Tres proyectos de edificios construidos con espaguetis a escala reducida ganaron el II Concurso Nacional de Estructuras, celebrado en Pamplona. El certamen valoró las mejores maquetas analizando la competencia de sus estructuras respecto a una carga gravitatoria con el añadido de un movimiento oscilatorio, tal y como sucede en un evento sísmico real. Los proyectos estaban construidos con un kilogramo de espaguetis y cola.

El concurso, que se desarrolló con gran éxito en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Navarra, estuvo organizado por la Catedra Industria 4.0 del Colegio de Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de Navarra y la UPNA, Forjados Viarpre, FSGROUP Engineering, Nabrawind, Tetrace y la Universidad de Navarra.

En total participaron 70 concursantes de entre 18 y 30 años divididos en grupos, todos ellos estudiantes o recién titulados en estudio técnicos. Se presentaron finalmente 27 proyectos, en distintas categorías, todas ellas de edificación. El jurado, formado por representantes de las entidades organizadoras, destacó el “alto nivel de las estructuras presentadas, destacando diseños innovadores y realmente resistentes al movimiento sísmico”. Los premios contaron con una dotación económica de 1.000 euros en total.

De los cinco premios, el 1º y 3º quedaron desiertos al pertenecer a categorías de Aerogeneradores. Los ganadores:

  • Premio a la mejor capacidad estructural dentro de la categoría “Edificio sometido a seísmo (prueba oscilante)”: se valoró la mayor carga gravitatoria resistida ante un mismo movimiento oscilatorio (seísmo). El ganador fue Javier Serrano. Llegando a soportar una carga de 10 kg.
  • Premio al mejor diseño dentro de la categoría “Edificio sometido a seísmo (prueba oscilante)”: se valoró el proceso de diseño y resultado final más original. El equipo ganador estuvo formado por Javier Navarro y Xabier Martinez
  • Accésit para el mejor diseño de los estudiantes de la Escuela de Arquitectura de la UNAV: se valoró el proceso de diseño y resultado final más original. El equipo ganador estuvo formado por Lucas Brewer, Jesus Musitu y Carlos Viñeta

El objetivo del concurso fue que los estudiantes analizaran la competencia de sus estructuras respecto a una carga gravitatoria con el añadido de un movimiento oscilatorio, tal y como sucede en un evento sísmico real, y de hecho los test que se llevaron a cabo fueron similares a las pruebas que se realizan en ingeniería sísmica profesional.

Para ello, sirviéndose de una mesa especial, con una máquina construida para tal fin por una de las empresas organizadoras, que permite replicar el movimiento sísmico para dos estructuras a la vez, los estudiantes variaron en las pruebas las fuerzas sísmicas en función de la resistencia que mostraron las estructuras. En su elaboración se podía emplear como máximo un kilogramo de espaguetis y ayudados de una pistola de silicona caliente tenían que construir un edificio con una cimentación de 60 cm de base y una altura de algo más de un metro.