto el tamaño de la cosecha como su calidad, centrándose muy especialmente en la uniformidad de la maduración”.
De ahí que, para este experto, el objetivo fundamental de la agricultura de precisión sea “determinar las zonas de suelo uniforme antes de plantar las cepas o de delimitar las zonas de uniformidad en los viñedos existentes dentro de los que se puedan aplicar técnicas de gestión, puesto que las condiciones del suelo en el entorno de las raíces de las viñas han de ser tan uniformes como sea posible en relación con los factores claves del suelo que afectan a la salud de las cepas”. Entre ellos, citó factores biológicos (como el contenido de carbono orgánico), ciertos hechos físicos (los recursos hídricos o la disponibilidad de oxígeno) y algunos elementos químicos (por ejemplo, la presencia de ciertos tóxicos).
Estas propiedades del suelo pueden ser evaluadas gracias a una combinación de la observación edafológica manual tradicional (realización de calicatas o catas) con tecnologías de detección remota (GPS y Sistemas de Información Geográfica) “para crear imágenes espaciales, que han sido utilizadas con eficacia desde hace tiempo para aminorar o eliminar la variabilidad del suelo como factor reductor de la calidad del vino”. Otros desarrollos recientes (dispositivos de detección remota y sondas geotécnicas), unidos a tecnologías estadísticas y geoespaciales, se integran con la viticultura de precisión para valorar los suelos de forma automatizada, posibilidad que ya funciona comercialmente en Estados Unidos, según indicó Alfred Cass.