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Luis A. Camarero; Jesús Oliva
Paisajes sociales y metáforas del lugar.
Una exploración de la ruralidad itinerante en Navarra
ISBN: 84-95075-89-X
164 págs.; 17 x 24 cms.; Pamplona, 2002
Colección Ciencias Sociales, 12
14 euros
Reflexión sobre los procesos
que han convertido en itinerantes a las sociedades del cambio
de siglo, y sus efectos en nuestras relaciones con los lugares
(tendencias residenciales, patrones turísticos, etc.).
Se indaga asimismo en la configuración ideológico-cultural
que acompaña a esos procesos, y que da una nueva forma
a nuestras representaciones sociales (por ejemplo, sobre la naturaleza,
o sobre lo rural y lo urbano) y a nuestra propia disposición
ontológica (los sentidos de la identidad, de la pertenencia,
etc.).
Presentación: “Paisajes sociales y
metáforas del lugar. Una exploración de la ruralidad
itinerante en Navarra”
Reflexionamos en estas páginas
sobre los procesos que han convertido en itinerantes a las sociedades
del cambio de siglo y sus efectos en nuestras relaciones con los
lugares (tendencias residenciales, patrones turísticos,
etc.). La exploración indaga también en la configuración
ideológico-cultural que acompaña a los mismos dando
una nueva forma a nuestras representaciones sociales (sobre la
naturaleza, lo rural y lo urbano...) y a nuestra propia disposición
ontológica (los sentidos de la identidad, de la pertenencia,
etc.). Sin duda toda esta mudanza adquiere un calado profundo
aunque apenas identificamos hoy su manifestación embrionaria.
Su perfil, sin embargo, puede vislumbrarse ya en la ruralidad
navarra. Con este objetivo, definiendo el paisaje como el entorno
social sobre en el que los residentes constituyen sus estrategias
(familiares, laborales, de arraigo...) hemos identificado una
cartografía de este territorio. A continuación,
profundizamos a través de los discursos de los entrevistados
en figuras metafóricas de una realidad social heterogénea
(conformada por grupos residentes, ausentes e itinerantes), y
experimentada dialécticamente (en sus dimensiones física
social y simbólica).
LUIS A. CAMARERO es doctor en sociología.
Ha recibido el Premio Nacional de Investigaciones Agrarias (1993,
MAPA) y el Premio de Tesis Doctorales (1993, Colegio de Sociólogos).
En la actualidad es profesor titular del Departamento de Teoría,
Metodología y Cambio Social (UNED). Sus investigaciones,
que atienden a los aspectos metodológicos y la sociología
rural, se han plasmado en diversas publicaciones. Es miembro del
consejo de redacción de la revista Empiria (UNED, Madrid)
y Director Asociado de la revista Metodología de encuestas
(SIPIE, Sevilla).
JESÚS OLIVA es Doctor en Sociología
(Universidad Complutense, 1993) y Diplomado en Urbanismo y Ordenación
del Territorio (IEAL,1987). Ha sido profesor de sociología
en la Universidad de Castilla-La Mancha y actualmente es titular
en el Departamento de Sociología de la Universidad Pública
de Navarra. Sus investigaciones se han orientado al estudio de
los procesos de reestructuración rural-urbana y los mercados
de trabajo, dando lugar a diversos trabajos y publicaciones.
La colaboración entre ambos investigadores
arranca de su formación en el Seminario de Estudios Rurales
dirigido por el profesor José I. Vicente-Mazariegos (Josechu)
en el Departamento de Ecología Humana y Población
e la Universidad Complutense. Fruto de la misma son diversos trabajos
conjuntos sobre los cambios en las estrategias residenciales,
territorio y población o las áreas de montaña.
El más reciente ha dado lugar al libro Europe´s Green
Ring (Ashgate, 2001), editado por Granberb, L.Kovach, I. y Tovey,
H.
ÍNDICE: “Paisajes
sociales y metáforas del lugar. Una exploración de
la ruralidad itinerante en Navarra”
Prólogo 13
apítulo I.
Introducción. Explorando la ruralidad itinerante 19
1. Los lugares, la persona y la experiencia sobremoderna 22
2. La reestructuración rural-urbana y lo rural como categoría
sociológica 25
3. Itinerancia y reestructuración rural-urbana en Navarra
28
Capítulo II.
Paisajes sociales en Navarra 33
1. La observación de los paisajes sociales 34
1.1. El entorno social 36
1.2. Estrategias familiares y entornos sociales 36
1.3. El paisaje social como cartografía del entorno 38
1.4. Hacia la operacionalización estadística del
paisaje social 39
2. La delimitación de los paisajes sociales en Navarra
41
2.1. Los procesos estructurales 42
2.2. Los paisajes sociales navarros 43
2.3. Navarra: Mosaico de ruralidades 61
Capítulo III.
Metáforas y sentidos del lugar 63
1. Acerca de las metáforas 66
2. El lugar como constructo de sentido 68
3. Metáforas y sentidos de lugar en los discursos del arraigo
71
4. El sentido del lugar frente al entorno inmediato 77
5. El pueblo frente a Pamplona/Iruñea y las grandes ciudades
78
6. Alegorías de una política local 82
Capítulo IV.
Nosotros y los otros en la ciudad itinerante 85
1. Etiquetas nuevas para actores locales emergentes 88
2. Estaciones y tiempos de la ruralidad itinerante 91
3. Estrategias de arraigo asincrónicas: locales, nuevos
residentes y
gente del fin de semana 93
4. Los otros en el género y las generaciones: mujeres,
jóvenes y
mayores 95
5. Agricultores, asalariados e itinerantes 100
6. Inmigrantes antiguos y nuevos. Obreros envejecidos y recolectores
necesarios 101
7. La mirada del turista, los veraneantes y la ruralidad reflexiva
102
Capítulo V.
Los grupos conflictuales de la ruralidad itinerante 105
1. Ejes de colisión y conflicto en la ruralidad itinerante
107
2. Identidades, estilos de vida y los buenos usos del lugar 110
3. Los disputados sentidos del lugar y sus representaciones 113
Capítulo VI.
Apuntes para pensar la itinerancia 117
1. Pueblos, paisajes y campos sociales 120
2. Dialécticas del lugar y gestión local 122
Bibliografía 125
Anexos
Anexo I.
El proceso estadístico de definición de los paisajes
sociales navarros 141
1. La definición de las variables 143
2. El análisis de los componentes principales 146
3. El análisis de la clasificación 149
Anexo II.
El trabajo de campo cualitativo 159
Prólogo: “Paisajes sociales y metáforas
del lugar. Una exploración de la ruralidad itinerante en
Navarra”
Los hombres necesitan inventarse
a sí mismos sin descanso, necesitamos redescribir nuestra
realidad cotidiana y a nosotros con ella, otorgarle sentidos (aunque
estos sean perfilados a través del género, la generación,
o las identidades...). Se trata de una interesante tarea que produce
discursos, que pergeña metáforas y que se vale de
esos constructor de sentido, del imaginario magmático que
media nuestra percepción de la realidad y la instituye
(Castoriadis, 1975). Como sugiere la metáfora de Geertz
(1973) no somos sino arañas perdidas en la red de sentidos
y significados que hemos tejido y seguimos tejiendo sin descanso.
No somos sino “cuentos de cuentos” apunta Saramago.
Sin embargo, la revolución de los procesos productivos,
tecnológicos y capitalistas, ha demostrado una asombrosa
capacidad para pulverizar periódicamente nuestro mundo
material (la destrucción creativa que descubren Marx y
Engels en 1848) y vaciar de contenido las narrativas de los sentidos
locales sin reponer nada allí salvo una amalgama de signos
mercantilizados. Esta modernidad liquida (Berman, 2000), fluida,
que nos ha glocalizado sin remedio (Beck, 1998; Giddens, 1990)
ha convertido súbitamente cada lugar en una conexión
instantánea con el todo, una puerta estelar que nos abre
al planeta por la que llegan signos, sujetos, incertidumbres,
amenazas, otras culturas (con sus propias telarañas de
significados) y los media con su pretensión in-formativa
(Ibáñez, 1986; García Calvo,1989). No sorprende
que el primer efecto generalizado del hecho de compartir ese todo,
esta instantaneidad desigual, sean las respuestas que profundizan
en la exploración interior, pero que conducen indistintamente
a las interpretaciones creativas, defensivas o directamente nihilistas.
La sobremodernidad (Augé, 1992) que se ha manifestado trágicamente
en los acontecimientos 11 de septiembre venia ejerciendo ya un
nuevo orden material y simbólico que afecta a nuestros
sentidos y representaciones de los lugares, especialmente a las
metáforas de la ciudad como utopía, la eterna Jerusalén
sagrada (Vicente-Mazariegos, 1991). No sorprende que este lugar,
que ha orientado al Occidente cristiano a lo largo de su historia
y cuyos sentidos fueron raptados para ser reinterpretados en las
imágenes profanas de la metrópoli capitalista, haya
vuelto a jugar un papel desgraciado en esta historia, golpeando
a Nueva Cork, como metáfora densa del mito moderno (pero
para otros del mal, Babilonia), con una piedra desprendida del
sangriento altar sacrificial en el cual la Jerusalén se
ha convertido.
La naturaleza que adquieren los procesos sociales (sus dimensiones
políticas, culturales, imaginarias...) ha sorprendido sin
duda a los que pensaban que habíamos alcanzado una realidad
impecablemente organizada por el mercado y socialmente inodora,
incolora, aséptica. La desatención de las manifestaciones
de lo social y sus sentidos (los valores sociales, la desigualdad,
las identidades...) nos remite finalmente a sus formas más
obscenas y monstruosas. Sin duda los estudiosos de lo social tendremos
que seguir cazando mitos (Elías, 1970), midiendo los rasgos
que adopta, interpretando sus tendencias..., para ayudar a cambiarnos
y comprendernos con un ánimo nuevo. Aunque la investigación
social adopte los ritmos de mercados y se impregne progresivamente
de lógicas de rentabilización económica,
curricular, etc., adaptando sus procesos y tiempos a la oportunidad
política, la presencia mediática o las modas que
sugieren administraciones, empresas y otras fuentes de financiación.
Incluso a pesar de la aventura científica que conlleva
la exploración de la realidad social sucumba así,
con demasiada frecuencia, hacia la precipitación sobre
los caminos trillados y la inmediatez de los procedimientos estandarizados.
El trabajo que presentamos sin embargo ha tratado
de recuperar el tiempo y espacio del artesano para la maduración
de los interrogantes y, por tanto, los temas que se abordan no
pueden rentabilizarse en la oportunidad de ninguna de aquellas
coyunturas. No hallará el lector un informe de diagnóstico
ni nueva propuesta de comarcalización de los paisajes navarros.
Nuestro interés ha sido atender a proyectos de largo recorrido,
a tendencias sociales que adquieren significado en el tiempo.
Las primeras páginas tratan de mostrar
el contexto donde tienen lugar los procesos (demográficos,
productivos, ideológico-culturales...) que han transformado
las sociedades contemporáneas con unos cambios en gran
medida insospechados (hace solo unas décadas) pero que
hoy han sido identificados en todas las áreas industrializadas.
Así, el Capítulo I introduce y discute una reflexión
teórico-hipotética que ordena nuestro análisis
posterior, tratando de mostrar la relación de estos procesos
y los cambios en las representaciones y sentidos que atribuimos
a los lugares (vividos o imaginados) en la experiencia postmoderna.
Consideramos aquí también los efectos que estas
mutaciones han ejercido sobre las estrategias teórico-metodológicas
con la que los estudios sociales analizan lo rural y lo urbano.
A continuación, identificamos los procesos
anteriores en la ruralidad navarra. El Capítulo dos presenta
una tipología de paisajes sociales (definidos por la posición
del municipio según diferentes variables relacionadas con
las generaciones de sus residentes, las actividades y la movilidad)
donde han sido clasificados por todos los pueblos navarros. Se
muestran así distintos entornos sociales (paisajes) donde
son encastradas las estrategias y acciones de los residentes rurales.
A partir de ese trabajo iniciamos una incursión sobre los
mundos de sentidos y significados que los propios actores otorgan
a su experiencia con el lugar (la localidad, la pertenencia, la
identidad) explorando las metáforas con las que explican
esas relaciones (la experiencia del lugar, la singularidad local,
las representaciones del pueblo y las ciudades, los sentidos del
arraigo...) (Capítulo III). Dedicamos también otro
espacio a tratar los juegos de oposiciones y semejanzas mediante
los que se clasifican los grupos locales (Capítulo IV)
así como las colisiones y campos conflictuales que abren
las estrategias de apropiación simbólica del lugar
por estos grupos (de sus tiempos y espacios, de sus recursos y
significados...). Finalmente, el Capítulo VI vuelve sobre
las ideas iniciales y las tendencias que muestra nuestra investigación
para elaborar una reflexión hipotética y prospectiva
sobre las nuevas expectativas que toman forma en los escenarios
locales navarros. El libro se complementa además con dos
Anexos. El primero (Anexo I) muestra el proceso seguido para la
caracterización estadística de los paisajes sociales
y las variables utilizadas. El segundo (Anexo II) resume los criterios
considerados para la organización de los trabajos de campo
(selección y perfiles de las entrevistas, desarrollo del
campo, etc.).
Como se verá, hemos estudiado de forma más o menos
independiente la escala local y las representaciones sociales
en torno a esta experiencia. Pero no porque exista como una realidad
aparte, independiente y distinta (por un lado, la localidad –la
relación residencial con el lugar– siempre fue desbordada
por la comunidad –relación simbólico-cultural–
y, por otro, los sentidos atribuidos a lo local se hallan sin
duda también enlazados con otras redes de significados
que expresan sentimientos identitarios más generales).
Sin embargo, en la obra obviaremos estratégicamente estas
relaciones (profusamente analizadas desde otras especialidades)
para centrar nuestra mirada en los entornos sociales (paisajes)
y en el lugar (en cuanto constructo de sentido) y estudiarlos
como realidades sociales, bien porque el paisaje condiciona a
los actores (sus oportunidades, sus estrategias...), bien porque
el lugar media su experiencia a través de las representaciones
y sentidos que nosotros mismos le otorgamos.
Este trabajo nace con el proyecto “Escenarios
para el desarrollo rural en la Comunidad Foral de Navarra: Paisajes,
conflictividad y tendencias sociales”, financiado por la
Comunidad Foral de Navarra a través de las ayudas convocadas
en 1996 y realizado durante los tres años siguientes. El
desarrollo del mismo ha dado lugar a diferentes publicaciones
que avanzan resultados, analizan los procesos de reestructuración
rural-urbana en Navarra e identifican las estrategias residenciales
que confluyen en las nuevas tendencias migratorias (urbano-rurales)
así como las características sociológicas
de estos grupos (vid. Camarero, Oliva y Sanpedro, 1998; Camarero
y Oliva, 1999; Oliva y Camarero, 2001; Camarero, 2000; Oliva,
2001). Si bien estas primeras conclusiones se resumen y consideran
en el trabajo que sigue, hemos evitado volver sobre las ideas
y procesos allí discutidos con la misma profundidad. Remitimos
por tanto al lector interesado a los propios textos citados. Por
otro lado, los hallazgos del proyecto han sido también
presentados en otros foros especializados como las II Jornadas
sobre Estado de Bienestar y mundo rural (UPV/EHU-Gobierno Vasco,
Gasteiz, 19979, el I y II Cursos sobre Planificación y
Métodos de Intervención para el Desarrollo Rural
(UNED-MAPA, San Fernando de Henares, 1995, 1996), las Xornadas
sobre Actores sociais e factores de cambio no medio rural (Universidad
de Vigo-Xunta de Galicia, Monforte de Lemos, 1997), el XVII Congreso
de la European society for Rural Sociology (Chaina, Creta, 1997),
el Seminario Internacional sobre Ruralidades Posindustriales (UNED,
Madrid, 1998), el seminario Depeasanistation and Actors on European
Countryside (Instituto de Ciencia Política, Veszprem, Hungría,
1998), el VI Congreso Español de Sociología (A Coruña,
1998), el XVIII Congreso of the European Society for Rural Sociology
(Luna, Suecia, 1999), el Curso de Postgrado en Estudios Vascos,
(Euskolikaskuntza, Gasteiz, 1999 e Iruñea, 2000), el 24º
Colloque de la Association des Ruralistes Français (Toulouse,
Francia, 2000) y el V congreso Vasco de Sociología (Bilbao,
2001).
Nada de esto habría sido posible
sin la ayuda de los investigadores y doctorandos vinculados al
Departamento de Sociología de la Universidad Pública
de Navarra que se integraron en el equipo de investigación.
No hay una forma adecuada de expresar nuestro agradecimiento a
Olatz Berasategui, Mª Jesús Escribano, Raquel Marco,
Mikel Pagola, Mª Luisa Urmeneta y Javier Ventura, cuyo esfuerzo
para solventar los eternos imprevistos del trabajo de campo y
su probada paciencia frente a las insólitas demandas de
los responsables han sido, sin lugar a dudas, el principal recurso
con el que ha contado el proyecto. Deseamos agradecer también
los consejos de los compañeros del Departamento de Sociología
y de la Universidad Pública de Navarra especialmente la
ayuda de Inés García y de Jesús Barricarte
y los apreciados consejos de Olatz Muñoz, Peio Ayerdi,
José Manuel Legarra y Juanma Iranzo.
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