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Del 3 al 29 de noviembre
Se han levantado pronto. Hay que encender el
fogón, calentar el agua, poner el pan y templar la
cocina. Y traer la leche, ir a la fuente a por el agua
de Arteta, al mercado, al puesto de la Josefa, recoger,
limpiar, fregar, vestir, amamantar, hacer la comida…
y luego recoger, limpiar, fregar, lavar y tender
la ropa, coser y planchar y si hace falta, cuidar a
algún pariente en cama. Y al final del día, tras una
jornada larga como una noche en vela, juntarse para
charlar en un corrillo, sentarse a la fresca o jugar un
rato a la brisca.
Cosas del día a día que pasan desapercibidas, como
esas manos para todo que las mujeres exprimen sin
derecho al descanso ni pago alguno. Y es que ellas
dedican a estas labores, tres veces más tiempo que los
hombres. Manos expertas en trabajos invisibles,
sin los cuales, la vida no sería posible, como esos mil
viajes a por agua o esas mil veces que llevaron a alguien
de la mano.
En palabras de la periodista Leila Guerriero, “la memoria
es una máquina de repartir justicia”. Por eso
mostramos a estas mujeres en sus quehaceres diarios.
Porque ese trabajo invisible es el que mueve el mundo.
Y esa justicia histórica hace que la memoria sea
reparadora.
Organización: Ayuntamiento de Pamplona