Pablo Rodríguez Rodríguez, I Premio Alumni Distinguido

“La UPNA me enseñó a hacer algo nuevo cada día, a tomar riesgos y a no mirar atrás”

Ha trabajado en Microsoft Research en Cambridge, en Bell-Labs en Nueva York y en varias “start-up” de Silicon Valley (California), y actualmente es consejero delegado de Telefónica Alpha, la unidad de innovación que la multinacional tiene en Barcelona. Una carrera profesional de vértigo que empezó a fraguarse en la Universidad Pública de Navarra, donde Pablo Rodríguez Rodríguez se tituló como ingeniero de Telecomunicación en 1995.

¿Qué es Telefónica Alpha y en qué consiste tu trabajo?

Telefónica Alpha es una unidad de Telefónica dedicada a la innovación e investigación a largo plazo y con un alto nivel de ambición. Su papel fundamental es resolver problemas de gran impacto social que requieren avances tecnológicos y científicos importantes. El objetivo es derribar barreras o creencias que ya no son ciertas y que pueden crear oportunidades para cambiar el mundo. Áreas como la inteligencia artificial, el futuro de las redes, o la robótica serán claves para resolver estos grandes retos.

Estudiaste Ingeniería de Telecomunicación en la UPNA y nada más finalizar tus estudios te fuiste al extranjero para completar tu formación. ¿Siempre tuviste claro que tenías que continuar tus estudios en el extranjero?

La ciencia y la ciencia ficción se influyen mutuamente. A mí, personalmente, ambas me han influido mucho a largo de mi vida. Siendo niño y a medida que iba creciendo, siempre intentaba crear, construir o retocar cosas, montándolas de forma distinta o desmontándolas para seguir aprendiendo. Crecí en una sociedad en medio del cambio. A los avances tecnológicos obtenidos en décadas anteriores, se sumaron nuevos avances, como los ordenadores personales o la telefonía móvil. La vida te lleva allá donde puedes aportar y recibir más en cada momento. Yo he hecho un camino de ida y vuelta, buscando cómo la tecnología podía transformar la vida de las personas. Eso me llevó primero a Inglaterra, después a Suiza y finalmente a Estados Unidos. Ahora estoy devolviendo parte de lo que he recibido e intentando crear en España un entorno que permita retener nuestro talento y atraerlo de fuera.

En 2006 creaste el grupo de investigación de Telefónica I+D, pero muchos licenciados no ven tan claro convertirse en emprendedores, ¿qué pros y qué contras tiene emprender un proyecto por tu cuenta?

La innovación es invención más comercialización. Para innovar hay que salir del laboratorio, hablar con los clientes, probar e insistir, perder el miedo a fallar y asumir que no va a salir bien a la primera. Atraer el mejor talento posible y hacer que trabajen en equipos de gran nivel es imprescindible. Yo trabajo en Barcelona, que ha sido la gran apuesta de Telefónica para su Centro de Innovación. Podía haber sido cualquier sitio del mundo, pero esta ciudad posee el entorno creativo que necesitamos. Se está convirtiendo en un polo tecnológico mundial.

Has trabajado en Reino Unido y en EEUU. ¿Con cuál te quedarías de los dos?

Estados Unidos es un país en el que la capacidad de experimentación y de replantearse cualquier cosa es constante. Hay mucha fe en la tecnología. Reino Unido es muy parecido en ese sentido, aunque su foco se centra en el mundo financiero, pero es verdad que está empezando a apostar por el emprendimiento, un campo en el que Estados Unidos nos lleva varias décadas de ventaja.

Otra gran diferencia es cómo se convierte la ciencia en negocios y cómo se hace la transferencia de tecnología. En EEUU las empresas dedican a I+D un porcentaje equivalente al de otros países. Además, un reto pendiente es la financiación para emprender. En España todavía invertimos 20 veces menos que en EEUU, o 10 veces menos que Alemania. Y, por último, convertir publicaciones y patentes en negocio es otro objetivo pendiente. En España se crean 5 patentes por millón de habitantes, en Europa 27.

Tienes un currículum impresionante y entre tus colaboraciones destaca una con el chef Ferrán Adrià y otra con el Fútbol Club Barcelona. ¿Qué trabajo realizas para ellos?

Uno de los retos de Internet y de la tecnología es salir de su mundo y ayudar a la gente y los profesionales en su día a día, de manera transparente. Con el mundo de la cocina y del deporte hemos querido hacerlo a través de la tecnología de los datos, del Big Data. El Fútbol Club Barcelona, en alianza con Telefónica I+D y gracias a los datos recogidos con cámaras ubicadas en el estadio, que muestran dónde están los jugadores y la pelota en cada momento, puede conocer las jugadas óptimas, analizar patrones de juego o generar visualizaciones de movimiento y de zonas calientes. Lo mismo pasa en la cocina. El Big Data aplicado en el campo de la gastronomía y las ciencias culinarias permite a los cocineros inspirarse y crear nuevas propuestas culinarias mediante el análisis del Big Data de más de 100.000 recetas de todo el mundo.

¿Esperabas que te otorgaran el I Premio Alumni UPNA Distinguido?

Ha sido todo un honor y un privilegio. Es un premio que recibo con mucha ilusión por su significado, y con vocación de estímulo para los estudiantes que se plantean su futuro profesional. Un premio que resalta el papel que la UPNA ha realizado, con su capacidad de esfuerzo y calidad de la formación, ilusión y cercanía del profesorado.

¿Qué supuso para ti estudiar en la Universidad Pública de Navarra?

La UPNA me enseñó a hacer algo nuevo y que me diese un poco de miedo cada día, a tomar riesgos y a no mirar atrás. Desde mi primer contacto con un sistema UNIX como becario del departamento de Física a mi primera visita a una página web a través de un terminal del departamento de Informática, la Universidad guiaba mis pasos sin que yo fuera muy consciente de ello. Fue el trampolín que me llevó hacia el mundo de Internet y de la innovación.

Ahora vives en Barcelona pero ¿volverías a trabajar al extranjero o has regresado definitivamente para quedarte?

Paso bastante tiempo de mi vida viajando, tanto a California como a Nueva York, donde ejerzo de profesor en la Universidad de Columbia. Estar conectado a los polos de innovación del mundo es fundamental para saber qué está pasando y para poder anticiparte. Hoy mi reto está en España, pero también tengo claro que nada es para siempre. 

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