Salta al contenido principal

El periodista y activista nigeriano Philip Obaji Jr. y la entidad sin ánimo de lucro Fundación Wassu han obtenido “ex aquo” el Premio Internacional Jaime Brunet a la Promoción de los Derechos Humanos de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), cuyo fallo se ha dado a conocer hoy, viernes 9 de diciembre, víspera del Día Internacional de los Derechos Humanos.

zoom De izda. a dcha., el presidente del jurado, Joaquín Mencos, y el vocal Patricio Hernández.

De izda. a dcha., el presidente del jurado, Joaquín Mencos, y el vocal Patricio Hernández.

De Philip Obaji Jr., el jurado ha destacado su “valiente actividad como periodista” por su documentación de “más de un centenar de abusos contra los derechos humanos cometidos por parte de mercenarios del Grupo Wagner y sus aliados en África Occidental, especialmente en Mali y la República Centroafricana, a pesar de las amenazas, en un contexto extremadamente peligroso, desenterrando y retratando vívidamente las historias individuales de personas desplazadas y refugiadas en África Occidental y Central”, entre otros aspectos. En el caso de la Fundación Wassu, el jurado ha subrayado su trabajo de “decidida lucha contra la mutilación genital femenina” desde su creación en Gambia en 1999 por la profesora Adriana Kaplan, antropóloga y catedrática de Transferencia Social del Conocimiento de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

El nombre los premiados se ha desvelado en un acto en el que han estado presentes Joaquín Mencos Doussinague, presidente del jurado y vicepresidente de la Fundación Brunet, y el vocal de la Fundación Patricio Hernández Pérez. El premio está dotado con 36.000 euros, cantidad que se repartirá a partes iguales entre la persona y la entidad premiadas, esto es, sendos 18.000 euros.

Violaciones, torturas, amenazas de muerte y lucha contra la MGF

En el caso de Philip Obaji Jr., el fallo también destaca su “cobertura informativa de las víctimas de Boko Haram en Nigeria y de los abusos cometidos contra las mujeres en Mali, vendidas a traficantes en Níger”, así como la denuncia del “empleo de Facebook por parte de los traficantes para explotar a los refugiados cameruneses en Nigeria”, labor que ha contribuido “a la sensibilización de los gobiernos y los actores humanitarios”. El periodista africano es corresponsal del periódico “The Daily Beast”, desde donde realiza su labor de denuncia de estas violaciones de derechos humanos.

Tal y como se explica en la documentación de la candidatura al premio, el periodista desarrolla su labor en un contexto muy peligroso. Algunas de sus fuentes en la República Centroafricana han sido asesinadas o han desaparecido en “circunstancias misteriosas” y él mismo ha escapado de un intento de captura de Boko Haram. Además, tal y como se detalla en la candidatura, su foto circula en foros de internet de trolls rusos, donde es señalado como un “agente del mundo occidental” que debe ser eliminado, debido a sus denuncias sobre el grupo paramilitar ruso Wagner que, además de operar en África, también lo hace en Ucrania. En ambos lugares, el periodista ha documentado y denunciado violaciones, torturas y asesinatos a manos de estos mercenarios.

En cuanto a la Fundación Wassu,  algunos de los logros más destacables en Gambia, tal y como se detalla en el fallo, han sido los de levantar el veto que prohibía hablar de la mutilación genital femenina (MGF), la propuesta de un ritual alternativo de “iniciación sin mutilación”, la realización de estudios clínicos que aportan evidencia científica sobre las consecuencias para la salud de esta agresión, la organización de foros internacionales para abordar la cuestión, la creación de un Programa Nacional de Formación a profesionales de la salud, el desarrollo de un currículum académico junto con la publicación de un manual en prevención y atención (incorporado en todas las escuelas de Ciencias de la Salud de Gambia), y, por último, la promulgación en 2015 de una ley que prohíbe la mutilación genital femenina en este país africano.

En Gambia, se calcula que 12.623 personas han sido beneficiarias directas de las acciones de sensibilización y formación implementadas por la Fundación, que trabaja promoviendo y asegurando el abandono de la MGF entre las futuras generaciones. Además, la metodología diseñada e implementada ha sido también exportada a Kenia, Tanzania y Senegal. Tal y como se pone de manifiesto en el fallo, todas estas actividades “han tenido, además, su réplica en España, donde se ha desplegado una decisiva intervención preventiva contra este tipo de prácticas en nuestro país”.

La Fundación y el Premio Brunet

La Fundación Jaime Brunet es una fundación cultural privada, cuyos fines son el fomento del respeto a la dignidad humana, a las libertades fundamentales y a los derechos humanos, así como la erradicación de situaciones y tratos inhumanos o degradantes. Entre otras actividades, convoca el premio Jaime Brunet Romero con el fin de distinguir un trabajo científico, literario o audiovisual o la trayectoria de una persona o institución que haya destacado en la promoción de los derechos humanos. En total, la fundación ha concedido desde 1998 veintidós Premios Internacionales Jaime Brunet; el último, en 2021, a Monseñor José Luis Azcona.

Jaime Brunet Romero (Bayona, Francia, 1926-San Sebastián, Guipúzcoa, 1992) nació en una familia de emprendedores catalanes que se había asentado en el siglo XVIII en Guipúzcoa (donde desarrollaron una importante actividad industrial). Educado con un talante liberal y crítico con la época que le tocó vivir, fue encaminado a la carrera de Derecho por su padre, Jaime Brunet Goitia, jefe local del Partido Republicano y que llegó a ser teniente de alcalde del Ayuntamiento de San Sebastián, donde ya habían ocupado la alcaldía su abuelo y bisabuelo. Cursó sus estudios en la Universidad de Valladolid, en la que ejerció como profesor ayudante.

Su afición destacada por la lectura se acompañó por el interés de aprender idiomas, con los que pudo desenvolverse con facilidad en sus numerosos viajes, que le llevaron, a pesar de las dificultades de su tiempo, a recorrer más de treinta países. En estos viajes, según confesaba, captó y comprendió cuánta discriminación y violencia, cuánto abuso de los poderosos sobre los débiles existen aún en nuestro siglo, y con qué facilidad se conculcan diariamente los derechos más elementales de la persona humana.

En los últimos años de su vida, su sensibilidad por la situación de los derechos humanos y la defensa de la libertad del ciudadano se convirtieron en su constante preocupación. Al no tener descendencia directa, y movido por sus sentimientos que le rebelaban contra las actuaciones injustas, decidió legar su fortuna para crear, a su fallecimiento, la fundación que, con su nombre, se dedicara a divulgar los derechos humanos y a premiar a quienes, por su trabajo en defensa de ellos, se hicieran merecedores de este reconocimiento. De este modo, se creó la Fundación Jaime Brunet Romero, con residencia en la Universidad Pública de Navarra, según su voluntad testamentaria.