Herbario de la Universidad Pública de Navarra

Flora Pratense y Forrajera Cultivada de la Península Ibérica

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familia Leguminosae, Trifolium incarnatum L.: trébol encarnado

Nombres vulgares: trébol encarnado, trébol rojo, farrucha; pagotxa

Identificación: planta anual de 20-50 cm, pelosa. Hojas trifoliadas, con folíolos de obovales a obcordados, estípulas ovadas. Flores con la corola roja, más larga que el cáliz; cáliz con 10 nervios y dientes triangulares más largos que el tubo. Inflorescencia cilíndrica en la fructificación, pedunculada.

Forma biológica: terófito; floración: IV-VIII.

Requerimientos ambientales: ambientes templados y climas subtropicales. Baja resistencia a temperaturas extremas de frío y de calor y escasa resistencia a la sequía. No tolera el sombreo. Se desarrolla en distintos tipos de suelos aunque prefiere los sustratos neutros o ligeramente ácidos (pH 6-7).

Distribución y zonas de cultivo: nativa de Europa. Como cultivo forrajero se ha extendido a los demás continentes. Las principales superficies de cultivo en el oeste de la Península Ibérica.

Tipo de cultivo: forma pastos monófitos (cultivo forrajero) o praderas bífitas (con raigrás italiano) o polífitas. Se establece en secano y en regadío. En los climas más frescos se emplea como especie anual de verano, y en los más cálidos, como especie anual de invierno, en rotación con forrajeras de verano como el maíz (áreas litorales de Galicia).

Implantación y persistencia: implantación lenta pero su crecimiento inicial bueno. Su duración es anual. La resiembra natural no suele ser suficiente para asegurar la persistencia del pasto dada la escasa proporción de semillas duras. Dosis de siembra: 25-40 kg/ha

Interés forrajero: tiene interés como cultivo anual invernal, para aportar forraje de buena calidad a la salida del invierno. En Galicia, se han conseguido producciones forrajeras invernales altas, entre las 4-6 t ms/ha según la climatología y el momento de la cosecha. En el sudoeste peninsular se consideran más productivos y persistentes otros tréboles. Su calidad nutricional es buena debido a su alto contenido proteico, sin embargo, puede provocar meteorismo si se consume con avidez.

Formas de aprovechamiento: dado su porte erecto, la siega al inicio de la floración es la mejor forma de aprovechamiento de esta especie, aportándose en verde o conservándose mediate henificación (preferentemente) o ensilado. En pastoreo, los animales tienden a consumir las vistosas inflorescencias rojas, reduciendo la producción de semillas. No es aconsejable su aprovechamiento en fases tardías pues la especie embastece con facilidad y las inflorescencias presentan vellosidad rígida que puede dañar la boca de los animales.

Variedades: 'Auburn', 'Autauga', 'Dixie', 'Cardinal', 'Caprera', 'Contea', 'Inta', 'Pier', 'Viterbo', entre otras.

Comentarios: se emplea también como abono verde, enterrando la biomasa vegetal en plena floración para mejorar la calidad nutricional de los suelos pobres. Aunque ha sido un cultivo en regresión, al igual que otras leguminosas forrajeras, la implantación de prácticas agronómicas sostenibles están favoreciendo la recuperación de esta especie.

Bibliografía: Aizpuru et al. (1999), Duthil (1989), FAO (2007), Iglesias & Lloveras (1997), Lloveras (1987), Muñoz Rodríguez et al. (2000), Muslera & Ratera (1991), USDA-NRCS (2007).

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