El Palacio del Condestable acogió, entre los días 22 y 25 de junio, la actividad formativa “Tratamiento instrumental del dolor miofascial. Técnica del gancheo”, enmarcada en los X Cursos de Verano de las Universidades Navarra y organizada por la Universidad Pública de Navarra.
Los fisioterapeutas y profesores de la Escuela Universitaria de Ciencias de la Salud de Manresa (Universidad Autónoma de Barcelona) Francesc Rubí y Ramón Aiguadé fueron los encargados de sentar las bases de la técnica del gancheo a 40 estudiantes y profesionales de Fisioterapia. “Es una técnica cada vez más utilizada por los fisioterapeutas. Por su eficacia y por complementarse con otros métodos y técnicas, se ha convertido en una buena herramienta de trabajo”, explicó Francesc Rubí durante la sesión teórica que abrió el curso. En ella, definió la técnica del gancheo, o técnica F.I.M (Fibrólisis Instrumental Miofascial), como la práctica “que devuelve al sistema miofascial su rango de movimiento normal mediante un gancho y sin atravesar la piel”.
Los orígenes de la técnica del gancheo se remontan a los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando el fisioterapeuta sueco Kurt Ekman, discípulo del traumatólogo y ortopeda británico James Cyriax, vio que el masaje transverso profundo de Cyriax no terminaba de funcionar en el tratamiento de las lesiones a nivel tendinoso. “Comenzó a investigar el tejido y descubrió dos tipos de problemas: por un lado, la presencia de adherencias en algunos tejidos, y por otro, la presencia de corpúsculos irritativos interaponeuróticos y mioaponeuróticos en los tejidos lesionados. Pensó en cómo tratarlos y, después de probar diferentes materiales, llegó al acero inoxidable e ideó los ganchos”, describió Rubí.
Estas herramientas destruyen las adherencias y los corpúsculos irritativos que causan la pérdida de la constancia en la composición y propiedades del tejido al provocar inflamación y pérdida de movilidad entre fascias. El empleo de esta técnica ha demostrado una gran eficacia en casos de dolor miofascial (tendinitis, síndromes tróficos, esguinces de ligamentos y roturas musculares, fascitis plantar, ciática, túnel carpiano, etc.), ya que proporciona un aumento de la movilidad tisular y una mejora de la homeostasis y del metabolismo del tejido.
Por el contrario, la técnica del gancheo está contraindicada en pacientes hipersensibles al dolor, en problemas de paratendinitis, cuando la piel y el sistema circulatorio se encuentran en mal estado, en celulargias, en pacientes tratados con anticoagulantes o cuando se sufre un proceso inflamatorio. En niños, ancianos y embarazadas no está contraindicado, aunque se exige un mayor cuidado.
Para lograr el éxito con esta terapia, Rubí consideró necesario “tener una buena anatomía palpatoria, una buena mecánica y que el tejido a tratar sea de calidad”. En este sentido, reconoció que de nada sirve ser el mejor gancheador y contar con el mejor gancho si el tejido del paciente no está en condiciones, “lo que depende de factores genéticos, nutricionales, de si el paciente fuma, es deportista o sedentario…”, aclaró.
En definitiva, concluyó que el objetivo de la técnica F.I.M “es mejorar la funcionalidad del paciente aplicando un tratamiento de máxima calidad”.
Curso práctico
Debido a que el gesto técnico es fundamental para el éxito terapéutico y para no poner en peligro las estructuras tratadas, el resto del curso fue eminentemente práctico, manteniendo una ratio profesor-estudiante adecuada para corregir eficazmente los posibles errores técnicos de los participantes en el curso. Para ello, se dispuso de camillas para que los asistentes, por parejas, pudieran practicar lo aprendido siguiendo las explicaciones de los expertos a través de una pantalla.
Las partes del cuerpo en las que se incidió con la técnica del gancheo fueron las caras anterior, posterior y lateral del muslo, las caras posterior y antero-externa de la pierna, la rodilla, el hueco poplíteo, el triángulo de Scarpa, el pie, las regiones glútea y lumbar, la espalda, la cara anterior del tórax, la cara antero-lateral del cuello, las caras anterior y posterior del hombro, del brazo y del antebrazo y la mano. Además, Francesc Rubí y Ramón Aiguadé enseñaron a tratar con el gancho neuralgias cefálicas.