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“Ran”, de Akira Kurosawa, será la película que se proyectará el próximo miércoles, 13 de marzo, dentro del ciclo de Cine Imprescindible que organiza la Universidad Pública de Navarra y la Filmoteca de Navarra. El acto tendrá lugar a las 19.30 horas en la sala de proyecciones de la propia Filmoteca. El Ciclo “Cine Imprescindible. Encuentros de la Universidad Pública de Navarra en la Filmoteca” hace un recorrido cronológico del cine del siglo XX a través de dos películas de cada década consideradas "imprescindibles" y que serán proyectadas en versión original subtitulada al castellano.

El precio de la entrada es de tres euros, aunque las personas interesadas pueden adquirir un abono de diez entradas por 20 euros válido también para otros ciclos de la Filmoteca de Navarra. El precio para la comunidad universitaria es de 2 euros, por cada proyección, y de 15, en el caso de los abonos.

“Run” (1985) es una producción franco-nipona en la que Kurosawa traslada al Japón feudal la tragedia de Shakespeare "El rey Lear”. Se sirve de ella como punto de partida para hacer una aterradora disección de las pasiones humanas y crear un cosmos dantesco de muerte y locura, de guerra y lazos de sangre, de honor y ambiciones. Ese "caos" (en japonés, "ran") comienza cuando un poderoso y ya mayor "shogun" que ha luchado durante toda su vida por acrecentar y defender sus dominios, quiere dejar como heredero de los mismos al primogénito de sus tres hijos, exhortándolos a seguir conservando la unidad familiar ("Una flecha la puede partir un hombre, pero el haz de tres no se puede quebrar").

Pero el menor de sus descendientes le acusa de senilidad y se rebela contra la autoridad paterna, provocando la división y el enfrentamiento del clan, con lo que el anciano ve derrumbarse a sangre y fuego el mundo que conocía. Fruto de nueve meses de rodaje y de la proverbial meticulosidad de "El Emperador", Ran es una película de gran hondura dramática, revestida de una impresionante belleza plástica (Emi Wada obtuvo un Oscar por el vestuario), sobre todo en sus esplendorosas secuencias bélicas, llenas del sentido pictórico y coreográfico de su autor, a la altura de las concebidas por otros genios como Sergei Eisenstein u Orson Welles.